No es de extrañar que muchas listas de las mejores películas sobre el Día de Acción de Gracias tergiversen la definición para incluir filmes que, en realidad, tratan sobre la temporada en su conjunto –Holiday Inn– o que incluso se centran directamente en la Navidad –¡Miracle on 34th Street no es una cinta sobre esta festividad, creadores de listas!).
Y es que, aunque sea sin duda una de las fiesta más importantes para Estados Unidos, junto con su respectivo Día de la Independencia, Acción de Gracias a menudo recibe poca atención por parte de la cultura popular. Sin embargo, este año el cineasta Eli Roth ha cambiado la situación, aunque sea ligeramente, con el estreno de la primera película de terror sobre Acción de Gracias en mucho tiempo, titulada –con admirable franqueza– Thanksgiving.
Pero la verdad es que ya había muchos slashers de baja calidad para los amantes del horror. Es mucho más difícil encontrar películas sobre el Día de Acción de Gracias que aborden la festividad como algo más que un gancho, y aún más difícil que esas cintas perduren como lo han hecho sus homólogas navideñas. Por ejemplo, hay una buena cantidad de pequeñas pero deliciosas comedias románticas navideñas de los años cuarenta; básicamente versiones más ingeniosas de los actuales maratones de Hallmark, con estrellas de cine de verdad, pero considerablemente menos que giren en torno al presumiblemente menos romántico “Día del Pavo”.
Teniendo esto en cuenta, hemos hecho el duro trabajo de recopilar siete décadas de las películas sobre el Día de Acción de Gracias, genuinamente buenas, ofreciendo un recorrido por las alegrías y tribulaciones de esta celebración desde mediados del siglo XX.
Los filmes sobre el Día de Acción de Gracias, incluso las comedias, suelen ser menos alegres que sus equivalentes navideños, ya que se centran en reuniones agridulces, regresos a casa tensos, dinámicas familiares complicadas y la cuestión constante de si nuestros rituales nos sostienen o nos recuerdan lo que hemos perdido en los intervalos entre ellos. Sin embargo, las buenas noticias abundan: Estas películas no son tan drásticas, muchas de ellas son joyas semiocultas, y hay tan pocas como para maratonearlas todas en el gran día. Aquí tienes trece títulos clave, ordenados cronológicamente.
The Very Thought of You (1944)
Las pocas películas sobre el Día de Acción de Gracias que se encuentran en las primeras décadas del cine estadounidense tienden a utilizar la festividad de forma incidental o, como en este drama romántico, como un respiro de asuntos más importantes y espinosos. Aquí, un cambio de destino permite a una pareja de soldados de la Segunda Guerra Mundial (Dennis Morgan y Dane Clark) tomarse un fin de semana de vacaciones en Pasadena antes de volver a embarcarse para seguir entrenándose y cumplir otro período de servicio. Mientras está allí, David Stewart (Morgan) se reencuentra con Janet Wheeler (Eleanor Parker), un antiguo amor, para disgusto de la familia de ella, en parte porque han visto cómo la hermana de Janet abandonaba a su propio novio soldado en el extranjero.
El director Delmer Daves emplea el marco temporal limitado de un fin de semana de Acción de Gracias como sustituto del escaso tiempo de que disponen estos soldados para ocuparse de sus asuntos personales, y ya desde el principio las cintas subvertían las imágenes de unión familiar: la tensa escena de la cena de la película tiene lugar en realidad la noche anterior a Acción de Gracias, mientras Janet está tan enamorada de David que acaba perdiéndose por completo la reunión familiar. Más tarde, la reaparición del cuñado de Janet incluye su reevaluación de lo que significa Estados Unidos: “¿Conoces esos anuncios que muestran fotos de hombres con uniforme volviendo a lo que dejaron? No muestran lo que verdaderamente supone el hogar. Para algunos quizá sea la tarta de manzana, el olor a comida casera, la farmacia de la esquina… pero para muchos otros es su chica”. ¿Estos personajes sobreviven con breves destellos de felicidad que saben desde el principio que tienen un límite de tiempo, o la vida se vive realmente en esos pequeños estallidos inesperados? Quizá The Very Thought of You dé prioridad al melodrama doméstico y a la reconciliación en lugar de abordar realmente estas cuestiones, pero eso no impide que ofrezca una visión inusual antes de que aparezcan los créditos. Actualmente no está disponible en streaming legal, pero echa un vistazo a Turner Classic Movies, que la mantiene en circulación ocasionalmente.
