Hace unos siete años, el gran Vicente Fernández pidió a sus nietos que grabaran una canción para sus madres, por el Día de la Madre. Los reunió en el estudio de grabación que tiene en su rancho y se pusieron manos a la obra.
Entre ellos estaba Álex Fernández (31), a su vez, hijo del cantante Alejandro Fernández. Álex nunca había estudiado canto ni se había preparado para ello. A veces cantaba en la ducha, pero poco más. Pero, cuando su abuelo lo oyó, se empeñó en que tenía que lanzarlo al estrellato. “Yo le decía que yo no tenía conocimiento, que soy una persona introvertida, que le tenía pavor a los aviones… Mil cosas así. Pero me dijo que confiara en él, empezamos a trabajar y a hacer los primeros arreglos, a seleccionar canciones, y sacamos mi primer disco, Sigue la dinastía”, recuerda.
Decidió “agarrar el toro por los cuernos y superarme. A la hora de los shows, estaba muerto de miedo, pero salía. En los vuelos también muerto de miedo, pero me subía al avión. Además, yo, que soy muy territorial y no me gustaba estar fuera de casa o mi ciudad… Al principio lo fui forzando, pero ahorita ya me siento cómodo, mucho mejor y más seguro. Salgo al escenario y lo disfruto. Y perdí el miedo a los aviones”, confiesa a LOC.
Siendo hijo y nieto de quien es, son inevitables las comparaciones. “Hay más expectativas y es una gran responsabilidad, porque la gente espera algo de primer nivel, un super show aunque acabara de empezar en la música. Sabemos que tenemos que desde el inicio hemos tenido que hacer mucha producción, dar un gran espectáculo, invertir en muchas cosas y así igualar o incluso intentar superar esas expectativas. Pero, por otro lado, también tiene sus ventajas, porque la gente te va a ver porque tiene curiosidad”, de ver qué tal es el nuevo cantante de la tercera generación de los Fernández.
Entre ellos hay similitudes y diferencias. En común, “que somos música mexicana, mariachi. Yo siempre quise tener mi identidad, mi sonido, mi género, que se me identificara. Costó trabajo. Mi primer disco fue tradicional, pero después me empezaron a pedir que hiciera un disco con Edén Muñoz, a su estilo, ya no era mariachi tradicional. Luego sacamos otro que tenía country, banda, ranchero, medio balada… No había una identidad realmente. Pero ahora, con DBM, puedo hacer lo que yo quiero, mariachi-pop. Y nos unimos a Kiko Cibrian, el productor de las nuevas canciones”.
Entre ellas, ¿Quién no ha llorado por amor?“¡Claro que he llorado por amor, cómo no!”, confiesa sin especificar más.
Álex ha podido compartir escenario con su padre y también con su abuelo, con los dos a la vez, en una ceremonia de los Latin Grammy. “Un privilegio y un momento muy especial para mí. Aparte, sí tuve la oportunidad de acompañar a mi papá durante dos años en una de sus giras por Estados Unidos y México. Eso me dio muchas tablas”.
El show era de Alejandro Fernández, con invitado especial Álex Fernández. “Todavía me sentía nervioso e inexperto, pero con mi papá aprendí y mejoré muchas cosas, desde la técnica vocal hasta cómo moverme, cómo expresarme mejor corporalmente, cómo poner a cantar a la gente, cómo dominar el escenario, la logística de la gira… Hasta que me sentí cómodo. Lo curioso es que a él le pasó lo mismo con mi abuelo”.
Su primer concierto propio y en solitario fue en Guadalajara, “en un palenque tipo arena pequeño, ante unas 600 personas. Yo me la pasé super bien, a lo que también contribuyó que es mi tierra y fue mucha gente conocida a verme, mi familia. Mis amigos… Fue como un momento de bendición de mi primer concierto, con tanta buena vibra y tanta gente que me quería. Lo recuerdo con mucho cariño”.
Como también recuerda la época de su infancia, cuando en su casa sonaba siempre música. “Se escuchaba mucho mi abuelo y mi papá, ¡obvio! -ríe-. Pero mis papás se divorciaron, y yo desde chiquito vivo con mi mamá. A ella le gustan mucho Chayanne, Ricky Martin, Marc Anthony, Luis Miguel…, como una onda pop, o así más balada. Y con mi papá era un poco diferente; claro que le gustaba la música mexicana, pero también Sin Bandera y cosas así”.
Casado y con dos hijas
Álex Fernández está casado desde 2021 con Alexia Hernández, un matrimonio del que nacieron dos hijas, Mía y Nirvana. Además, tiene cuatro hermanos por parte de padre, con los que asegura tener buena relación, y que, según cuenta, todos se dedican a la música. “¡Y eso está padrísimo!”, afirma encantado. Álex, América y Camila son hijos de la primera mujer de su padre, América Guinart, mientras que Valentina y Emiliano son hijos de su segunda esposa, Ximena Díaz.
Porque su padre, Alejandro Fernández, tiene fama de conquistador y de que las féminas lo adoran. “¡Me parece muy padre! -ríe-. La verdad es que siempre he estado muy orgulloso de mi papá y de mi abuelo, y el hecho de ver eso, que las mujeres se vuelven locas y todas las reacciones que genera, me da mucho orgullo”.
Asegura ser él mismo quien lleva sus redes sociales. “Claro que sí, yo procuro estar súper pegado a las redes, porque creo que es la mejor forma actualmente de estar como más conectado a tu público; mi abuelo me decía que ésa era una de las cosas más importantes en la carrera de un artista. Y siempre se saca tiempo para contestar a los mensajes”.
En estos ratos libres, Álex tiene sus aficiones, algunas de ellas un poquito curiosas. “Me gusta jugar a videojuegos, siempre me han apasionado. Y también soy coleccionista. Desde cartitas de Pokemon hasta NFTs, relojes, perfumes, figuras como de colección de Hot Toys, por decir… Algunas cosas así…”. Y todo eso lo guarda en su casa. “Mi mujer todavía no me ha echado de casa, sí a otra habitación y ahí lo tengo todo”, ríe.
Álex ya conoce España -ya ha actuado, por ejemplo, en las Islas Canarias-, pero será en diciembre cuando vuelva para ofrecer conciertos en varias ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia… Antes, hoy mismo, día 18, subirá al escenario del Teatro Real junto a Mocedades y al Mariachi Vargas de Tecalitlán, el mismo lugar en el que, hace diez años, actuó su padre, Alejandro Fernández.
De momento, se pasea por Madrid, y sin problema alguno, porque “siempre que tengo la oportunidad y me piden una foto, lo hago, no recuerdo haber dicho que no, salvo alguna ocasión puntual en la que hayamos ido corriendo hacia la furgoneta saliendo de algún lugar”. Y así, encantado, y deseando disfrutar de nuestra gastronomía e historia, se muestra estos días en sus redes sociales.
Fuente: El Mundo