Existen aproximadamente 500 asteroides que amenazan potencialmente a la Tierra, un problema para el que los expertos de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) han hallado soluciones que, para la mayoría de las personas, parecen historias de ciencia ficción.
“Tenemos unos 500 objetos cercanos a la Tierra o Near Earth Objects (NEO) identificados, los cuales pueden, en un plazo de 100 años, tocar eventualmente la Tierra; aunque la probabilidad es muy débil, en algunos casos es de uno sobre un millón”, explicó Detlef Koschny, jefe de sector NEO en la ESA.
“Seguimos sus trayectorias, intentamos prever lo que podrían ser y si representan eventualmente un riesgo”, destacó el especialista desde el centro operacional de los NEO de la ciudad italiana de Frascati, donde un grupo de expertos de todo el mundo y de las diferentes agencias espaciales se reúne esta semana.
Los métodos
“En caso de peligro real, tenemos dos soluciones actualmente factibles”, señaló el jefe de sector NEO: “La primera es el accidente de circulación cósmica (…) Imaginen un vehículo, que es el asteroide, y otro, que es una herramienta nuestra, que choca con él y lo desplaza de su trayectoria. A fuerza de empujarlo poco a poco, conseguiremos probablemente desviarlo de la Tierra”, afirmó.
“La segunda solución es destruir el asteroide con la ayuda de una explosión nuclear”, explicó Koschny.
El interrogante fue ¿cómo se puede apuntar a un objeto espacial que se desplaza a 10 kilómetros por segundo con otro objeto lanzado para interceptarlo a la misma velocidad?
“Desde un experimento estadunidense llamado Deep Impact sabemos que se pueden alcanzar todos los objetos de un diámetro superior a 100 metros. Nos encaminamos probablemente a satélites autoguiados por una cámara, porque no tendríamos tiempo de dirigirlos desde la Tierra”, señaló el científico.
“Es más sencillo cuando es Bruce Willis quien lo hace”, dijo sonriendo Richard Tremayne-Smith, copresidente de la Conferencia sobre la Defensa Planetaria (Planetary Defence Conference, PDC) que se inauguró en Frascati, ello, en alusión a la película estadunidense Armageddon, en la que el actor destruye un asteroide que amenaza la Tierra.
“La defensa planetaria era un pasatiempo hace 10 años. Hoy se ha convertido en una preocupación global”, asegura William Ailor, copresidente de la PDC.
Juegos de rol
La PDC es algo serio, con expertos de la NASA, de la ESA y de otras instituciones, pero también hay lugar para los juegos de rol.
“El juego consiste en simular una crisis por una posible caída de asteroide sobre la Tierra, con tres personas que juegan el papel de responsables políticos, sus consejeros científicos, representantes de las poblaciones amenazadas y la prensa”, explicó Debbie Lewis, experta en gestión de catástrofes.
“Necesitamos acuerdos de mando, de control, de coordinación y de comunicación a escala internacional”, destacó la especialista, y es que los daños causados por la caída de un asteroide pueden ser gigantescos en función de su tamaño.
Según numerosos expertos, 75 por ciento de las distintas formas de vida en la Tierra, incluidos los dinosaurios, desaparecieron por la caída de un enorme asteroide hace 65 millones de años.
“Debemos estar mejor preparados, el despertador ya sonó pero nos empecinamos en apagarlo”, dijo Lewis.
Los problemas son múltiples: salvar a la población está muy bien, pero si se pierden todos los bienes, casas, fábricas, carreteras y hospitales serviría de poco. Por eso hay que salvar también las infraestructuras, recalcó.
La ausencia de certezas plantea otro problema. Es imposible prever terremotos o catástrofes naturales y ocurre otro tanto con los objetos espaciales que se desplazan a gran velocidad.
“Recientemente hemos tenido una sesión de trabajo con juristas y les hemos hecho una pregunta. Si decimos al alcalde de Roma que un asteroide va a destruir su ciudad, que organice la evacuación, y luego resulta que el asteroide cae al mar ¿puede procesarnos y pedirnos millones de dólares de daños?”, interrogó jefe de sector NEO en la ESA.
Ante este tipo de situaciones, Lewis concluyó que “es muy difícil para quienes toman las decisiones”.
(FUENTE MILENIO)