Semanas atrás llegó a los cines Emilia Pérez, sin dudas la película más controversial de los últimos meses. Luego de su paso por el Festival de Cannes, el musical de Jacques Audiard no ha hecho más que dividir aguas entre el público y la crítica. Ahora, con la llegada de la temporada de premiaciones, la discusión en torno a este film va tomando cada vez más relevancia.
Emilia Pérez es difícil de definir -y esta es una de las cuestiones que la aleja de gran parte del público-. Podría decirse que es un musical que aborda principalmente el narcotráfico en México y la transexualidad. Protagonizada por Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña y Selena Gómez, la película cuenta la historia de un narco que cambia de sexo y con ello también su moral, pues se dedica a luchar por las víctimas de los cárteles.
La película ya se alzó con varios galardones en los Globos de Oro y se espera que suceda algo similar en los Oscar, pero ha recibido embates de gran parte de la crítica y un fuerte rechazo desde el público mexicano. A continuación, analizamos las razones de la polémica a su alrededor.
No hay actrices mexicanas en la película
Uno de los aspectos que genera críticas es que ninguno de los papeles principales está a cargo de actrices mexicanas. Las figuras convocadas son españolas y estadounidenses, mientras que el director y gran parte del equipo técnico son franceses. En este sentido, el acento de Selena Gómez fue muy criticado por su fonética. De hecho, el actor mexicano Eugenio Derbez dijo en una entrevista: “Selena es indefendible”.
Para contar una historia que se mete de lleno en una problemática mexicana, resulta al menos extraño que ninguno de los protagonistas tenga un acento mexicano y que las líneas de diálogo resulten impostadas, ya que nadie de los involucrados parece conocer los modismos ni las formas de hablar populares.
El binarismo y la transfobia
Hay un aspecto al menos inquietante en la trama de Emilia Pérez: Manitas, un capo narco que ha hecho estragos por doquier, cambia de sexo y luego de su transición se convierte en una buena persona. No solo que es una resolución facilista sino que también resulta insultante.
Paul B. Preciado escribe desde El País: “Amalgama polisémica cargada de racismo y transfobia, exotismo antilatino y binarismo melodramático, Emilia Pérez refuerza de este modo la narrativa colonial y patologizante no solo de la transición de género sino también de la cultura mexicana”.
La banalización de una problemática sociopolítica
Por momentos logra ser una película de denuncia sobre la problemática narco, pero rápidamente esta intención se diluye con los cuadros musicales. El principal enojo del público mexicano reside en que una temática tan sensible haya sido abordada por extranjeros con una mirada que dista mucho de la local. La estereotipación de mexicanos -y latinos en general- sigue siendo un condimento que fascina a Hollywood y esto podría explicar por qué para las premiaciones esta es una obra maestra.
Una ofensiva inverosimilitud
Los números de muertos y desaparecidos circulan por las bocas de las protagonistas como algo vacío. La película no está basada en hechos reales, pero el cambio de sexo o las cirugías plásticas para no ser reconocidos no es una novedad en el mundo de los cárteles. La decisión de darle un cariz inclusivo y de género parece ser ofensivo, no solo para los mexicanos sino también para la comunidad trans.
Emilia Pérez está presentada como una heroína en esta película. Y si bien el cine moderno da la posibilidad de que sus héroes convivan con contradicciones, este personaje pasa de ser un asesino a convertirse en una heroína, como si una nueva identidad pudiera borrar aquel pasado. Además, se pasa por alto el abandono de sus hijos, la violencia con su esposa y sus múltiples crímenes. Así, el correccionismo político del film es otro de los aspectos criticados por el público.