Hoy es el Día de los Inocentes, una conmemoración que surgió con una gran matanza, pero en la que actualmente se hacen bromas a la gente.
Hoy conmemoramos el Día de los Inocentes, un relato del cristianismo sobre la ejecución de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén, ordenada por el rey Herodes I el Grande para eliminar al recién nacido Jesús de Nazaret.
Los cristianos honran a estos Santos Inocentes como los primeros mártires de la fe cristiana. En la liturgia romana de la Iglesia católica, esta celebración es considerada una fiesta y está incluida en el calendario general romano.
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¿Por qué se celebra con bromas?
La historia del Día de los Inocentes se enriquece con la tradición de la «fiesta de los locos», que se celebraba en la Europa Medieval, una festividad que surgió durante el invierno boreal, entre el final de un año y el comienzo del siguiente, cuando las labores agrícolas se interrumpían y muchas personas disfrutaban de tiempo libre.
En este contexto, la «fiesta de los locos» permitía a la gente liberarse de las normas y burlarse de las convenciones sociales. Esta celebración sentó las bases para que el Día de los Inocentes se llenara de bromas y humor, convirtiéndose en una ocasión festiva.
Bromas en los medios de comunicación
Las bromas que realiza la gente van desde pedir dinero o un libro prestado a algún familiar o amigo –y no devolverlo-; anunciar un embarazo o boda, o hasta, lamentablemente, llamar a emergencias para reportar una catástrofe falsa.
Después de aplicar la broma, en México usamos la frase “inocente palomita que te dejaste engañar”, con algunas variantes al final como “en el Día de los Inocentes en nadie debes confiar” o “en el Día de los Inocentes nada debes prestar”, lo cual varía según como se acostumbre a mencionarlo.
Por eso es importante poner atención en este día, incluso a las noticias, ya que las bromas no se limitan a las personas y los medios de comunicación se prestan para hacerlas en sus espacios.
En la prensa, así como noticieros de radio y televisión se presentan segmentos completos para intentar sorprender a los televidentes o radioescuchas desprevenidos con noticias que parecen legítimas, pero que son desmentidas antes de que concluyan las transmisiones.
FUENTE: EL ECONOMISTA