En tus relaciones sentimentales, ¿hay patrones que llevan tiempo repitiéndose? ¿Ves ciertos parecidos que no te gustan en todas y cada una de tus parejas? ¿Tus relaciones están más llenas de ansiedad y frustración que de satisfacción y felicidad?
¿Y si en vez de pensar “qué mala suerte” o “seguro tengo una maldición”, reflexionamos con más profundidad sobre lo que está ocurriendo? Merece la pena, ¿no? Especialmente cuando nos jugamos tanto…
¿Eliges siempre el mismo tipo de pareja?
Una investigación reciente llevada a cabo en la Universidad de Toronto y publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de Estados Unidos ha concluido que tendemos a enamorarnos del mismo tipo de persona una y otra vez.
Los investigadores han explicado que, aunque lo más común cuando una relación acaba es atribuir la ruptura a la personalidad de la expareja y tomar la decisión de enamorarse de otro tipo de persona, existe una tendencia muy acusada a continuar teniendo parejas con una personalidad parecida.
Yoobin Park y Geoff MacDonald, autores de este estudio, han declarado a la revista Science Daily: “si nos descubrimos a nosotros mismos teniendo los mismos problemas en una relación tras otra, quizá deseemos reflexionar sobre cómo gravitar siempre hacia los mismos rasgos de personalidad en nuestras parejas está contribuyendo a la permanencia de nuestros problemas”.
Descifrar las relaciones padre-madre-hijo-hija
La teoría del apego, desarrollada por el psicoanalista inglés John Bowlby en la década de 1950, afirma que los seres humanos seguimos en la edad adulta los patrones de relación que aprendimos en la infancia.
Desarrollamos un apego seguro cuando nos han educado con afecto, atendiendo nuestras necesidades y emociones (sin sobreprotegernos) y poniéndonos unos límites claros y adecuados. Desde este estilo educativo nos identificamos con el modelo y buscamos parejas similares, que nos traten de manera sana y satisfactoria.
Las inseguridades de la infancia
Así es como nuestra forma de relacionarnos puede estar influida por la manera en que nuestros padres se relacionaron con nosotros y entre ellos. Hablamos de un modelo que puede ejercer esta influencia de manera consciente o inconsciente. En el último caso, esta influencia es muy peligrosa, por lo complicada que puede ser de detectar.
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En muchos casos, en el contexto de la elección de pareja, muchas de nuestras decisiones pueden tener que ver con la repetición de modelos que interiorizamos hace muchos años, cuando éramos especialmente permeables, ya sea por la edad o por las circunstancias.
Por suerte, el estilo de relación es un aprendizaje, no un instinto, por lo que tenemos margen para la intervención. Lo que aprendimos se puede desaprender, aprendiendo otra manera de relacionarnos y abriéndonos a características diferentes.
Repetimos el patrón si no somos conscientes de nuestros miedos e inseguridades o no hacemos nada para afrontarlos. Por lo tanto, lo primero es conocerse bien y entender que: cambiando yo, cambia la relación o el modo de vincularnos.
¿Y tú cómo te relacionas con tu pareja? ¿Cuál es tu rol?
El problema de no ser consciente de tu patrón o de tu rol es que el árbol tapa el bosque, siendo un obstáculo para analizar cómo actúas y qué persona estás buscando de forma inconsciente. Sin darte cuenta, vas a buscar alguien que se acople con tus dinámicas o que se parezca a la relación que tenías con tus padres. Es como si fueras en piloto automático, pero sin saberlo.
Transmitimos una energía que atraerá a un tipo de personas concretas y viceversa. Te atraerán personas con una energía que se acomode a la tuya. No te culpes ni te ofusques, es la manera que aprendiste a relacionarte. Es posible salir de ese círculo vicioso si tomas conciencia de tus patrones.
¿Cómo romper estos patrones?
Una vez que eres consciente de tu patrón, toca pasar a la acción y revertir ese aprendizaje. Como ves, repetir patrones negativos en tus relaciones de pareja puede ser la causa o una de las causas de que tus relaciones nos funcionen. Así, queremos darte algunas sugerencias para integrar patrones de relación más saludables.
Antes de nada, pregúntate:
- ¿En qué clase de personas me fijo?
- ¿Qué es lo que me atrae de ellas?
- ¿Cómo reacciono cuando…?
- ¿Qué resultados tengo cuando reacciono así?
- ¿Podría reaccionar de otra manera?
A continuación, te damos algunas sugerencias para poner fin al círculo vicioso:
- Detectar esos patrones: el primer paso para cambiar algo es detectar que existe el problema y dónde está exactamente. Te recomiendo escribir en una libreta todas las ideas que te vayan surgiendo y así tomar conciencia de ellas y ordenarlas.
- Discriminar los indicios de que otra vez te está volviendo a pasar lo mismo: es normal que te sigas sintiendo atraído por personas con las mismas características que en el pasado, pero ahora depende de ti cortar a tiempo esa relación, ya que sabes que ese tipo de personas te han proporcionado más sufrimiento que satisfacción.
- Asumir tu parte de responsabilidad.
- Aceptar: está bien que le digas a tu pareja algunas cosas que te molestan y que te gustaría que modificara, pero siempre teniendo claro que cada uno es libre de cambiar o no.
- Recordar: si decides comenzar una relación, recuerda que es para sumaros el uno al otro, respetar la independencia de cada uno de los miembros y acompañaros en vuestro proyecto de vida.
- Cuida tu autoestima.
Si bien es cierto que a lo largo de nuestra vida de forma inconsciente aprendemos patrones que influyen en el curso de nuestras relaciones sentimentales, también es cierto que podemos hacernos conscientes de ellos y modificarlos con el fin de vivir unas relaciones amorosas más plenas, más conscientes y mucho más gratificantes.
Fuente: La Mente es Maravillosa