Nada para conmover a la audiencia como una historia con perritos, especialmente si estos enfrentan más de una conmovedora aventura. A lo largo de los años, el séptimo arte ha presentado más de una historia donde los también llamados lomitos se roban el corazón de la audiencia y la hacen llorar en más de una ocasión. Ante el próximo estreno de Arthur: Una amistad sin límites, es momento de recordar aquellas películas de perritos que dejaron al público hecho un mar de lágrimas. ¿Listos para conmoverse con el mejor amigo del hombre?
Siempre a tu lado (Dir. Lasse Hallström, 2009)
Un perro fiel llamado Hachiko acompaña cada mañana a su amo a la estación de tren y regresa cada tarde para darle la bienvenida después del trabajo. Sin embargo, esta rutina se ve rota por una desgracia. ¿Qué más se puede decir sobre esta cinta? Si no la has visto, es una experiencia que te conmoverá hasta lo más profundo.
La película es tierna, entrañable y tiene uno de los finales más tristes, pero a la vez esperanzadores de los últimos años. En especial por estar basada en una historia real. Puede que suene un tanto trillado, pero si algo nos enseña esta cinta, es que el amor de un perro es el más leal y verdadero que encontraremos en toda nuestra vida. Puede que un lomito sólo conviva con nosotros una parte de nuestra vida, pero para ellos, nosotros somos todo lo que conocen en la suya.
Marley y yo (Dir. David Frankel, 2008)
John y Jennifer Grogan son una pareja que después de casarse recientemente, deciden comenzar su nueva vida en West Palm Beach. Ambos terminan por comprar una casa allí, para así poder enfrentarse a los desafíos de vivir juntos. Indeciso sobre su capacidad de ser padre, John le pide consejo a su amigo Sebastian (Eric Dane) y éste le sugiere que le regale a su esposa una mascota. Convencido de la buena idea de su amigo, John adopta a Marley, un labrador de 5kg.
Si bien, Marley y yo puede pasar como una comedia romántica que ya hemos visto , conforme pasan los minutos somos testigos de una historia poderosa en la que Marley se roba el protagonismo. La comedia funciona, el perro es una maravilla, y varios momentos te robarán el aliento con sus muestras de amor incondicional. El final, al igual que en la cinta anterior, es una de las cosas más duras y catárticas que verás en mucho tiempo. Mejor prepara un paquete de pañuelos desechables si decides verla.
Mi amigo Enzo (Dir. Simon Curtis, 2019)
Es una historia narrada por un astuto y filosófico perro llamado Enzo. A través de la relación con su dueño, un piloto de carreas aspirante a competir en la Fórmula Uno, Enzo ha adquirido un entendimiento avanzado de lo que significa ser un humano y cree que las técnicas que se necesitan en la pista de carreras, también podrían ser aplicadas para conducirse de manera exitosa por la vida.
Si algo tiene este largometraje, es que desde los primeros minutos ya sabes cuántas lágrimas vas a derramar. Gracias a que Enzo nos cuenta parte de la película, podemos entender un poco más lo que sucede dentro de su mente y no tenemos que conformarnos solo con ver sus gracias. Además del papel que juega el can dentro de la trama, hay otros factores no aptos para débiles de corazón, como un interesante giro final. Es imposible pensar que un amante de los perros no llore con esta película. ¿Te atreverás a verla?
La dama y el vagabundo (Dirs. Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske, 1955)
Reina es una preciosa perrita que vive feliz en su hogar. Sus dueños la miman mucho y ella corresponde feliz a sus cuidados. Sin embargo, luego de que ellos tienen un bebé, y el día en que sus dueños deciden hacer un viaje, la vida de Reina se ve alterada; la llegada de la tía Clara con sus gatos no provoca más que sobresaltos. Afortunadamente conoce a Golfo, un perro vagabundo muy simpático.
Aunque la historia de Reina y Golfo es encantadora, la parte emotiva de esta historia llega cuando ella conoce a otros perritos, amigos de Golfo. Al compartir todo tipo de anécdotas y ver cómo se defienden de varios peligros, incluyendo la perrera local, resulta complicado no pensar en lo que muchos lomitos viven en las calles. Cerca del final hay un suceso muy triste que nos hace pensar en el paso de la vida, y en todo lo que podemos hacer para disfrutarla.
La razón de estar conmigo (Dir. Lasse Hallström, 2017)
Un perro llamado Bailey cuenta el curso de sus sucesivas vidas, de las que reencarna de una a otra. A lo largo de ellas tiene diferentes dueños que le dan cariño a su manera y que reciben de él una amistad inquebrantable. Bailey busca el sentido de su existencia a través de la narración de sus experiencias con los seres humanos.
Si algo conmueve de ésta producción es cómo aborda la posibilidad de que los lomitos puedan reencarnar tras su muerte. Para quienes tienen uno, o mejor aún, quienes han perdido uno, se trata de una cinta muy emocional, pues hace pensar en la posibilidad de reencontrarse con ese amigo fiel que ya no existe. Gracias a la narración de Bailey, somos testigos de que el amor, efectivamente, puede ir más allá de la vida.
FUENTE: PALOMA