By the Light of the Silvery Moon (1953)
Aunque no ha habido muchas grandes películas sobre Acción de Gracias, sí que han aparecido varios episodios memorables de sitcoms con esta temática, y este ridículo y dulce semimusical de Doris Day de 1953 parece un precursor de esa tradición. Al igual que The Very Thought of You y muchas otros títulos relacionados, se trata de un regreso a casa: en este caso, un soldado de la Primera Guerra Mundial (Gordon MacRae) que vuelve a su hogar con una relación incierta y oscilante con su novia de mentalidad progresista (Doris Day), mientras la familia de ella se prepara para una gran reunión. También hay una subtrama sobre el hermano menor de Day (Billy Gray) que se encariña con el pavo que la familia ha estado alimentando para preparar una carnicería de temporada.
La película es episódica y un poco incoherente, con una fuente de conflicto introducida de la nada hacia la mitad; también es la clase de musical de escala modesta que ha quedado relegado a las películas indie –si es que existe–, con canciones en su mayoría diegéticas interpretadas por una Day victoriosa –que resulta extrañamente convincente como una joven de 18 años de rostro fresco a pesar de tener aquí 30 años–. Es, en gran medida, la versión familiar-anímica de los años cincuenta de los muchos melodramas ligeramente cómicos de temática navideña de los cuarenta, animada por canciones, sinceridad y ocasionales efectos de sonido al estilo de dibujos animados.
Alice’s Restaurant (1969)
Quienes tengan edad suficiente para recordar la radio quizá les venga a la mente que muchas estaciones tradicionalmente emitían la obra de Arlo Guthrie, Alice’s Restaurant, de 18 minutos de duración y con un tono satírico, el Día de Acción de Gracias, festividad en la que se desarrolla la trama. Sin embargo, tal vez algunos de esos veteranos no sepan que la canción no solo se convirtió en un largometraje protagonizado por el propio Guthrie, sino que fue la continuación del director Arthur Penn de su impactante película policíaca de 1967 Bonnie and Clyde, que ayudó a poner en marcha el movimiento del Nuevo Hollywood de finales de los sesenta y principios de los setenta. Alice’s Restaurant no se cita a menudo como eje de este movimiento, y con buena razón. No es Bonnie and Clyde, ni The Graduate, ni nada que esté al nivel de esas obras maestras. Sin embargo, es una valiosa cápsula del tiempo que invierte la narrativa del regreso a casa del soldado de guerra el Día de Acción de Gracias y la narrativa de regreso a casa del soldado de la guerra, con Guthrie saliendo a carretera en un intento de evitar el reclutamiento del ejército, y metiéndose en problemas con una comunidad informal de semihippies de familia dispersa, mientras se detiene ocasionalmente a visitar a su moribundo padre Woody –que no aparece como él mismo–. Aunque el joven Guthrie no es exactamente una estrella del rock, hay un toque de falsa modestia de cantante ocasional en el retrato que hace de sí mismo como un tipo dulce y sin pretensiones. Sin embargo, también es bastante convincente en ese papel, y aunque la película tiene mucho espacio para bufonadas adorables, Penn no descuida las complejidades y la tristeza de sus personajes.
Arlo encuentra un sentimiento comunitario de amor y gratitud, pero eso no hace que sea más estable o duradero que el de cualquier familia tradicional. Al dramatizar una canción folclórica de 18 minutos seis veces más larga, gana en profundidad de sentimiento.
