La Semana Santa no es una celebración exclusiva de los católicos porque en otras religiones también recuerdan con diversas actividades la muerte y resurrección de Jesús, mientras que otros tienen sus fiestas en la misma época del año, como la Pascua para los judíos.
Ellos no ven a Jesús como su salvador, pero tienen el matza, una cena con hierbas de sabor amargo y pan sin levadura (llamado ácimo) en forma redonda, como de galleta, así como un hueso de pollo quemado que simboliza la ofrenda del cordero. De acuerdo a la creencia, lo amargo es por la esclavitud que vivieron los israelíes por parte de los egipcios. El pan significa la humildad de su pueblo.
Los cristianos evangélicos ven en la llamada Semana Mayor una época para recordar la muerte de Cristo con jornadas de oración, reflexión y cánticos. Ellos no practican la restricción de comer carne roja o vestir de cierta manera.
Otro ejemplo son los Testigos de Jehová, quienes también tienen una cena con pan sin levadura y vino, a fin de conmemorar la Última Cena que invita a la reflexión, el significado de la muerte y la resurrección de Jesús, pero en la figura de un rey, no como deidad todopoderosa.
A su vez, la tradición de los mormones en esta fecha apunta a celebrar la Noche del hogar, donde recuerdan pasajes de sus libros sagrados, que en familia recuerdan a Jesús como el hombre que se hizo Dios.
En México es típica la celebración de La Pasión en la delegación Iztapalapa, donde recrean episodios bíblicos sobre la vida de Jesús en una especia de “teatro viviente”, que año con año suma una mayor cantidad de asistentes.
Pero, en naciones como España, Israel, Alemania, Reino Unido, Venezuela y otros más, celebran de distintas maneras Semana Santa, entre procesiones, misas, caminatas, jornadas de oración y un sinfín de actividades con las que agradecen el bienestar en sus vidas.
En España, la costumbre ocurre con procesiones de hermandades que cargan imágenes religiosas o de Cristo, aunque también participan a veces santos, mientras que en Italia estas caminatas en las calles van acompañadas de antiguos rituales.
A pesar de sus raíces indígenas tan arraigadas, en Perú también hacen procesiones y la escenificación de La Pasión, así como un baile público el Domingo de Ramos. En Filipinas, recrean el dolor de Jesús al crucificar con clavos reales a 10 personas en la localidad de San Pedro de Cutud, al tiempo que otra gente recorre las calles dándose latigazos hasta sangrar.
En América Latina la tradición en El Salvador consiste en que unos diablos enmascarados, llamados “talgucines” arremeten contra los fieles católicos para limpiar sus pecados y más hacia el sur del continente, en Brasil, recrean La Pasión en Nueva Jerusalén, estado de Pernambuco, una comunidad con un escenario gigantesco.
FUENTE: CULTURA COLECTIVA