La Revolución Mexicana es una de las luchas sociales más importantes de la historia de México. Su inicio está marcado por un llamado al levantamiento en armas aunque eso no significa que allá sido unánime o con la misma causa pues el país estaba envuelto en una serie de factores económicos, políticos y sociales que desencadenaban en descontento generalizado.
Cuando en 1909 hubo un llamado a elecciones y Francisco I. Madero gozaba de gran popularidad entre la población, Porfirio Díaz ordenó su encarcelamiento y él ganó los comicios. Madero estuvo exiliado un tiempo y desde su exilio llamó a levantarse en armas.
Fue a través del Plan de San Luis que Francisco I. Madero proclamó lo que ahora conmemoramos como el inicio de la Revolución Mexicana:
“El 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”.
Aunque los brotes armados comenzaron a surgir poco a poco, algunos de sus abanderados fueron, además de Madero, Emiliano Zapata y Pancho Villa. Entonces, las personas que se unían a las revueltas no eran militares ni contaban con armas, muchos eran campesinos y obreros y salieron a luchar con lo que tenían a la mano: piedras, palos, machetes y otros instrumentos de labranza.
Las mujeres también se fueron a “la bola” como se le conocía a los conjuntos de personas que estaban en revuelta. Además de hacer la comida y procurar los espacios en los que se asentaban los revolucionarios, las mujeres también combatieron. Surgieron así las Adelitas y las Rieleras. También figuraron personajes como Amelia Robles que fue coronel y Petra Herrera, a quien Villa le negó el cargo de general a pesar de sus grandes capacidades militares.
Así fue como, la Revolución que inició Francisco I. Madero en 1910, se extendió hasta la promulgación de la constitución de 1917 y todavía, años después, siguió haciendo eco entre la población.
FUENTE: CULTURA COLECTIVA