La naturaleza es profundamente sabia, ella se encarga de enseñarnos como es la vida «naturalmente», pero los seres humanos no siempre hemos elegido vivir de manera natural, con frecuencia queremos hacer nuestro entorno a nuestra manera, queremos que lo de afuera se adapte a nuestros gustos y necesidades, lo que sin duda nos ha llevado a modificarlo, con sus aciertos y sus errores. Ahora, lo importante de observar la naturaleza es para solucionar cuando aparentemente no tenemos respuesta.
Si sembramos piñas, la naturaleza nos dará piñas, no plátanos, ni peras o cualquier otro fruto, no hay manera que pongamos la semilla de un fruto y cosechemos otro. Si estamos cosechando violencia en nuestro entorno, la única razón de su origen es que nosotros la sembramos. Asumir esta responsabilidad no siempre es fácil, pues nuestro ego nos dice que no fuimos nosotros, que fueron los otros: el gobierno, los delincuentes, los drogadictos, los policías, los corruptos y quien sea menos yo.
[smartads]
Te propongo que imagines este escenario: yo me enojo con mi pareja, le reclamo de todas mis frustraciones (que por cierto son mías, no de él). Mi pareja sale a su trabajo, con ira que cree controlable pero sin darse cuenta se desquita con su secretaría. La secretaría que también tiene sus propios problemas sale enojada de su turno y sin darse cuenta descarga su rabia con la señora que le ayuda con la limpieza en su casa. La señora que tiene angustia por no poder pagar la renta llega a su casa y sin darse cuenta transmite a sus hijos su impotencia de cambiar su «suerte», los hijos crecen con la convicción profundamente arraigada de que no hay manera de vivir trabajando y que su única opción de supervivencia es delinquir.
Evidentemente yo no soy culpable de la delincuencia pero si soy responsable de la parte que me toca, la de vivir en una sociedad con miedo, con inconformidad, con frustración o con carencia que sólo son reflejo de mi misma.
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Lo que pasó ya pasó y no lo podemos cambiar, sin embargo puedo aprender de ello para entender que lo que pasó no se generó en un día, sucedió gracias a la cadenita de eventos que le dieron causa. Así que hoy es mi responsabilidad revisar que estoy haciendo para crear violencia futura. Si dejo mi ego a un lado tendré la oportunidad de encontrarlo, mientras piense que yo hago todo bien no tendré oportunidad de mejorar nada.
Imagínate que todos metiéramos reversa y empezáramos a sembrar paz, es fácil: sonreír al del coche contiguo, saludar a los del elevador, desearle buen día a quienes nos atienden, reconocer el trabajo de quienes nos ayudan, pedir perdón a quienes hemos herido, permitirnos pedir ayuda para manejar nuestras emociones, recoger la basura de la calle aunque no la tiraste tú, dar una buena propina confiando en que así como damos recibimos, no difundir miedo en nuestras redes, publicar sólo lo que creamos le hace un bien a quienes nos leen, aprovechar nuestras horas de trabajo para servir mejor, dejar de criticar y empezar a proponer…
Violencia genera violencia, amor genera amor
Este es mi granito de arena a mi mundo. ¿Cuál es el tuyo?
Coach Vanessa Padmir
