CIUDAD DE MÉXICO.
En épocas de Halloween es muy común ver como adornos en las casas algunas calabazas talladas.
Esto es muy común, sobre todo, en Estados Unidos, y poco a poco se ha extendido. Sin embargo, el origen de los faroles de Jack, como también le llaman a estas linternas, es celta, concretamente proviene de Irlanda.
LA HISTORIA DE LOS FAROLES DE JACK
Lo que hoy es una divertida tradición comenzó como una forma para protegerse del diablo. El relato de su origen cambia según quién lo cuente, pero en la mayoría de las historias se involucra a un borracho muy listo que se acerca a satanás.
Cuenta la leyenda que en la Irlanda del siglo XVIII, un hombre alcoholizado, muy malhablado, avaro, de mala reputación y al que nade quería, cuyo nombre era Stingy Jack, le pidió al diablo que fuera a tomar una copa con él.
El diablo aceptó, pero cuando llegó la factura hubo ese momento incómodo con el que todos estamos tan familiarizados. ¡Ninguno quería pagar la cuenta! Jack esperaba que el diablo se encargara de las cosas y el diablo pensó que Jack lo había invitado, por lo que tenía que pagar.
Jack dijo que no tenía dinero y convenció al diablo de convertirse en una moneda de seis peniques para pagar la cuenta. Jack tomó la moneda y la echó en su bolsillo junto a una cruz de plata para mantenerlo a raya.
Foto: *Pxfuel
El diablo estaba atrapado en el bolsillo de Jack, pero el borracho sintió lástima por él y decidió ser una buena persona y lo dejó salir, siempre y cuando prometiera que no vendría tras él por un periodo de uno a 10 años. El diablo no tuvo más remedio que estar de acuerdo y una vez que se quitó la moneda se convirtió en el diablo y siguió su camino no tan alegre. Al final del plazo acordado, el diablo buscó a Jack para vengarse. Pero de alguna manera, Jack lo convenció de trepar a un árbol en busca de una manzana como “último deseo“ antes de partir hacia el infierno.
El cornudo una vez más cayó en el engaño, solo para ver a Jack tallar una cruz en el tronco del árbol y dejar a la bestia varada nuevamente, sin poder bajar.
Al ver al demonio triste, Jack se sintió mal nuevamente y accedió a soltar al diablo si prometía nunca reclamar su alma para el infierno. El diablo quedó atrapado entre la espada y la pared una vez más, así que estuvo de acuerdo.
Años después, cuando Jack murió, San Pedro lo rechazó en las puertas del cielo debido a sus credenciales como borracho, estafador, avaricioso y grosero. Por otro lado, el diablo no podía dejar que Jack entrara al infierno, por el acuerdo al que había llegado con él en el árbol.
Cuando Jack intentó entrar en el infierno, el diablo lo reconoció y lo envió de vuelta por no faltar a la promesa de tomar su alma. «¿Adónde iré ahora?», preguntó Jack, y el diablo le contestó: «Vuelve por donde viniste». El camino de regreso era oscuro y frío, no se podía ver nada.
Al final, el diablo le lanzó a Jack un trozo de carbón ardiente del mismísimo infierno para iluminar su camino a través del purgatorio. Jack llevó el carbón dentro de un nabo ahuecado para que no lo apagara el viento.
Ahora Jack vaga sin rumbo con su linterna para toda la eternidad.
LOS FAROS DE JACK ORIGINALES FUERON HECHOS CON NABO
Las familias irlandesas contaron la historia y comenzaron a poner nabos tallados en sus ventanas para evitar que Stingy Jack y otros demonios ingresaran a la casa. Algunos tenían caras aterradoras grabadas en ellos para asustar a cualquier visitante.
Una vez que la tradición llegó a los Estados Unidos, los inmigrantes irlandeses pronto se dieron cuenta de que la calabaza, originaria de la zona, era una fruta ideal para tallar. Es por eso que en este país casi todas las casas tienen linternas de calabaza en los garajes cuando se acercan los días de Halloween.
FUENTE: EXCELSIOR