Redacción Macronews.- El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no solo influye en la concentración o la conducta, también tiene un profundo impacto en los hábitos alimenticios. Especialistas advierten que tanto en niños como en adultos, el TDAH puede alterar la relación con la comida, provocando desde la falta de apetito hasta episodios de ingesta compulsiva.
Según estimaciones internacionales, más del 50 % de las personas con TDAH presentan conductas alimentarias irregulares, lo que puede repercutir en su salud física y emocional.
Cuando el hiperfoco apaga el hambre
Uno de los efectos más comunes del TDAH es el hiperfoco, una concentración tan intensa en una tarea o interés que el cerebro “apaga” otras señales, como la del hambre. Esto provoca que muchas personas con TDAH olviden comer durante horas o incluso todo el día, especialmente cuando están trabajando, estudiando o entretenidas en actividades estimulantes.
Los expertos explican que este patrón puede derivar en déficits nutricionales o en atracones nocturnos, cuando finalmente el cuerpo reacciona a la falta de alimento.
Impulsividad: comer rápido o de más
La impulsividad —uno de los rasgos centrales del TDAH— también se refleja en la comida. Es frecuente que quienes lo padecen coman con prisa, sin planificar, o elijan alimentos ricos en azúcar o grasa para obtener una recompensa inmediata.
En el caso de los niños, esta conducta se traduce en dificultad para seguir rutinas alimenticias, preferencia por snacks o golosinas, y rechazo a comidas estructuradas. Mientras que en los adultos, puede presentarse como “hambre emocional” o dificultad para detenerse al comer, lo que incrementa el riesgo de sobrepeso y desregulación metabólica.
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Medicación y apetito: un equilibrio delicado
Muchos tratamientos farmacológicos para el TDAH tienen como efecto secundario la disminución del apetito, especialmente en niños. Esto puede hacer que las comidas principales se omitan durante el día y se compensen en la noche, afectando el metabolismo.
Los especialistas recomiendan ajustar los horarios de comida según el efecto del medicamento y priorizar alimentos densos en nutrientes, como aguacate, frutos secos, huevo o pescado.
Recomendaciones de los especialistas
Nutriólogos y psiquiatras coinciden en que una dieta balanceada puede ayudar a regular los síntomas del TDAH, favoreciendo la concentración, el estado de ánimo y el sueño. Entre sus principales consejos:
Establecer horarios fijos de comida con recordatorios visuales o alarmas.
Incorporar proteínas y grasas saludables en cada tiempo de comida.
Evitar ayunos prolongados y consumo excesivo de cafeína o azúcares.
Promover la alimentación consciente: comer despacio y sin distracciones digitales.
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Un enfoque integral para mejorar la calidad de vida
De igual manera, se enfatiza que el manejo del TDAH debe ser integral, combinando atención médica, nutricional y emocional. Comprender cómo este trastorno influye en los hábitos alimenticios puede marcar una diferencia en el bienestar diario de quienes lo viven, especialmente si se detecta desde la infancia.

