The Last Waltz (1978)
Seamos claros: esta lista se ciñe a las películas que de verdad tienen algún tipo de relación directa con el Día de Acción de Gracias, lo que significa omitir las que tal vez parezcan adecuadas desde el punto de vista temático o estético, y eliminar los dramas familiares y las que se basen en partidos de futbol o la gastronomía de la temporada, si no tienen algo que ver con el frío de noviembre o los adornos navideños. Sin esas restricciones, hay un gran número de películas de Martin Scorsese que son un buen espectáculo para esta festividad, desde los absorbentes Casino y The Irishman –ambas estrenadas originalmente en los cines durante la fecha– hasta el reconfortante filme cargado de comida Goodfellas, pasando por la calidez de cinta familiar de Hugo –¡otro estreno de Acción de Gracias en su día!– y su más reciente filme Killers of the Flower Moon y su aleccionadora mirada a la historia estadounidense salpicada de sangre y racismo hacia los pueblos indígenas –entre otros–.
Para los quisquillosos, la filmografía de Scorsese incluye una gran película ambientada en Acción de Gracias para verse ese día y ambientar con su soundtrack mientras preparas la comida: Su filme de conciertos The Last Waltz (El último vals), con sus colegas de The Band. El único problema es que sus invitados quizá eclipsen a los tuyos, dado que incluye no solo a los fallecidos Robbie Robertson y Rick Danko, sino también a Bob Dylan, Neil Young, Emmylou Harris, Ringo Starr y Muddy Waters, entre otros. Okay, eso no es un gran problema. La música es una gran banda sonora para cocinar, y las entrevistas informales de Scorsese aportan el color y la reminiscencia justos sin convertirlo todo en una lección de historia. El sonido de un grupo que se retira te hará compañía.
Hannah and Her Sisters (1986)
Mira, entiendo que no quieras invitar a Woody Allen a tu casa durante las fiestas. Pero sus películas cuentan con el magnífico trabajo de mucha gente, y aquí el propio Allen se mantiene en la periferia, al menos en comparación con algunos de sus otros trabajos de esta época. Está por todas partes en Broadway Danny Rose, por ejemplo, una comedia de solo dos años antes que también tiene una escena de Acción de Gracias. Hannah and Her Sisters (Hannah y sus hermanas) vuelve a esa festividad, lo que indica la tendencia de Allen a autorreciclarse incluso en sus mejores trabajos, y en su superficie, esta cinta tiene mucho más de donde vino eso: montones de aventuras y titubeos extramatrimoniales, intercambios de pareja involuntarios, crisis existenciales, hombres insistentes y autoglorificantes que se presentan como irresistibles para múltiples mujeres, etc. Pero al entretejer las historias de tres hermanas interpretadas por Mia Farrow, Barbara Hershey y Dianne Wiest, avanzando inexorablemente de forma que el filme comience y termine en Acción de Gracias, con otra celebración de ese día –emocionalmente crucial– hacia los dos tercios, la película adquiere una estructura casi novelesca, y las distintas partes acaban reforzando el conjunto.
Las escenas del Día de Acción de Gracias en sí parecen muy del Upper East Side: adineradas, superpobladas de amigos de la familia, con importantes contribuciones de otras personas, mientras los padres ancianos entonan canciones sentimentales al piano. Hay aperitivos, y ni un partido de futbol a la vista. Sin embargo, situadas como están en esta narración intencionadamente episódica sobre personas que buscan una sensación de satisfacción que quizá esté fuera de su alcance, la cinta también muestra cómo las grandes reuniones festivas marcan el paso del tiempo, sacando a relucir inseguridades y conflictos de las rutinas. Hay otras películas de los años setenta y ochenta que tocan este tema –la comedia dramática de 1979 Starting Over aparece en varias listas de películas de Acción de Gracias, aparentemente solo por una secuencia relacionada a la fecha de 10 minutos particularmente intensa en la mitad del filme–, pero Hannah y sus hermanas es la que va más lejos.
Planes, Trains, and Automobiles (1987)
La única selección que aparece en todas las listas de películas sobre el Día de Acción de Gracias y que, además, es un clásico genuino y legítimo, con el buen criterio de cubrir un área que probablemente se considera demasiado desagradable para que la aborden otras cintas: el infierno absoluto de los planes que se tuercen en uno de los días de viaje más importantes del año. Conoces la historia del tenso Neal (Steve Martin) unido a regañadientes al parlanchín Del (John Candy) en un viaje con muchos desvíos y múltiples transportes de Nueva York a Chicago, y con solo mencionar el título te vendrán a la mente numerosas escenas absurdas –la cama compartida en la habitación del hotel, la discusión en el auto rentado, el incendio del coche–.
