La muerte de Sudán el último rinoceronte blanco del norte macho que quedaba en el mundo y que falleció este lunes en Kenia, dejó a esta especie «funcionalmente extinta».
La única esperanza para revivir a su población es desarrollar una técnica de fertilización in vitro específica para esta especie.
Se trata de una situación única y particularmente mala, según Colin Butfield, director de campañas del Fondo Mundial para la Naturaleza.
La vaquita marina —una rara marsopa descubierta en 1958— y el rinoceronte de Java son las especies que corren más riesgo de seguir la misma suerte de Sudán.
Pero también otras especies —entre las que se incluyen:
- el rinoceronte de Sumatra,
- el rinoceronte negro,
- el leopardo del Amur,
- el elefante africano de bosque
- el orangután de Borneo—
Están consideradas como críticamente amenazadas (algunas de ellas cuentan con menos de 100 individuos).
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) produce la llamada «Lista roja«, en la que divide a las especies de plantas, mamíferos, aves, anfibios y vida marina en siete categorías.
Estas van de «preocupación menor» hasta «extinto», pasando por «vulnerable», «en peligro» y «en peligro crítico», entre otras.
Actualmente, la lista incluye a 5.583 especies críticamente amenazadas.
Y al menos 26 de ellas fueron consideradas por primera vez críticamente amenazadas en 2017, después de haber estado en una categoría menos severa el año anterior.
Pistas
En noviembre de 2016 la IUCN estimó que solo quedaban 30 vaquitas marinas y que muy probablemente la especie se extinguiría en esta década.
¿Pero cómo se llega a cifras similares?
Cuando se trata de estimar el número de individuos de una población animal, no siempre es posible alcanzar un número exacto.
Las organizaciones que brindan información a la IUCN utilizan los siguientes métodos para calcular cuántos animales quedan:
- Rastreo satelital por GPS
- Cámaras ocultas para identificar individuos con marcas distintivas
- Huellas de caza
- Heces
- Marcas de pisadas
- Rayas en los árboles.
Estos datos se combinan con estimados basados en parámetros como la disponibilidad de presas que hay en un lugar y en cuántos animales de una especie puede sostener dicha zona.
Parámetros
Cada año, se descubren nuevas especies.
Eso no quiere decir que cada vez hay más criaturas en el mundo —la pérdida de vida silvestre continúa a un ritmo veloz—, pero sirve para ilustrar lo difícil que es saber con exactitud cuántas especies están en peligro, cuán grandes son y cuáles son las más amenazadas.
Muchos ambientalistas sostienen que algunas especies se extinguirán antes de que sepamos de su existencia.
Para entender cuán amenazada está una especie, no alcanza con los números, los investigadores deben toman en cuenta otros parámetros.
Estas son las preguntas que se hacen:
¿Viven todos en una misma zona —y por ende tienen más posibilidades de desaparecer por una única causa— o están distribuidos en varias áreas geográficas?
¿Cuánto dura su ciclo reproductivo y cuán rápido puede recuperarse la población si hay suficientes parejas en edad reproductiva?
¿Cuál es el rango de amenazas que enfrentan?
¿Cuán genéticamente diversa es la población?
¿Cuán amenazado está su hábitat?
Esto les permite discernir, por ejemplo, cuándo una especie de la que hay 500 individuos puede correr más riesgo de extinción que una de la que tan solo quedan 300 animales.
Si la primera se encuentra localizada en una única región y tiene un ciclo reproductivo largo, significa que la población no puede crecer rápidamente.
Por eso los números por si solo no bastan.
Si comparas criaturas que viven en selvas con aquellas que viven en bosques más templados, verás que en la selva hay más animales que no existen en otras partes del mundo.
Si algo pasa en un sistema único de ríos, toda una especie puede desaparecer de inmediato, sin importar cuán grande era esa población localizada.
Y esto a su vez tendrá un efecto dominó en otras especies del mismo sistema.
fuente: bbc mundo