Julian Shapiro, un estudiante de preparatoria de apenas 17 años, hizo un hallazgo que ha asombrado a la comunidad científica internacional: un “eco de luz” cósmico —posiblemente uno de los más grandes jamás descubiertos— parece indicar la existencia de un agujero negro el cual se extiende hasta el doble del tamaño de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Aunque suena como la trama de una película de ciencia ficción, el descubrimiento es real. Y lo más increíble es que ocurrió por accidente.
¿Cómo hizo el descubrimiento Julian Shapiro?
Julian Shapiro es un estudiante de la Escuela Dalton en Nueva York y, a pesar de su corta edad, ya participa en congresos internacionales como la Cumbre Global de Física 2025 de la Sociedad Americana de Física (APS). En una presentación reciente, Shapiro sorprendió a la comunidad científica al revelar su descubrimiento accidental mientras analizaba datos del proyecto DECaPS2, un estudio detallado del plano galáctico sur realizado desde el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo, en Chile.
Su objetivo inicial era detectar restos de estrellas explotadas, conocidos como remanentes de supernova. Sin embargo, al observar uno de los objetos detectados, notó que su estructura no coincidía con las formas típicas de estos remanentes: no había filamentos tenues ni evidencia clara de una explosión estelar reciente.
Estas imágenes corresponden a las últimas publicaciones de Julian Shapiro sobre la Vía Láctea. |Instagram
Lo que Shapiro encontró fue algo mucho más inusual: un “eco de luz” de un agujero negro supermasivo. Aunque el agujero negro en sí ya no está activo, el gas circundante sigue emitiendo luz debido a la radiación residual que lo ionizó hace millones de años.
Esta especie de “fantasma galáctico” ha sido captado en imágenes y estudiado con la ayuda del Gran Telescopio de África Austral (SALT), que permitió identificar la presencia de oxígeno y azufre ionizado en la zona.
¿Qué es un “eco de luz”?
En astronomía, un “eco de luz” es un fenómeno en el que la radiación emitida por un evento altamente energético —como una supernova o un agujero negro activo— continúa iluminando las nubes de gas cercanas incluso después de que la fuente original ha dejado de brillar.
En otras palabras, es una especie de resplandor fantasma que permite a los astrónomos estudiar eventos pasados a través de su influencia duradera en el espacio circundante. Aunque han sido documentados en el pasado, lo que hace especial el hallazgo de Shapiro es su tamaño.
Shapiro estima que el diámetro del eco de luz oscila entre los 150,000 y los 250,000 años luz. Para ponerlo en perspectiva, la Vía Láctea tiene aproximadamente 100,000 años luz de diámetro. Es decir, este eco podría tener hasta el doble del tamaño de toda nuestra galaxia.
Según Shapiro, el objeto cubre una zona extensa del cielo, lo que facilita obtener imágenes más profundas y detalladas. Esto también lo convierte en un candidato ideal para estudios futuros sobre la actividad pasada de agujeros negros supermasivos.
Estas imágenes corresponden a las últimas publicaciones de Julian Shapiro sobre la Vía Láctea. |Instagram
El valor científico del descubrimiento
El hallazgo de Julian Shapiro ha sido bien recibido por la comunidad científica. Sasha Plavin, investigadora de agujeros negros en la Universidad de Harvard, expresó su admiración por la rigurosidad con la que el joven astrónomo analizó las imágenes.
Según Plavin, estudiar estos ecos de luz permite entender mejor los patrones de comportamiento de los agujeros negros, su impacto en la formación estelar y la evolución galáctica.
Además, al comparar este nuevo eco con otros ya conocidos, los científicos podrían identificar diferencias en el tiempo que tardaron en formarse, su intensidad o su composición química, lo que ampliaría significativamente el conocimiento actual sobre este tipo de estructuras cósmicas.
¿Cuáles son los planes a futuro de Julian Shapiro?
Para Julian Shapiro, este descubrimiento podría marcar el inicio de una prometedora carrera científica. A pesar de que llegó al hallazgo de manera accidental, su pasión por la astronomía y su dedicación lo han llevado a un nivel que muchos científicos no alcanzan sino hasta después de años de experiencia.
“Mi participación en esta área de investigación me sorprendió un poco», dijo. «Pero espero que este objeto, en particular, ayude a ampliar el conocimiento sobre las actividades galácticas, algo que aún desconocemos», mencionó en una entrevista para la revista Live Science.
Mientras tanto, su descubrimiento ya forma parte de las discusiones más importantes en congresos científicos, demostrando que la pasión por la ciencia no tiene edad y que incluso los misterios más grandes del universo pueden revelarse cuando menos te lo esperas.
FUENTE: ME LO DIJO LOLA