Alejandro González Iñárritu y su “wéstern” con “El renacido” Leonardo DiCaprio y el baño de luz de Emmanuel Lubezki, favoritos para la gala de los Oscar, mañana domingo. Los Ángeles, para cabreo de Donald Trump, volverá a ser ‘”nvadida” por el tequila y el chile mexicanos…
Emmanuel Lubezki no habla de luz sino de sensaciones. Busca la esencia de lo natural, pero utiliza las nuevas herramientas de la tecnología digital. Habla de su comida, de su cultura, de la política de México que le hace quién es mientras se le escapan vocablos en inglés de lo mucho que lleva en Los Ángeles. Es un hombre, como dice su director y amigo Alejandro González Iñárritu, al que le gusta vivir al borde del precipicio pero su huella en la historia la dejará en el escenario del teatro Dolby, en Hollywood, donde con toda seguridad este domingo, 28 de febrero será el primer director de fotografía que consiga tres premios Oscar consecutivos.
Callado de trato y acostumbrado a que sus amigos le llamen “El Chivo”; hablar con Lubezki de fotografía es una clase magistral donde él es lo que menos importa. Prefiere dar gracias por los “regalos de la naturaleza”, esos momentos inesperados que fue capaz de captar en una película rodada en su totalidad en ubicaciones naturales de Canadá y Argentina. Como la avalancha que se ve al fondo en uno de los momentos finales del filme. O esa aurora boreal que pintó de verde las llamadas montañas de la Fortaleza, en Canadá. También da crédito a la metodología de Leonardo DiCaprio, un actor que puede recibir el primer Oscar de su carrera y que Lubezki admira tanto por su preparación clásica como su capacidad de improvisar y someterse a las duras condiciones de un rodaje.
Da igual que hasta la presidenta de la Academia, Cheryl Boon Isaacs, destroce su nombre. La fuerza del realizador mexicano, Alejandro González Iñárritu, se impuso un año más en las candidaturas de los Oscar consiguiendo 12 nominaciones para su último trabajo, “The Revenant” (El Renacido).
La película favorita para mañana en los Oscar es un homenaje a los grandes maestros soviéticos Andrei Arsenyevich Tarkovsky, sobre todo Andrei Rublev, los mejores ejemplos de directores de películas de sobrevivencia del género “hombre-contra-naturaleza”, comentaba en una entrevista.
“Hemos querido honrar a la tradición original del cine, cuando los directores iban a los sitios y afrontaban desafíos. Creo firmemente que debería ser un ejemplo de cómo habría que realizar las películas”.
Entre otros parecidos, “El Renacido” comparte con los anteriores filmes un rodaje real, en condiciones extremas, sin apenas el uso de ordenador y efectos digitales, lo que produce en pantalla la misma diferencia que entre comida natural o genéticamente modificada, según Iñárritu: “Hemos perdido el sabor de lo real. El año pasado fui con mi familia a Perú, a Cuzco, probé uno de esos maíces que venden por la calle y casi lloré, porque me recordó de cuando era un niño y del sabor que tenía en México. Cuando pruebo un mango en la playa en México pienso: ¡Qué demonios! Cuando lo hago en EU, simplemente no sabe a nada”.
México, esa tierra negra y solar, le duele. “La corrupción es tal que ha llegado a los niveles más básicos de la vida. Antes se secuestraba a los ricos, ahora el tipo que vende vegetales o refrescos en la calle, el que arregla llantas, la gente más humilde es extorsionada. Ya no es que los gobiernos sean una parte de la corrupción, sino que el estado es la corrupción”, comenta Iñárritu, somete la cuestión al movimiento pendular de su cámara mental: ¿Quién es el culpable de la corrupción? ¿Somos nosotros, son ellos, o ellos somos nosotros?
Leonardo DiCaprio compartirá su Oscar con el oso de “The Revenant” y con la camada única de mexicanos. “Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien. Hoy puede ser un gran día y mañana también. Hoy puede ser un gran día, duro, duro, duro con él”, dice el cantante y poeta español Joan Manuel Serrat. Muchos momentos maravillosos de nuestras vidas les debemos a los Serrat e Iñárritu.












