De las colonias de corales que están siendo afectadas por el síndrome blanco, el 30% ya están muertas en tan solo un período de seis meses.
Si no se toman medidas y acuerdos entre investigadores, sector turístico, hotelero, empresarios e instituciones, que de manera directa o indirecta tienen que ver con la problemática, en un período de 30 a 50 años se perderá la estructura del ecosistema convirtiéndose la región en un arrecife plano, dijo Lorenzo Álvarez Filip, investigador de la Unidad Académica Puerto Morelos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Podrían desaparecer el coral de montaña o de estrella y cuerno de alce, que básicamente son los encargados de construir el arrecife acumulando carbonato de calcio en forma de roca y hacen una especie de murallas que tienen la función de proteger y aminorar la fuerza con que entra un huracán a la costa y otros fenómenos naturales, además de ser hábitat de muchas especies”, advirtió el investigador, durante el taller realizado por la Comisión Natural de Áreas Naturales Protegidas para tomar acciones contra este síndrome.
Desde que se detectó en julio del 2018 el problema, los investigadores han visto que esta enfermedad desconocida avanza muy rápido, al punto que en un margen de dos a tres meses muere una colonia entera, la cual tarda un estimado 300 años en formarse, por lo que es un foco rojo que ya hay que trabajar más a fondo, informó.
La pérdida de corales no es un tema nuevo, hay evidencia desde la década de los 70 de que la cobertura coralina ha ido disminuyendo en los arrecifes y la perdida a lo largos de estas décadas es equivalente a la pérdida que se ha tenido en los últimos ochos meses, por lo que la salud de los corales está en riesgo.
El Caribe mexicano es un foco rojo, porque no solo se refleja en perder un organismo, sino en perder estructuras de cientos de años de formación, explicó.
En el taller se puso a discusión la repercusión del síndrome en el turismo y prácticas inadecuadas, la sobrepesca y la calidad del agua, factores de estrés, uso de tóxicos, cremas o protectores solares. Así como los posibles factores como consecuencia de los riesgos económicos y sociales por pérdidas de los arrecifes coralinos, el de ingresos, protección costera, continuidad de negocios, daño a la imagen del destino y pérdida de belleza escénica.
Con todo lo anterior, sobre la mesa se tomaron acuerdos a corto plazo y que deben solucionarse máximo en tres meses como capacitaciones a buzos para que sepan detectar el problema, así como medidas a mediano y largo plazo.
FUENTE: QUINTANA ROO HOY Por Licety Díaz/Grupo Cantón