Desde que el pasado lunes anunciara que había solicitado al Instituto Electoral del Quintana Roo que sometiera a consulta ciudadana la permanencia de aplicaciones digitales como Uber para prestar el servicio de transporte público, el gobernador Carlos Joaquín González ha sido objeto de amenazas e insultos por parte de las dirigencias de taxistas que, aseguran, el Ejecutivo del estado ha puesto en riesgo “sus patrimonios” (en los hechos, las concesiones o placas de taxi son propiedad del Gobierno y no patrimonio personal de particulares).
Desde amagos de “paralizar” el estado el 1 de julio, día de las elecciones y fecha acordada para realizar la consulta para saber si la población está de acuerdo en que regrese Uber, hasta fuertes e irrespetuosas imprecaciones personales a través de las redes sociales, han lanzado desde entonces los líderes de los 17 sindicatos de taxistas, que más que los choferes -o “martillos”- que son los que manejan las unidades por varios turnos al día, son ellos, los cabecillas, quienes temen ver afectados sus intereses con la llegada de una competencia que se pretende sea leal y legal.
Y a todo esto, ¿qué ha dicho Carlos Joaquín de la furibunda reacción de los líderes sindicales que lo acusan de “traidor” y están instando a tomar las calles, dejar sin servicio a los quintanarroenses e incluso hasta con quemar el Palacio de Gobierno?
Cauto, prudente hasta ahora ante la previsible reacción de un gremio que se había acostumbrado a recibir privilegios, posiciones de poder y dinero a manos llenas de los gobiernos en turno, con los que por décadas tejió alianzas políticas y complicidades, el jefe del Ejecutivo expresó ayer finalmente su postura, que no es la de afectar a nadie en lo particular sino permitir que sean los ciudadanos los que decidan si regresa Uber o no.
Éstas son algunas de las frases extraídas de una entrevista que ofreció ayer Carlos Joaquín sobre el polémico tema, que fijan la posición de un gobernador que lo único que pretende, dice, es que se abra el transporte a una competencia sana donde el usuario, que es el que paga, pueda elegir qué servicio tomar o cuál es el que le conviene más:
- “Vamos a sentar un precedente. Me parece correcto que la gente pueda opinar en temas como ése y no se trata de lo que tú quieres, sino de las necesidades que tiene la población”.
- “No se trata de dañar a nadie. Me interesa que los taxistas tengan fuentes de empleo y vamos a seguir trabajando por ello, pero hay que escuchar la opinión de la gente”.
- “A mi no me preocupa, me tiene sin cuidado, si esto tiene repercusiones políticas. Yo vine a trabajar por la gente, por los quintanarroenses, no a cuidar votos”.
- “La gente necesita expresarse y lo que hoy debemos hacer es mejorar la imagen de nuestro transporte y mejorar las condiciones. Hacernos mucho más competitivos, más importantes para la sociedad”.
- “Lo más urgente es resolver los problemas que la sociedad tiene de transporte, de movilidad, de cómo llegar a nuestro trabajo, a nuestra escuela. Del precio justo que se debe cobrar y de ordenar el transporte. Creo que es lo que se debe estar haciendo”.