Cada bocado de comida ultraprocesada podría estar acercando a millones de personas a una muerte prematura, según un nuevo estudio internacional que refuerza las alarmas sobre los riesgos de una dieta basada en productos industrializados.
La investigación, publicada este martes en la revista The BMJ, analizó los hábitos alimenticios de más de 500 mil personas en Estados Unidos y Europa durante un período de 15 años. Los resultados revelan una relación directa entre el consumo elevado de alimentos ultraprocesados —como embutidos, bebidas azucaradas, cereales industriales, comidas listas para calentar y snacks— y un mayor riesgo de muerte prematura, principalmente por enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Los participantes que consumían mayores cantidades de este tipo de alimentos presentaron un riesgo de entre 15% y 30% más alto de fallecer antes de los 70 años, en comparación con quienes basaban su alimentación en productos frescos o mínimamente procesados.
“El daño es acumulativo. No es un alimento en particular, sino la exposición constante a productos ricos en aditivos, azúcares, grasas trans y sal lo que está afectando la salud a largo plazo”, explicó el doctor Franco Molina, epidemiólogo y uno de los autores del estudio.
Los expertos advierten que el principal problema radica en la accesibilidad y popularidad de estos productos, que suelen ser más baratos, más duraderos y más atractivos por su sabor y conveniencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había clasificado en 2023 a las dietas altas en alimentos ultraprocesados como una de las principales amenazas emergentes para la salud pública global. Este nuevo estudio refuerza la necesidad de impulsar políticas alimentarias más estrictas, etiquetados frontales de advertencia y educación nutricional desde edades tempranas.
En México, donde el 70% de la población adulta vive con sobrepeso u obesidad, el impacto del consumo de ultraprocesados es especialmente preocupante. Organizaciones civiles han exigido al gobierno federal endurecer las restricciones a la publicidad de este tipo de alimentos, especialmente dirigida a niños.
“El mensaje es claro: lo que comemos todos los días importa, y las decisiones que parecen pequeñas pueden tener un impacto vital en nuestra salud futura”, concluyó Molina.
FUENTE: DIARIO 22