Bailar puede prevenir enfermedades del cerebro y mejorar la agudeza cerebral.
Bailar, además de proporcionar diversión y entretenimiento, tiene otros beneficios físicos y mentales.
‘Muy Interesante’ explica que hay varios mecanismos neurales relacionados con el baile que pueden ofrecer una visión distinta delcerebro humano y beneficiarlo.
Nuestra memoria nos permite aprendernos una coreografía, según el neurocientífico Daniel Glaser, esto sucede debido a que los movimientos son registrados en el cerebro,creando un atajo entre el pensar y el hacer.
En otras palabras, memorizamos la forma de hacer las cosas más eficientemente para que no requieran de un esfuerzo consciente. En el baile, esto se hace al repetir movimientos constantemente, que son practicados hasta el punto de poder ser realizados automáticamente.
Aunque nuestro cerebro en realidad no puede distinguir entre un movimiento correcto y uno incorrecto, estudios sugieren que las endorfinas liberadas tras realizar correctamente un paso pueden causar que el cerebro las guarde la forma correcta de moverse – un proceso que constantemente reconecta las conexiones neuronales.
También te puede interesar: ‘Zumbathón con Causa’ pone a bailar a los cancunenses
Promoviendo la plasticidad
Gracias a la neuroplasticidad nuestro cerebro es maleable. Mientras que no podemos regenerar nuestras extremidades, podemos construir nuestros cerebros para formar nuevas conexiones. Bailar integra varias funciones cerebrales relacionadas con la cinestesia, seguir un ritmo musical y emociones pueden mejorar nuestras conexiones cerebrales.
Aleja enfermedades mentales
Bailar puede prevenir enfermedades del cerebro y mejorar la agudeza mental a cualquier edad. Un estudio del 2013 descubrió que el baile de estilo libre, que requiere de tomar decisiones rápidas, es esencial para mantener una mente aguda debido a que se forza al cerebro a reconectarse con sus neuronas regularmente en regiones relacionadas con las funciones ejecutivas – habilidades mentales que nos ayudan a lograr las cosas – la memoria a largo plazo y el reconocimiento espacial.
Fuente: Sipse