Ousmane Dembélé o Lamine Yamal, un enigma que llevaba semanas alimentando los debates sobre la identidad del Balón de Oro 2025, y que terminó este lunes al nombrarse al francés como el mejor jugador del año.
Dembélé contaba con todo el impulso que le otorgan los cuatro títulos alzados por su equipo, sobre todo la Liga de Campeones, la primera de su historia, con sus 35 goles y 16 asistencias que le convirtieron en el estilete del equipo que marcó la pasada campaña. Su principal enemigo era la dispersión de votos con sus compañeros, puesto que el PSG colocó a nueve futbolistas entre los 30 candidatos.
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El Barça tuvo menos jugadores entre los que postulaban al premio, cuatro, por lo que todos los focos apuntaban a Lamine Yamal, quien se llevó el Trofeo Kopa, con peores números que Dembélé, 21 goles y 22 asistencias, y menos títulos, porque la Liga de Campeones se escapó en una semifinal desgraciada contra el Inter, pero cuya proyección a sus 18 años apunta a una figura histórica.