Estimados amigos, finalmente y después de treinta semanas regresó la NFL.
Siempre en cada inicio de temporada hay una interrogante: ¿qué equipos seguirán siendo contendientes o quiénes podrían dar la sorpresa? La pretemporada nunca me ha parecido un buen parámetro
Pero si algo llamó la atención en este primer fin de semana ha sido la paridad.
Pocos esperábamos ver a unos Miami Dolphins jugar como lo hicieron ante un equipo que es favorito para ser incluso campeón, los Seattle Seahawks.
Dicen que los buenos equipos encuentran la manera de ganar, los malos la de perder. Este podría ser el resumen de lo que ocurrió en este duelo. En términos generales, los Dolphins lucieron bien, jugando además en un campo tan difícil como es el CenturyLink Field, la casa de Seahawks.
El mariscal de campo de los Chiefs lideró la mayor remontada en la historia de la organización para batir a los Chargers.
Jugada clave fue el pase de Russell Wilson a Doug Baldwin en cuarta y 4 por avanzar con poco más de 2 minutos por jugar.
En todo caso, y si sirve de consuelo para los aficionados de Miami, parece que está será una temporada menos complicada para los de Florida.
Otro partido que podríamos calificar de sorpresa fue el tropiezo de Andrew Luck con sus Indianapolis Colts ante los Detroit Lions. El año anterior, Luck estuvo lesionado durante buena parte de la temporada; se esperaba mucho en el regreso del considerado mejor quarterback de la nueva generación.
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Huelga decir que si se trata de encontrar un «culpable» de la derrota, no fue el N° 12 de Indianapolis. Luck logró 385 yardas con cuatro pases de touchdown, pero no fue suficiente. La defensiva confirma que seguirá siendo tan mala como la temporada pasada.
Detroit está viviendo la era post-Calvin Johnson, y al menos en el primer juego sin ‘Megatron’, pasaron la prueba.
Por su parte, los Oakland Raiders –que están llamados a ofrecer la mejor versión que hayamos visto en las últimas temporadas– tuvieron que esforzarse para poder derrotar a unos muy competitivos pero erráticos New Orleans Saints.
Derek Carr, iniciando su tercera temporada al frente de la ofensiva, lideró una serie ganadora en los últimos segundos para arrebatarle la victoria a unos Saints que, para no variar, continúan siendo un equipo con una gran ofensiva y una pésima defensiva.
De nada le sirvió a Drew Brees superar las 400 yardas, obtener cuatro pases de touchdown y 34 puntos. Al final cargaron con la derrota. Con esta defensiva, los Saints están obligados a anotar cerca de 40 puntos por partido para poder aspirar a la victoria.
Hablando de partidos cerrados, el encuentro entre dos equipos de la División Oeste de la Conferencia Americana, san Diego Chargers y los Kansas City Chiefs, fue del más destacado de este fin de semana.
San Diego tenía una ventaja de 21 puntos al medio tiempo y la dilapidó en la segunda mitad.
KC anotó 17 puntos en el cuarto periodo para empatar el partido y enviarlo a tiempo extra. Etiquetado como un «administrador del juego», Alex Smith demostró que es un muy buen quarterback.
Sus números quizá no son espectaculares, pero su capacidad para conducir a la ofensiva fue notable. Dos pases de touchdown y otro anotado por tierra fue lo que logró el mariscal de campo de los Chiefs, quien está en un nivel que nunca pudo mostrar con los San Francisco 49ers.
Kansas City tuvo un regreso de campeón, y póngalo en la lista de favoritos para llevarse la división.
Los New York Jets protagonizaron en casa un partido de alternativas que tuvo hasta cinco cambios de liderato ante los Cincinnati Bengals.
Fue un duelo de errores y aciertos entre dos equipos que cuentan con una respetable defensiva. Al final el que menos yerros tuvo acabó llevándose la victoria gracias al gol de campo de 47 yardas de Mike Nugent cuando restaban 54 segundos en el reloj.
Así es esta liga, competitiva, pareja y espectacular. Aludiendo a mi amigo Sergio Dipp, «Nunca te acabes NFL».
Fuente: ESPN