Lo más cercano a esta paridad había sido en Tokio 2020, donde compitieron 5704 varones y 5386 mujeres. En esta ocasión, el Comité Olímpico Internacional, a través de la Carta Olímpica, estipuló normativas para garantizar la igualdad de género.
Este documento evoluciona constantemente para actualizar las necesidades tanto del comité como de las agendas internacionales, como la de la Organización de las Naciones Unidas, entre otras.
Una transición histórica
En 1896 se llevaron a cabo los primeros Juegos Olímpicos sin participación de mujeres, ya que la Carta Olímpica las excluía al no considerarlas deportistas, un escenario totalmente misógino. Más tarde, en 1900, participaron por primera vez 22 mujeres.
Actualmente, se pidió a todas las delegaciones que enviaran la misma cantidad de hombres y mujeres, es decir, que fueran equipos mixtos, añadió la investigadora universitaria.
Otro punto fundamental es que, en juegos anteriores, siempre se asignaban los horarios de transmisión preferentes a las justas deportivas varoniles. En esta ocasión, estarán divididos equitativamente, permitiendo que ambos géneros ocupen horarios preferentes.
Hay una lógica estereotipada
Aunque hay avances, todavía existen diferencias entre ambos géneros que podrían omitirse. Por ejemplo, dentro de la gimnasia artística hay pruebas catalogadas exclusivamente para hombres, como la de los anillos.
Otro caso es el “nado sincronizado” y la “gimnasia artística”, considerados deportes exclusivos para mujeres. Además, en estos casos, el juez considera en el puntaje el maquillaje y la vestimenta.
En este sentido, los estereotipos de género están “feminizados”, porque en la apreciación del puntaje se fijan en ciertos modos que sean muy femeninos, desde el saludo, los saltos, las posturas, las posiciones, etc.
Ahora se logró que los varones participen en el “nado sincronizado”, integrándose al equipo para que sea mixto. Sin embargo, en cada equipo se permiten solo dos hombres y ocho mujeres.
Así se perpetúa esta lógica estereotipada de lo femenino y masculino, relacionada con la discriminación y la normalización de la violencia de género (feminización y masculinización de los cuerpos, obedeciendo roles y estereotipos de género).
En el patinaje artístico mixto, los varones siempre cargan a las mujeres, y lo justifican desde varias esferas: la social, donde el público espectador quiere ver eso; los mismos deportistas; y los jueces, quienes lo califican. Así, se perpetúan los estereotipos de género.
Sin embargo, en el patinaje artístico individual hay varones que principalmente son de la comunidad LGBTTTQ+ y nadie se escandaliza. De hecho, son gays abiertamente y presentan coreografías con tintes muy femeninos.
Por otra parte, hay una esfera biológica que sí marca una diferencia entre las capacidades físicas que alcanzan a desarrollar los varones y las mujeres. “Esto es innegable”.
Sin embargo, podrían cambiarse los estereotipos de diversas formas. Por ejemplo, en el patinaje artístico, una pareja de dos mujeres, una más fuerte y la otra más flexible para que pueda realizar los levantamientos, o una pareja de dos hombres, uno de mayor tamaño y el otro más flexible y liviano para así realizar las mismas proezas.
De esta forma, los jueces podrían apreciar tanto la fuerza como la flexibilidad, porque el puntaje que evalúan incluye los saltos elevados y la acrobacia. Para eso se necesita un cuerpo muy fuerte que pueda alzar y lanzar al otro cuerpo.
En conclusión, es sumamente importante que exista la paridad, concluyó la académica universitaria.
Ideas destacadas:
- Las Olimpiadas 2024 en París son las primeras con paridad de género.
- La Carta Olímpica ahora exige la misma cantidad de hombres y mujeres.
- Históricamente, los primeros Juegos Olímpicos no incluyeron mujeres.
- Los horarios de transmisión se dividirán equitativamente entre géneros.
- Persisten estereotipos en deportes como la gimnasia y el nado sincronizado.
- El patinaje artístico mixto mantiene roles estereotipados de género.
- Se propone considerar parejas de patinaje del mismo género para romper estereotipos.
Fuente: UNAM Global Revista