El mismo sentimentalismo que a veces debilitaba otras películas del guionista y director John Hughes acaba uniendo el filme. Hughes recurrió con frecuencia a las vacaciones en sus últimos trabajos, casi rehaciendo Planes, Trains, and Automobiles (Nada en común) unos años más tarde, cuando escribió Dutch, de temática similar a Acción de Gracias; la diferencia aquí es su habilidad para unir repetidamente a dos extraños sin ninguna obligación formal entre sí, con tensiones que resultan a la vez punzantes y desgarradoras. Entre tanta comedia, es su película más madura, en la que Martin y Candy demuestran una capacidad impresionante, incluso cuando se ríen a carcajadas.
The Ice Storm y The House of Yes (1997)
Una década después de la última gran película de Acción de Gracias, el año 1997 nos brindó un inesperado festín en forma de dos versiones crudamente oscuras de la festividad. Probablemente, muchos elegirían la comedia en grupo de 1995 de Jodie Foster, Home for the Holidays, para representar el Día de Acción de Gracias de los noventa; aunque tiene su encanto, su alto nivel de discusiones y parloteos resulta redundante, dependiendo de tu situación familiar y/o de tus niveles de tolerancia.
The Ice Storm (La tormenta de hielo), por otra parte, se desarrolla lenta y cuidadosamente, procesando aún los cambios sociales de los setenta a una velocidad menos trepidante que Boogie Nights pero, en definitiva, quizá igual de deslumbrante. Ang Lee, que por entonces estaba empezando un recorrido esporádico por la historia estadounidense, adapta una novela de Rick Moody sobre dos familias suburbanas entrelazadas y su descontento el fin de semana de Acción de Gracias. Solo uno de ellos –un adolescente interpretado por un joven Tobey Maguire– regresa del internado, pero todos sienten cierto grado de alienación de lo que deberían ser las comodidades de un hogar –relativamente acomodado y privilegiado–. Así pues, hay que reconocer que The Ice Storm no es una película reconfortante, salvo quizá por su oscura y tranquilizadora constatación de que los adultos atraviesan relaciones inciertas con la misma facilidad que sus hijos.
House of Yes es técnicamente aún más oscura, pero de un modo estilizado y profundo que resulta más elegante que devastador, aunque también es bastante perturbadora. Una mujer (Tori Spelling) acompaña a su novio (Josh Hamilton) de vuelta a casa por Acción de Gracias con su insólita familia, encabezada –al menos en extrañeza– por su hermana gemela (Parker Posey), que se viste como Jackie Kennedy e intenta alegremente ejercer una siniestra posesividad sobre su hermano, desgranando sus diálogos escenificados con un celo desquiciado.
Addams Family Values es otro estreno de los noventa que se cita a menudo como una gran cinta de Acción de Gracias, debido enteramente a una brillante subtrama –técnicamente ambientada en un campamento de verano– en la que los niños Addams acaban haciendo el ridículo en una parodia plastificada, suntuosa y racista de una obra infantil de peregrinos y nativos; esta maravillosa sección está protagonizada por Christina Ricci, que también actúa en The Ice Storm.
House of Yes no introduce la venganza de los indígenas, pero funciona como un giro de los Addams –algo– menos caricaturesco y totalmente festivo, con una extraña recreación histórica. Al fin y al cabo, el asesinato de John F. Kennedy ocurrió solo seis días antes de Acción de Gracias. ¿Tiene House of Yes mucho que decir sobre las cicatrices que esta tragedia dejó en la psique estadounidense de mediados de siglo? No estamos seguros. En cualquier caso, es muy satisfactorio que dos películas diferentes de 1997 recordaran el Día de Acción de Gracias con tan poca nostalgia, sobre todo teniendo en cuenta que los noventa merecen su propia forma de retrospectiva de los buenos-viejos-tiempos.
Tadpole (2002)
En su estreno en 2002, Tadpole fue recibida por la crítica como una imitación combinada de Rushmore, The Graduate, Woody Allen y Whit Stillman; si ésta es la segunda vez en esta lista que se compara desfavorablemente una película con The Graduate, bueno, sabemos que a Acción de Gracias le sigue inmediatamente la temporada de las sobras.
