El 4 de septiembre de 1969 inició la historia del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México, el cual cuenta con una longitud de 226 kilómetros y 195 estaciones, lo que lo convierte en el metro más grande de América Latina.
Desde sus orígenes se pensó al Metro como la «base de un sistema complejo de transporte masivo de la ciudad» , el cual ayudaría a solucionar los problemas de movilidad que enfrentaba la capital del país en la década de los sesenta del siglo pasado.
El Metro conectó a la periferia de la ciudad con el centro y desahogó el tránsito, que en esos años agobiaba a la capital del país. La primera línea del subterráneo corría de la estación Zaragoza (al oriente de la ciudad) hasta la estación Chapultepec (en el centro de la capital), teniendo como intermedias 14 estaciones más.
Los primeres trenes fueron fabricados en Francia, eran modelo Alstom MP-68. Estaban pintados en color naranja (tonalidad que manejaba la marca). De hecho, se pensó modificar el color a su llegada al país; sin embargo, se mantuvo convirtiéndose en un elemento característico del metro capitalino.
La iconografía de las estaciones del metro fue uno de los elementos que más ha destacado a lo largo de su historia. Su elaboración estuvo a cargo de los diseñadores Lance Wyman, Francisco Gallardo y Arturo Quiñónez, quienes pensaron en crear elementos gráficos que permitieran identificar las estaciones fácilmente, a través de una señalética afín a la cultura y cotidianidad de los pasajeros, y que fuera comprensible para personas analfabetas, turistas, personas no hispanohablantes, etc.
Con el paso del tiempo muchas de las estaciones fueron conformando su identidad a través de dichos elementos iconográficos, los cuales se realizaron conforme a tres categorías: personajes históricos, representaciones arquitectónicas y referencias locales, así como imágenes de connotación lingüística indigenista.
Anden y tren del metro de la Ciudad de México.iStock.
Estación Barranca del Muerto
La estación Barranca del Muerto, ubicada al sur de la ciudad, es uno de los lugares cuyo gráfico y significado esconden una sorprendente historia. Su origen remite al año 400, cuando el volcán del Xitle, en las faldas de la Sierra del Ajusco, provocó movimientos terrestres que causaron fracturas y hundimientos del suelo y originaron barrancas.
Una de ellas fue la ubicada en la actual avenida Barranca del Muerto, al sur de la ciudad. Su profundidad rebasaba los 15 m, lo que la convertía en un gran precipicio. Durante la Revolución Mexicana fue ocupado como trinchera del ejercito zapatista y conforme los bandos se enfrentaban y las muertes aumentaban, se empezó a ocupar la barranca como un cementerio.
A partir de este suceso, se comenzó a conocer a esta zona como “barraca del muerto”, en alusión a los cuerpos arrojados al barranco. La iconografía de la estación son dos siluetas de águilas de rapiña en vuelo, que recuerdan lo que hace varios años fue un cementerio.
Estación Hidalgo
La estación Hidalgo es quizás una de las más conocidas de esta red de transporte. Se ubica en el centro de la ciudad y conecta dos líneas del metro. Su imagen y nombre refiere a uno de los personajes históricos más representativos del país: el cura Miguel Hidalgo, iniciador de la Independencia de México. Aquel personaje que la noche del 15 de septiembre de 1810 realizó un llamado al pueblo de Dolores Hidalgo para levantarse en armas en contra del gobierno de la Nueva España.
Se otorgó el nombre a esta estación, ya que está ubicada sobre la avenida Miguel Hidalgo, por ello su representación gráfica es la silueta del cura.
Estación Talismán
La estación Talismán del metro de la Ciudad de México se ubica al norte de la capital y su imagen representa un mamut. El origen de este gráfico se debe a que durante las excavaciones de la construcción de la línea 4 del metro, en el año de 1978, se encontraron los restos de un mamut adulto de la especie Mammuthus archidiskodon.
Actualmente se encuentran expuestos en la estación, en el mismo lugar donde se encontraron.
Estación Indios Verdes
La estación Indios Verdes se localiza al norte de la ciudad; su nombre e iconografía refieren a dos enormes esculturas de bronce que representan a dos Huey Tlatoani mexicas: Itzcóatl y Ahuizotl. Las dos piezas fueron elaboradas por el artista Alejandro Casarín para La Exposición Universal, que se llevó en París en el año de 1889.
En el año de 1890 regresaron a México y fueron colocadas en la avenida Paseo de la Reforma, donde permanecieron algunos años hasta 1902 que se trasladaron a la Calzada de la Viga. Hasta 1920 se llevaron al norte de la ciudad y se colocaron en la avenida Insurgentes Norte.
Conforme pasó el tiempo, las dos esculturas de bronce se mezclaron con los minerales del ambiente, lo que provocó que cambiaran de color y se pusieran verdes. De aquí deriva que la zona y la estación del metro (ubicada cerca de donde están colocadas las esculturas) reciban el nombre de “Indios Verdes”.