Jorge González Durán
Benjamín Castro Herrera, un cancunense comprometido con su ciudad, ha hecho una pro-puesta sensata y al mismo tiempo radical –es decir, que va a la raíz- para darle un rumbo humano e integral al futuro del principal destino turístico de México, del caribe y de Lati-noamérica. Esta columna retoma algunos puntos de la visionaria propuesta:
Se propone para nuestra ciudad un nuevo Plan de Desarrollo Urbano, y me parece que no es el instrumento de alcance suficiente para incluir los requerimientos y pro-blemas que enfrenta Cancún.
Nuestra, ciudad requiere un Plan Integral de Desarrollo.
-Cancún como destino turístico en conjunto, carece de atractivos e instalaciones para los residentes y visitantes, fuera de sus recursos naturales, y de los hoteles mismos. La vida nocturna de Cancún ofrece mínimas opciones, y termina casi en su totalidad antes de media noche, las manifestaciones culturales son limitadas, a pesar de contar entre nosotros, con exponentes de calidad internacional en diversas disciplinas de alta cultura; los lugares de reunión, para visitantes y residentes son instalaciones comer-ciales y poco, muy poco más.
-La delincuencia se ha multiplicado, incluso con el aporte de delincuentes extranje-ros, lo que ha obligado al cierre de negocios y empresas, y ha llevado a la pérdida de vidas y empleos.
-Cancún participa poco de la economía del turismo, padece de un déficit de producti-vidad que merece ser atendido y resuelto.
La parte norte de Quintana Roo consume aproximadamente 1,500 millones de dóla-res al año en alimentos, bebidas y suministros de operación para el turismo; Cancún produce poco, muy poco de esto.
-Las oficinas públicas están dispersas y carentes de estacionamientos para vehículos que congestionan las calles…
-Los accesos a Cancún, Destino de Talla Mundial, desde el aeropuerto, y de la auto-pista de Mérida, son deplorables, por decir lo menos
-Fonatur, un factor de enorme importancia en el surgimiento y posterior desarrollo de Cancún, hoy, y en realidad desde hace ya algunos años, tiene una existencia vir-tual. Nadie, nada lo ha sustituido. Simplemente, casi se fue.
Los PDUs y los Planes Parciales han cambiado usos y densidades del suelo urbano, que en más de una ocasión han dejado sabor a futilidad y corrupción.
Me parece, entonces, que Cancún está sujeto a condiciones no planeadas, no resueltas, crecientes y por tanto requiere de un Plan Integral de Desarrollo, que atienda a las circunstancias actuales, al futuro a que se aspira y tomando en cuenta las premisas que impone la realidad.
Vale la pena atender la viable propuesta. (FIN DE TEXTO)