Pese a que el mundo de la pornografía parece de ensueño y miles quisieran conseguir dinero a través de su cuerpo, la realidad es una construcción decadente de las películas de entretenimiento para adultos de nuestro país.
Un reportaje publicado en el periódico El País, señala que el porno en México se filma en los hoteles más baratos, no hay actrices fijas y la mayoría cobra unos 500 dólares al mes.
Fernando Deira, el mayor productor de pornografía mexicana, es un hombre de 40 años que iba para cura; cuando era adolescente estuvo encerrado en un seminario durante tres años preparándose para ser sacerdote…
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Helena Danae es una chica de 19 años que comenzó a hacer porno a los 18, convirtiéndose en la actriz más joven del ramo y en la más solicitada. A ella no le da miedo desnudarse, sino viajar.
“Yo antes de entrar en esto casi no viajaba, si a caso a Guayabitos o a Puerto Vallarta, pero ir a una ciudad donde no conocía a nadie me daba pavor”, cuenta.
Deira, quien también es dueño de Sexmex, es su jefe, como de decenas de jóvenes; también es representante y director de las películas.
“Cuando Fernando me vio, de inmediato me propuso ser actriz porno. Dije que sí. Al conocerlo me sentí segura”, dice Helena.
A pesar de que la página web de la productora recibe unas 30 mil visitas diarias y unas ganancias que “van en aumento”, según Deira, las actrices tienen que recurrir a “trabajos extra” para recibir un salario decente.
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Las más exitosas pueden aspirar a un contrato de exclusividad que va de US 460$ a los US 574$ al mes, como es el caso de Danae, quien combina las grabaciones con otro tipo de servicios en clubes nocturnos, donde la seguridad laboral no está tan clara.
Le pagan entre US 344$ y los US 861 $, dependiendo de lo explícito del espectáculo: “Lo más barato es un estriptis y lo más caro es el sexo en vivo, aunque en algunos lugares, como el Distrito Federal, está prohibido”, concluye.
Fuente: El Ciudadano