La vitamina D es un nutriente fundamental durante el embarazo, ya que ayuda al cuerpo a absorber el calcio y contribuye al desarrollo sano del bebé. Es esencial para el sistema nervioso, muscular e inmunológico y puede obtenerse de tres formas: a través de la exposición al sol, la alimentación y los suplementos.
Un reciente estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition destaca que mantener niveles adecuados de esta vitamina en las primeras semanas de gestación podría reducir el riesgo de parto prematuro y mejorar la salud del bebé. “Este estudio proporciona evidencias de que la nutrición temprana del embarazo, e incluso antes de la concepción, es de vital importancia”, explicó Celeste Beck, autora principal del estudio e investigadora en Heluna Health.
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Este nutriente desempeña múltiples funciones esenciales, entre ellas:
– Favorece la absorción de calcio, esencial para el desarrollo óseo del bebé.
– Regula los niveles de calcio y fósforo en la sangre.
– Previene la osteoporosis en la madre al fortalecer los huesos.
– Refuerza el sistema inmunológico.
– Podría tener efectos anticancerígenos y retardar el envejecimiento.
Consecuencias de la deficiencia de vitamina D
Tener niveles bajos de vitamina D durante el embarazo puede traer consecuencias tanto para la madre como para el bebé:
– Aumenta el riesgo de raquitismo y retraso del crecimiento intrauterino.
– Puede provocar fragilidad en huesos y articulaciones en el niño a largo plazo.
– Se asocia con mayores probabilidades de desarrollar diabetes gestacional, infecciones vaginales y preeclampsia en la madre.
De acuerdo con Alison Gernand, profesora de ciencias de la nutrición en la Universidad Estatal de Pensilvania, “más de un 25 por ciento de las mujeres embarazadas o lactantes tienen niveles de vitamina D más bajos de lo recomendado”. Su estudio encontró que las mujeres con niveles sanguíneos inferiores a 40 nmol/L en el primer trimestre tenían cuatro veces más riesgo de parto prematuro en comparación con aquellas que mantenían niveles de 80 nmol/L o más.
¿Cómo obtener suficiente vitamina D?
Para mantener niveles adecuados de vitamina D durante el embarazo, se recomienda:
– Exposición al sol. El cuerpo produce vitamina D naturalmente cuando la piel se expone a la luz solar. Sin embargo, es importante hacerlo con precaución y protección UV.
– Alimentos ricos en vitamina D. Algunas fuentes naturales de este nutriente incluyen: pescados grasos como el salmón y el atún, hígado de res, yema de huevo, quesos, hongos, leche, cereales y yogur fortificados.
– Suplementos de vitamina D. En algunos casos, el médico puede recomendar suplementos si los niveles de la madre son bajos. Sin embargo, es fundamental no automedicarse, ya que un exceso de vitamina D puede provocar toxicidad con síntomas como náuseas, vómitos, estreñimiento y pérdida de peso. Además, niveles elevados pueden dañar los riñones y afectar la frecuencia cardiaca.
La vitamina D es clave para un embarazo saludable y el desarrollo del bebé.
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Mantener niveles adecuados desde el primer trimestre puede reducir el riesgo de complicaciones como parto prematuro y fortalecer el sistema óseo del bebé. Una alimentación equilibrada, exposición moderada al sol y, en caso necesario, el uso de suplementos bajo supervisión médica son las mejores formas de asegurar su consumo óptimo.
Según Gernand, “una nutrición saludable es fundamental para promover el desarrollo saludable del feto. Los niveles de vitamina D, junto con el hierro y el ácido fólico, deben ser monitoreados desde el inicio del embarazo para favorecer un buen resultado en el parto”.
FUENTE: ME LO DIJO LOLA