La noticia del hallazgo la tarde de hoy de dos presuntos artefactos explosivos en otra embarcación de la malhadada naviera cozumeleña Barcos Caribe, debe ser investigada para saber quién o quiénes pudieran estar detrás de esta serie de sucesos que parecen enfocados a darle la estocada final a la empresa cuya propiedad se le atribuye a la familia del ex gobernador Roberto Borge Angulo.
A una semana de la explosión en un Barco Caribe en el muelle de Playa del Carmen que dejó 21 personas heridas -turistas extranjeros entre ellas- como saldo y la posterior suspensión de actividades decretada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), dos supuestas ‘bombas’ de manufactura casera fueron encontradas atadas en la proa y en la popa de otro navío de la misma empresa, lo cual prendió los focos de alerta nuevamente entre las autoridades… pero también las sospechas.
Porque trascendida la noticia del hallazgo con el consabido impacto mediático que ello generó, otras versiones se han desencadenado y analizándolas con fría lógica permiten suponer que podría tratarse de un auto sabotaje, con dos propósitos que no se antojan descabellados:
- La victimización política de los Borge como dueños de la naviera, que al igual que años atrás (en su primera etapa) ya operaba en números rojos y con los permisos a punto de vencer.
- Al borde de la quiebra financiera y sin ninguna salida viable, la destrucción programada de sus barcos a fin de poder cobrar los seguros y recuperar en parte el dinero invertido. Aunque de por medio, claro, se jugara la integridad o la vida de unos cuantos pasajeros.
Y es que los dos artefactos encontrados hoy, estaban colocados en el casco del Barco Caribe II, uno en la proa y otro en la popa, dejando entrever la malévola intención de hundirlo por completo en caso de haber detonado… con la salvedad de que esa embarcación tenía más de un mes fondeada, sin operar, frente a la Capitanía de Puerto en Cozumel.
¿Con qué finalidad se pueden colocar ‘bombas’ en un barco en desuso, que lleva a la vista de todos un mes sin navegar? Con una sola, ceeemos: la del escándalo mediático que genere temor entre la sociedad y los turistas. Y de paso, compasión colectiva por los “desafortunados” empresarios navieros, víctimas supuestas de esta perversa campaña.
Además, existe el plus que abona al “sospechosismo”, de que fueron empleados de la propia empresa los que difundieron a los medios de comunicación de Cozumel, antes que a las autoridades, la “noticia” y las fotos de los presuntos artefactos hallados bajo su barco. Más pruebas de una conspiración para auto victimizarse, no pueden haber.
Barcos Caribe, rescatada con dinero público durante el gobierno de Roberto Borge de la quiebra financiera en que la hundió hace años la mala administración familiar, se sigue hundiendo y hace agua por varios boquetes legales y jurídicos encima de su línea de flotación.
Su quiebra se hace inminente y es cuestión de días, pero mientras tanto deben autoridades federales como Marina, Sedena, PGR, SCT y SAT, tender un cerco de vigilancia sobre sus navíos y su personal, para que no vuelvan a ocurrir hechos trágicos o sospechosos, como el de este jueves. La seguridad de los usuarios, en su mayoría turistas, debe privilegiarse por encima de los intereses personales de un clan familiar que busca urgentemente la salida, pero sin discreción ni silencio.