Todo eso es justo; la historia de un adolescente precoz y pretencioso (Aaron Stanford) que vuelve a casa a Nueva York para pasar las vacaciones y aspira a seducir a su madrastra (Sigourney Weaver), pero en lugar de eso se enreda en una aventura con su mejor amiga (Bebe Neuwirth), es inferior a sus principales influencias y un poco desconcertante veinte años después. También es una película indie inadaptada, rápida, divertida y extrañamente simpática, que recurre a una forma un poco desagradable del primer video digital para devolver algo de inmediatez a un entorno neoyorquino que a menudo se confunde con el romanticismo. Con la plenitud del tiempo, también es más fácil apreciar los buenos papeles que ofrece a Stanford, Neuwirth y Weaver. También: Entre ésta y The Ice Storm, ¿es la legendaria Sigourney Weaver nuestro mejor avatar de agridulce deseo de finales de noviembre?
Turkey Bowl (2011) y Hollidaysburg (2014)
Con el surgimiento en el siglo XXI de las historias de transición a la madurez que transcurren en los veintitantos años de los personajes, en lugar de hacerlo en la adolescencia, y el alejamiento de las tramas sobre el regreso a casa tras la guerra –o, al menos, confinadas a películas más crudas centradas en la lucha psicológica–, tiene sentido que los cineastas empiecen a considerar los rituales del Día de Acción de Gracias como posibles catalizadores de una forma más moderada de crisis del cuarto de vida –o anteriores–. A finales del movimiento mumblecore de la década de 2000, Turkey Bowl –que no debe confundirse con una comedia de 2019 prácticamente del mismo nombre– apenas sería más ligera, un largometraje de 65 minutos sin estrellas de cine, aunque cuenta con la siempre bien recibida actriz de Halt and Catch Fire, Kerry Bishé.
Esta cinta micro-indie sigue a un pequeño grupo de amigos universitarios que se reúnen para jugar un partido anual de futbol americano de contacto, y eso es todo. Esa manera es también su tema: El hecho de que les veamos jugar en agosto, por el premio de un pavo, presumiblemente perdiéndose la rutina de la temporada de fiestas, es a la vez una admisión perfectamente realista de hasta qué punto se desvían nuestras conexiones sociales, y una excusa bastante probable para una producción minúscula que probablemente tuvo que rodarse en un momento y lugar determinados, al margen de la estación. Es muy raro encontrar una película que de verdad te permita experimentar más o menos un gran ritual anual, en lugar de hacer un gesto hacia él o convertirlo en un escenario para algo más grande. Los celos, las rivalidades y la insatisfacción interpersonal general afloran durante Turkey Bowl, pero no se permite que repercutan más allá del final del partido. A su manera, es una película de deportes tan pura como un juego auténtico.
Hollidaysburg tiene una génesis más extraña: Fue uno de los dos largometrajes producidos a partir del mismo guion a partir de una serie de televisión para un concurso de cine llamado The Chair. Obviamente, los respectivos realizadores supieron adaptar el texto a sus respectivas sensibilidades, porque uno de los directores –el que se curtió en YouTube– hizo Not Cool, que es, según mi exhaustiva investigación, la peor película sobre Acción de Gracias que se ha hecho nunca, mientras que el otro, A.M. Lukas, hizo Hollidaysburg, una cinta dulcemente discreta y bien documentada sobre un periodo de tiempo que a menudo pasa desapercibido: el viaje de un recién graduado a casa para Acción de Gracias.
La mayoría de las películas sobre adolescentes de esta edad terminan con ellos graduándose en el instituto y adentrándose en el horizonte, o empiezan con ellos metiéndose de cabeza en una bacanal universitaria. Hollidaysburg mantiene a la escuela fuera de la pantalla. Su diálogo, con una letanía de referencias a figuras invisibles del pasado de los personajes, evoca perfectamente el instituto como un pasado reciente, que se hace menos reciente cada semana que pasa. Lukas tiene un agudo sentido de lo accidentadas que suelen ser estas transiciones, que a menudo niegan el tipo de cierre fácil que prometen, bueno, otros filmes, francamente. Dada la cantidad de gente que celebra Acción de Gracias con alguna clase de reunión en su pueblo natal, esto parece un terreno crucial que cubrir.
