Se llega a una edad en la que se debe conocer bien qué te gusta, cómo te gusta y cuándo te gusta.
Eso da rienda suelta a buenas experiencias y muchas otras muy malas. Hay quienes no se atreven y desde el principio saben que no pueden practivar BDSM, que no pueden tener sexo con alguien del mismo género y que la idea de intercambiar parejas con alguien más es uno de los actos más viles que viven en nuestra sociedad. A pesar de eso hay otras personas que saben que para juzgar hay que conocer y para eso no hay edad.
Es una tarea difícil y si se categoriza a hombres y mujeres en bloques que cambian cada 10 años es por que seguramente un patrón se recibe, pero como muchos pueden saber (ya sea por alguien más o la misma experiencia) hay gente que a los 23 años no busca cantidad sino experimentación con su pareja y también hay personas que a los 40 años comienzan a tener más sexo que nunca y con más gente de la que pueden contar.
A los 20
El Journal of Sex Medicine dice que los hombres tienen sexo con más frecuencia en toda su vida entre los 25 y 29 años. Tal vez esa es la razón por la que dicen que en el inicio de la vida adulta los hombres buscan más la cantidad que la calidad. Tristemente eso se confunde con que un hombre busque acostarse con cualquier mujer sin importar lo demás, como si se tratara de un impulso imposible de controlar.
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Esta edad es también cuando en pareja es difícil hablar de sexo, de las cosas que a cada quién le gustan y lo que espera de su pareja. Valerie Raskin de la Universidad de Chicago dice que las parejas en verdad necesitan de comunicación para tener una vida sexual plena. Pueden intentar sentarse desnudos uno frente al otro, explorarse visualmente y charlar sin tocarse, diciendo todo lo que les gusta y lo que tal vez aún no se atreven a practicar.
A los 30
Al parecer es natural pero también social. Dejamos de tener tanto sexo, pues al mismo tiempo subimos de peso y tomamos una vida más sedentaria. Si a la ecuación se le agrega tener hijos y cuidarlos en familia, el sexo disminuye bastante. Sin embargo los hombres a pesar de subir de peso, perder cabello y dejar atrás la forma escultural que (suponemos todos) tenían, se sienten más seguros de su cuerpo.
Es una edad en la que ya no hay tanta presión por tener experiencias con muchas personas, sino por encontrar exactamente lo que nos gusta: cumplir fantasías, experimentar con juguetes o situaciones y a veces hasta explotar fetiches que tenemos desde hace mucho tiempo. Se tiene menos sexo, pero cada oportunidad da paso a una experiencia trascendental.
A los 40
Muchas personas admiten que todo lo anterior parecía un juego de niños comparado con lo que sucede cuando cumplen cuarenta. Aquí ya saben todo lo que quieren y disfrutan así como lo que su pareja quiere, por lo que “hacer el amor” ya no se trata de la espontaneidad de los 20’s o la experimentación de los 30’s, sino de la plenitud. El sexo se ha transformado, no en una experiencia necesaria que nos saca de lo ordinario y de nuestra vida cotidiana, sino en una experiencia que bien puede ser espontánea o planificada pero que siempre significará algo especial.
Es la época en la que los hombres ya han tenido sexo durante más de la mitad de sus vidas y aunque siempre lo tendrán en mente, no viven en obsesión constante como cuando eran más jóvenes y parecía lo más importante de sus vidas.
Hay que entender que a pesar de que las estadísticas muestran algo, nunca es bueno categorizar y suponer, mucho menos en el sexo. Puede que muchos hombres se centren en la experiencia de su pareja antes de simplemente buscar un orgasmo y también que haya hombres que quieren experimentar hasta el límite durante una edad que parece contraria a esa idea. Tal como se mencionó antes, la comunicación es la clave
FUENTE: CULTURA COLECTIVA