Redacción Macronews.- Al concluir las celebraciones del Día de Muertos en México, muchas familias comparten los alimentos colocados en las ofrendas: pan de muerto, mole, pollo, frutas frescas, dulces tradicionales, entre otros. Aunque estos productos tienen un profundo valor simbólico, especialistas advierten que hasta un 40 % de los alimentos podrían representar riesgo de intoxicación si no se revisan adecuadamente antes de consumirlos.

La recomendación principal es evaluar el estado físico de cada alimento. Si han permanecido varias horas o días sin refrigeración, especialmente guisados como el mole o el pollo, existe riesgo de descomposición. Se sugiere verificar que no presenten mal olor, color extraño o textura inusual. En contraste, productos más secos como el pan de muerto, la calabaza en tacha o el camote en dulce suelen conservarse mejor, aunque también deben inspeccionarse antes de ingerirse.
Consumir alimentos en mal estado puede provocar síntomas como vómito, diarrea y malestar estomacal. Por ello, expertos en salud alimentaria recomiendan moderar las porciones, evitar el exceso y compartir la comida en familia como parte de un ritual de convivencia, más allá del simple consumo.

La respuesta a si se puede comer lo que se coloca en el altar es afirmativa, siempre que se confirme que los alimentos están en buen estado. Este acto, realizado con cuidado y respeto, se convierte en una forma digna de mantener el vínculo con quienes han partido, a través del sabor y la memoria.
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