Ni Turkey Bowl ni Hollidaysburg son películas de gran producción, pero impresionan por un montón de pequeños detalles que tienden a pasar desapercibidos ante sus equivalentes de grandes estudios.
Mistress America (2015)
A pesar de su prominencia en esta lista, la ciudad de Nueva York es, en realidad, un lugar horrible para pasar el Día de Acción de Gracias. Sí, está el desfile de Macy’s –que se ve mejor desde casa– y la falta de grandes almacenes que impulsen los disturbios del capitalismo –pero tampoco hay bares de barrio para reuniones improvisadas–. También abundan las cocinas de departamentos demasiado pequeñas, terribles menús para esta celebración en restaurantes sobrevalorados y la posible falta de escapatoria de tus propias inseguridades. Antes incluso de llegar a las vacaciones al final de la película, Mistress America, de Noah Baumbach y Greta Gerwig, comprende la soledad de una persona joven en Nueva York, relatando con hilaridad instantánea los tropiezos de Tracy (Lola Kirke), una estudiante de primer año de Barnard que lucha por encontrar su camino. Y comprende con la misma claridad el agotamiento de los bon vivants que se han hecho a sí mismos, como Brooke (Greta Gerwig), que se acerca a los treinta luciendo un montón de estrafalarios alardeos sin muchos logros sólidos. Naturalmente, una de sus ambiciones parece particularmente imposible, en yuxtaposición con las ausencias que Acción de Gracias hace sentir: Abrir un restaurante en Nueva York que se sienta como en casa.
Las mujeres se reúnen por la inminente boda de sus padres, que tendrá lugar durante las vacaciones de esta festividad, y sus andanzas por Manhattan acaban convirtiéndose en una farsa desesperada en un último acto alborotado pero extrañamente conmovedor. Acción de Gracias no es solo una fiesta de noviembre, un mes antes de Navidad; es la culminación extraoficial del otoño antes de que dé paso al invierno, y Mistress America es lo más otoñal que puede llegar a ser una comedia de diálogos ingeniosos, un conjunto Baumbach/Gerwig aún más citable que Barbie. Cuando el filme llega por fin a esa reunión para comer en Nueva York, es, como el resto de la cinta, perfectamente atinada, concisa e inmensamente satisfactoria. Sin ni siquiera un pavo en pantalla, ésta podría ser la mejor película de Acción de Gracias del último cuarto de siglo o más.
The Humans (2021)
Estrenada discretamente a mediados de la pandemia en unos pocos cines y en Showtime por el querido estudio indie A24, The Humans es la entrada obligatoria de tensión postmillennial en el canon de Acción de Gracias. El hecho de que los angustiosos dramas familiares que se desarrollan en la mesa de la cena –ya sean truculentos o auténticos golpes de efecto– se hayan convertido en un elemento básico de la industria independiente a lo largo de los años –¡imagínate el dinero que se ahorra en los sets!– ayuda a explicar por qué actualmente hay más películas sobre el Día de Acción de Gracias en los últimos treinta años que de décadas anteriores.
The Humans es otro drama ambientado en Nueva York –¡perdón! Es una forma tan fácil de abreviar el escenario festivo–, que reúne a miembros de una familia interpretados por un ecléctico reparto –Richard Jenkins, la veterana del teatro Jayne Houdyshell, Amy Schumer, Beanie Feldstein, Steven Yeun– en un destartalado departamento del centro de la ciudad, donde diversas tensiones compiten con los espeluznantes sonidos fantasmales que los rodean. El drama de Acción de Gracias más aclamado de la era A24, con efectos similares a los de las películas de terror que contribuyen a una sensación de embrujamiento, y es un digno ejercicio de incomodidad bien forjada, de forma más abiertamente cinematográfica que esta adaptación teatral. Pero, en mi opinión, The Humans profundiza más en sus personajes y se beneficia de la escritura reflexiva y descarnada del guionista y director Stephen Karam.
Al igual que muchos de los títulos de esta lista, no es precisamente una película para enternecer el corazón, y esa cualidad te hará sentir menos solo, independientemente de la manera en que pases estas fiestas.