Un lector de Florida me escribió lo siguiente: Estoy jubilado, recibo una pensión decente y tengo ahorros en varias cuentas. Sin embargo, me siento inseguro (tal vez porque me enseñaron que siempre debía ahorrar para los malos tiempos), lo paso muy mal cuando compro algo y me siento culpable de gastar el dinero en cosas recreacionales. ¿Hay algún modo de mitigar esos sentimientos de culpa e incertidumbre?
No es raro que las personas que fueron ahorradores muy diligentes durante su vida laboral lo pasen mal al hacer la transición a un gasto más libre. Después de todo, si por 30 años ahogaste el impulso de la satisfacción inmediata, quizás sea poco realista asumir que puedes dar un giro de 180 grados y empezar a vivir a lo grande de un día para otro. Así que debes reconocer que un cambio de actitud de esta magnitud puede tomar algo de tiempo y paciencia.
Ojalá tuviera preparada una lista de técnicas infalibles que te ayudaran a acelerar el proceso de convertirte de un gastador reacio a uno más dispuesto (y feliz). Pero no la tengo. Sin embargo, tengo tres sugerencias que podrían ayudarte a utilizar tus ahorros para lo que se supone que deben servir: proporcionar una medida de seguridad financiera para que puedas relajarte y disfrutar de tu vida de jubilado.
MIS RECOMENDACIONES:
1. Calcula cuánto te durarán los ahorros según diferentes tasas de gasto. Este tipo de análisis no resolverá los problemas emocionales o psicológicos que interfieren con tu capacidad para disfrutar los frutos de una vida de ahorro. Pero te dará una idea objetiva de cuál es tu margen de maniobra a la hora de gastar.
Saber eso puede eliminar la posible excusa para tu renuencia a gastar (el temor persistente de que a pesar de tus recursos podrías quedarte sin dinero antes de tiempo) y podría hacerte más receptivo al hecho de que realmente puedes darte unos gustitos de vez en cuando.
Por ejemplo, si comienzas retirando un 4% o 20,000 dólares de una reserva de 500,000 dividida en partes iguales entre acciones y bonos y aumentas los retiros anuales posteriores con la inflación, tendrías una probabilidad de 80% de que tus ahorros duren al menos 30 años. Si bajas ese porcentaje inicial a 3.5%, o 17,500 dólares, la probabilidad de que tus ahorros te duren 30 años salta a cerca del 90%.
Si realizas este ejercicio más o menos cada año en el transcurso de tu jubilación, deberías ser capaz de mantener un nivel de gasto consistente con un margen de seguridad lo suficientemente grande como para que puedas echar mano de tus ahorros sin la sensación de que pones en riesgo tu jubilación.
2. Piensa en cosas específicas que te gustaría hacer. El gasto no es el fin último, sino un medio para ayudarte a disfrutar de esta etapa de la vida. Así que en lugar de obsesionarte con la idea de que eres un tacaño, mejor centra tu atención en actividades que crees que podrían hacer tu jubilación más satisfactoria y gratificante.
Elabora una lista de cosas que siempre quisiste hacer pero no pudiste porque el trabajo absorbía la mayor parte de tu tiempo y energía. Tal vez hay países que siempre deseaste visitar, un nuevo idioma o un instrumento musical que aprender, un deporte que siempre quisiste practicar, una vena creativa (pintura, escultura, actuación, lo que sea) que deseaste alimentar.
Si estás corto de ideas, consulta la herramienta Ready-2-Retire, tiene iconos que representan dos docenas de actividades diferentes para jubilados, desde viajes y aficiones e intereses creativos hasta volver a la escuela. O, si quieres hacer una planificación más en forma para explorar una gama más amplia de opciones para tu retiro, puedes considerar la posibilidad de asistir a un seminario de estilo de vida para jubilados.
No tienes que empezar con algo grande; de hecho, quizás te sientas más cómodo ensayando nuevas actividades, de manera que gradualmente te sientas cómodo gastando. En el caso de un viaje, por ejemplo, comienza con algunos destinos de fin de semana donde no gastes mucho y poco a poco avanza hacia un viaje más ambicioso. La idea es que adoptes la mentalidad de que la jubilación puede (y debe) ser un tiempo para experimentar, para saborear nuevas experiencias y divertirse. Si intentas algo que no sale bien, no pasa nada, lo tachas de la lista y pasas a otra cosa.
3. Comprométete. La técnica del compromiso es una manera de lograr algo que quieres hacer, pero no tienes la fuerza de voluntad para ejecutarlo por tu cuenta. La idea es que te obligues a comprometerte a una acción u objetivo con antelación, y te des un incentivo para seguir adelante o hagas que sea muy difícil cambiar de opinión. Tal vez el ejemplo más conocido esté en La Odisea de Homero, cuando Ulises se ata a sí mismo al mástil de su barco para evitar ser atraído hacia las rocas por el seductor canto de las sirenas.
He recomendado previamente esta técnica para fomentar el ahorro, pero también puede aplicarse al gasto. Una forma de hacerlo es ir a Stickk.com, un sitio que ayuda a las personas a comprometerse a alcanzar objetivos. Puedes elegir entre un menú de objetivos que el sitio ofrece o puedes crear uno personalizado, por ejemplo, gastar 5,000 dólares en actividades de ocio en los próximos 12 meses o viajar en crucero. Como incentivo para lograrlo, acuerdas que de no cumplir tu objetivo, pagarás una multa (100, 200 dólares, lo que sea) a una persona u organización que te desagrade (por ejemplo, contribuir a la campaña de Hillary si eres partidario de Trump, o viceversa).
También puedes hacer una versión más informal de esta técnica comunicando a todos tus amigos y familiares tu plan de gastos, de manera que sea más probable que te adhieras a él que sufrir la vergüenza de desistir. Te propongo otra idea más. Si todavía te sientes mal gastando dinero en ti mismo, tal vez te dé satisfacción apoyar una causa o gastar en beneficio de otros. Hay muchas personas cuyas vidas podría mejorar de manera significativa con algo de ayuda financiera, ya sea amigos con menos suerte, familiares en apuros, nietos que pueden precisar un poco de ayuda para financiar su educación o personas que no conozcas que necesiten una mano amiga.
De una forma u otra, debes encontrar una manera de sentirte más cómodo gastando los ahorros que acumulaste diligentemente con los años. De lo contrario, puedes terminar viviendo una vida post-laboral financieramente segura, pero no muy satisfactoria ni placentera.
FUENTE: CNNEXPANSIÓN