DESTRIPACUENTOS
Por Antonio Callejo
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SUMARIO:
La apertura del nuevo Hospital General, dará alivio a una zona depauperada; Un `lunar negro´ de la ciudad; Gestión de Carlos Joaquín `destraban´ una obra parada por casi ocho años; Laura Fernández pone el `dedo en la llaga´; Recuerda su caso como víctima de agresiones verbales de Fabián Vallado y propone penalizar `violencia política´ contra las mujeres
CANCÚN, QUINTANA ROO (08 de marzo).- Era para ayer. Urgía entre muchos pendientes que se van acumulando en este estado, en esta ciudad, cuya prosperidad y éxito turístico, lleva el sino del rezago social como sello permanente. El actual Hospital General de Cancún, con su pequeñez y carencias sensibles, se convirtió y fue por largos años una especie de termómetro de la desigualdad, de la violencia social y del abandono del gobierno federal en el acompañamiento que debió hacer y que no hizo para dignificar la atención a la salud de los cancunenses.
Este día se dio a conocer que, luego de las gestiones hechas por el gobernador, Carlos Joaquín González, finalmente será abierto y puesto en marcha, el nuevo Hospital General “Jesús Kumate Rodríguez”, con capacidad de 180 camas, 54 de las cuales estarán en el área de urgencias con apartados especiales para pediatría y geriatría, unos 30 consultorios, seis quirófanos y 38 cunas para la unidad de cuidados intensivos neonatales.
Esta necesarísima obra se inició en 2009, de manera que llevó casi ocho años en su construcción. Bueno, se registraron intervalos muy largos de inactividad en los trabajos y es hasta ahora que se brinda una fecha certera para su apertura.
Será este 10 de marzo. La va a inaugurar el gobernador, Joaquín González, cuya labor de gestión destrabó el proyecto, y con seguridad que vendrá alguna autoridad, quizás el propio secretario de Salud, José Narro, a atestiguar este momento importante para la ciudad, para el municipio.
El anterior Hospital General se había convertido, y bueno, aún lo es, en un sitio lúgubre, de un hacinamiento casi inhumano. Datos proporcionados en algún momento por autoridades del nosocomio, informaron que únicamente durante los fines de semana, es decir, de viernes a domingo, se registran hasta 300 solicitudes de atención en urgencias.
Desafortunadamente, y ese es apenas el reflejo de otros problemas que se deben abordar de forma preventiva, esas atenciones están relacionadas con riñas, hechos violentos asociados al crimen organizado y común, a incidentes de tránsito, y en más de un 90 por ciento está involucrado el consumo de alcohol.
Los menesterosos que acaban en el Hospital, sea por su propio pie o trasladados en algún servicio de ambulancia, deben hacer una antesala tardada para tener un turno en manos de los doctores, insuficientes igual que las camas. Hasta hace unos meses los pasillos estaban habilitados para colocar a los pacientes en el piso, ante la insuficiencia de camas.
Hoy en día es casi común ese paisaje aterrador de enfermos que aguardan su turno en las calles aledañas. Numerosos negocios han proliferado a costa de esa necesidad. Improvisados hostalitos, merenderos, bares de mala muerte. En fin, la concentración de tantos problemas sociales, han hecho de esa zona donde se encuentra el actual Hospital General, un lunar negro en la ciudad.
Es obvio que la apertura del nuevo y más grande hospital no es la solución a estos problemas que mencionamos. Sería una ingenuidad pensar así. Estos necesitan atención de fondo. Están asociados a la falta de oportunidades para jóvenes, a la miseria de numerosos migrantes centroamericanos, al alto consumo de alcohol, entre otros problemas, muchos de los cuales son importados de otras regiones del país y del extranjero.
La necesaria apertura del nuevo hospital no apunta a resolver esa compleja problemática. Sin embargo, con toda certeza le dará dignidad, celeridad y eficacia a la atención que requieren estos pacientes, muchas veces víctimas de los problemas sociales que se van acumulando como un rezago que rema en contra de la prosperidad y el éxito turístico de Cancún.
Era urgente, para ayer, y qué bien que ya va a empezar a funcionar.
Se informó oficialmente que el sector salud del estado ya cuenta con un programa para la reubicación de pacientes, en el cual habrán de participar otros actores del mismo sector como el IMSS, ISSTE, la Cruz Roja, Ayuntamiento de Benito Juárez, representantes de hospitales privados, Protección y Vialidad, y Protección Civil entre otras instituciones.
El traslado será paulatino y cada uno de los pacientes será transferido de manera segura conforme a los protocolos para estos caso, por lo que estarán acompañados por personal de salud con los equipos y suministros médicos de acuerdo al cuadro clínico correspondiente. Igualmente está considerado en un periodo no mayor de 45 días concluir el paso de todos los servicios médicos al nuevo hospital.
LAURA FERNÁNDEZ, EL DEDO EN LA LLAGA
Este ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, la presidenta municipal de Puerto Morelos, Laura Fernández Piña, presentó una iniciativa de reformas en materia de violencia política contra las mujeres, y lo hizo con base en uno o varios episodios (sabemos de uno con certeza), en los que ella misma fue víctima de un abuso por parte de sus propios compañeros de bandera política.
Fue público aquél pasaje en el que Fabián Vallado Fernández, a la sazón delegado de la Sedesol en el estado, se refirió a Fernández Piña con adjetivos soeces y extremadamente ofensivos, cuando en aquél momento se dilucidaba en el PRI quién podría ser abanderado a la presidencia municipal, que finalmente ganó Fernández Piña, para luego convertirse justificadamente en militante del Partido Verde.
En su discurso para la conmemoración de la efemérida, la primera edil puertomorelense precisió que “el concepto de violencia política se ha construido a partir de la Convención de Belém do Pará, de la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer y de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
“Entonces, la violencia política contra las mujeres comprende todas aquellas acciones y omisiones incluida la tolerancia que, basadas en elementos de género y dadas en el marco del ejercicio de derechos político-electorales, tengan por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce y/o ejercicio de los derechos políticos o de las prerrogativas inherentes a un cargo público”.
Siguió en ese tono, recordando su caso específico:
“Por ejemplo, las mujeres que decidimos participar en el ámbito de la administración pública somos recurrentemente víctimas de violencia política por parte de quienes con criterio machista pretenden que el acceso y ejercicio del poder sea exclusivo para los hombres.
“Ante la manifiesta falta de capacidad, algunos pretenden hacer a un lado a las mujeres con acciones misóginas, denostando de manera cobarde a las que representamos competencia.
“No entienden que los tiempos han cambiado, que las condiciones han variado y hoy se vive con una nueva mentalidad. los avances científicos, tecnológicos, las reformas religiosas y jurídicas han provocado un cambio de valores y una nueva forma de vida de las personas”. @Antoniocallejo
