Pérdidas materiales y humanas, además de un proceso de reconstrucción largo y penoso, han sido las consecuencias.
La Tierra es un ente vivo, el más maravilloso de todos, que se rige bajo sus propias leyes. Éstas pueden ser pacíficas e incluso bellas, pero también las hay que resultan devastadorase incontrolables. Los terremotos forman parte de estas últimas: no se pueden predecir, por ello es que resultan tan letales, especialmente cuando su magnitud es catastrófica y el tiempo de respuesta es lento.
Una larga lista de países han sufrido terremotos a lo largo de su historia, pero sólo algunos de ellos han tenido que vérselas con situaciones realmente catastróficas. Pérdidas materiales y humanas, además de un proceso de reconstrucción largo y penoso, han sido las consecuencias de los terremotos más fuertes en la historia:
25 de abril de 2015
Katmandu, Nepal – 7.8 grados
27 de febrero de 2010
Centro-sur de Chile – 8.8 grados
Los territorios de Curanipe y Cobquecura fueron los más afectados por este terremoto que sembró el pánico en Chile. 500 mil viviendas afectadas y 2 millones de heridos fueron el saldo de la pesadilla que se inició a las 3:34 horas de la madrugada. Además, cabe destacar que debido al tsunami que azotó a las costas e islas como el archipiélago Juan Fernández, dejó 156 personas fallecidas, además de 25 desaparecidas.
13 de agosto de 1868
Arica, Perú – 9.0 grados
En la segunda mitad del siglo XIX, ningún país del mundo estaba listo para actuar con rapidez ante este fenómeno que provocó un tsunami con olas que alcanzaron los 18 metros de altura. La ayuda tardó tres semanas en llegar, provocando la muerte de centenares de personas. Definitivamente la lejanía del lugar, así como una nula preparación y el conocimiento para encarar estos sucesos, afectaron en gran medida a los lugareños de Arica, actualmente territorio chileno.
11 de marzo de 2011
Honshu, Japón – 9.0 grados
Según cálculos de la NASA, Japón fue desplazado dos metros debido a este intenso terremoto que azotó al este de Sendai, en la prefectura de Miyagi y se originó en las costas de Honshu. Cuatro plantas nucleares se vieron afectadas provocando accidentes de catastróficas consecuencias. Además de ello, un tsunami con olas de hasta 10 metros de altura barrió la costa noreste del archipiélago. Como si el terror no fuera suficiente, se registraron 60 réplicas (incluida una de 6,7 grados).
26 de diciembre de 2004
Océano Índico, costa oeste de Sumatra, Indonesia – 9.1 grados
Aterrador fue este terremoto originado en el mar en el que 228 mil personas murieron o resultaron desaparecidas debido al tsunami desatado en varias playas del país asiático. Cuando las víctimas rebasaron las 100 mil se dice que las autoridades decidieron dejar de contabilizarlas o darlas a conocer ante los medios. Hay que considerar que la cifra es tan elevada debido a que 14 países del sur de Asia y de África resultaron afectados con este sísmo que tuvo la catastrófica duración de 8.3 a 10 minutos. Las olas tragaron todo lo que hallaron a su alrededor: casas, autos, edificios y muchas vidas humanas tanto de lugareños como de turistas que se disponían a festejar el Año Nuevo.
27 de marzo de 1964
Alaska, Estados Unidos – 9.2 grados
El «gran terremoto de Alaska» tuvo una duración de 4 minutos y está considerado como el más devastador en la historia de los Estados Unidos. Provocó un intenso tsunami con olas de hasta cinco metros de altura. Numerosos daños materiales se registraron en este territorio que aún recuerda con temor el fenómeno.
22 de mayo de 1960
Valdivia, Chile – 9.5 grados
Mil 655 personas murieron, 3 mil resultaron heridas y 2 millones perdieron sus hogares. El país se sumió en días de tragedia, dolor y miedo. El tsunami que se generó provocó daños graves en territorios como Hawái, Japón, Nueva Zelanda, Filipinas y Estados Unidos. Se trata del movimiento telúrico más fuerte que se haya registrado desde que el ser humano comenzó a estudiarlos.
Una devastación provocada por un terremoto tiene la capacidad de modificar, tanto para bien como para mal, la mentalidad y la vida de un pueblo, como ocurrió en México en aquel trágico sísmo de 1985 y que la historia en un siniestro capricho, repitió en 2017. Estos acontecimientos no sólo ponen a prueba la capacidad social de un pueblo para sobreponerse a la tragedia, sino su fuerza espiritual para seguir adelante con renovados bríos.
fuente: cultura colectiva