Con un sencillo acto podrías crear empatía con otras personas.
El contacto visual es una poderosa herramienta de convencimiento, que en ocasiones los mejores mentirosos pueden llegar a utilizar, pero, ¿por qué es algo tan común entre los seres humanos?
Un nuevo estudio analizó qué es lo que sucede en el cerebro cuando una persona mira a otra a los ojos y sus hallazgos brindan una perspectiva única de porque el contacto visual es necesario para establecer conexiones sociales.
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Ver a los ojos a un amigo, a tu pareja o a un completo extraño es un instinto natural según prueban las tomografías realizadas por investigadores del Instituto Nacional de Ciencia Psicológica.
Para el estudio, el equipo de investigación examino los ojos de 96 participantes que nunca antes se habían conocido entre ellos. Durante el transcurso de dos días, los participantes mantuvieron contacto visual con otros participantes durante tres experimentos distintos. Conforme miraban, los científicos utilizaron imágenes por resonancia magnética funcional para monitorear la actividad del cerebro.
Contacto visual
Los participantes comenzaban a parpadear en sincronía debido a la contemplación mutua, no debido a que estuvieran imitando la actividad del otro. Las imágenes revelaron que una región en el cerebro, llamada el giro frontal inferior derecho (GFI), se activaba en respuesta al contacto visual directo.
Una vez que los participantes sostenían la mirada con su compañero, el GFI se iluminaba al mismo tiempo y los cerebros se sincronizaban, lo que sugiere que el contacto visual mutuo es la clave para desarrollar interacciones sociales.
Otro estudio reciente, llevado a cabo por la Universidad de Leiden, en Holanda, confirmo el poder que tienen los ojos al generar confianza. Descubrieron que si dos extraños se miraban fijamente a los ojos mientras las pupilas se dilataban, estaban dispuestos a invertir el triple a comparación de ojos que no se dilataban.
Confianza
El efecto mimético hacia que las personas fomentaran un sentimiento de confianza a través del contacto visual. Una vez que las pupilas se sincronizaban, sus cerebro construían lazos de confianza inconscientemente, similar a la memoria social creada en el GFI en el estudio más reciente.
Los resultados, publicados en el diario NeuroImage, revelan que basándose en la mejoría en la sincronización de conducta y neural durante una contemplación mutua, ahora se sabe que la atención compartida es difícil de establecer sin contacto visual.