“¿Por qué tuvo que preguntarlo? ¿Por qué no lo dejó para dentro de un par de meses o, mejor aún, para nunca? ¿Era indispensable que lo supiera hoy, durante nuestra primera vez en la cama? Espero que mi respuesta no lo arruine todo”.
Él se lamenta por la pregunta que su novia le hizo: ¿con cuántas parejas sexuales antes de mí has estado? Por muchas vueltas que le dio y por muchos intentos de desviar la conversación, no pudo evadir la respuesta. Una mujer no se olvida de las preguntas que hace y mucho menos de las respuestas que recibe. Cuando él le respondió “15”, notó en su gesto un congelamiento repentino. A la media hora ya estaban fuera de la habitación despidiéndose. “Espero que no para siempre”, pensó él.
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La charla de una pareja en torno al número de amantes pasados puede dar pie a momentos y sentimientos de todo tipo: incomodidad, enojo, decepción, tranquilidad o frustración. Dependiendo del temperamento y la madurez de cada una de las partes, el tema podría tomarse desde una óptica sensible que los llene de dolor, o bien, que no afecte de ninguna manera. Finalmente, nadie puede controlar ni la vida ni el pasado sexual de los demás.
La concepción creada alrededor la actividad sexual de la pareja es subjetiva y diversa; par algunos, menos de 5 amantes significan una vida aburrida, poco arriesgada y conservadora. Por el contrario, una cifra amplia (más de 10 o 12), puede que algunos la consideren promiscua o irresponsable.
La cantidad de mujeres u hombres con los que hemos intimado a lo largo de nuestra vida reflejan los hábitos y gustos que nos definen. Una vida agitada, llena de fiestas, amistades y numerosas relaciones sentimentales, pudiera hacer pensar a más de uno que esa persona acumulará una cantidad considerable de parejas sexuales. Por otro lado, muchos podrían defender la idea de que las personas más reservadas, propensas a las relaciones duraderas y estables registrarían una cantidad más baja de amantes.
Lo anterior no es, para nada, una verdad absoluta. Pongamos como ejemplo la investigación llevada a cabo por la escritora Tracey Cox –sexóloga y autora de diversos libros sobre relaciones personales–, quien en una de sus obras entrevistó a tres mujeres para conocer sus hábitos sexuales. La primera de ellas había tenido 26 parejas, su vida sexual inició a temprana edad (17 años) y registraba una media de dos parejas sexuales por año.
La segunda de ellas sostenía un récord de ocho amantes. Sin embargo, a cuatro de ellos los había conocido durante un fin de semana en el que viajó con sus amigas y para el que tuvo que dejar a sus hijos a cargo de su marido. La tercera entrevistada había estado sólo con cuatro hombres, dos de ellos al mismo tiempo durante un trío.
Ninguna tendencia es acertada o equivocada, simplemente se trata de hábitos y preferencias sexuales. Dicha cuestión nos obliga a hacernos la pregunta:
¿Hay alguna cifra estándar o que se considere adecuada antes de establecer, de manera definitiva, una relación formal?
Illicitencounters.com es un sitio digital británico en el que mujeres y hombres casados se registran para tener encuentros secretos con otras personas. Los dueños de dicho portal llevaron a cabo una encuesta en la que preguntaron el número de parejas sexuales que los usuarios consideraban ideal, antes de entablar una relación seria con alguien. Ambos géneros coincidieron en que 12 era un número adecuado de parejas sexuales antes de formalizar.
Los usuarios consideraron que menos de 10 parejas promovían la falta de experiencia sexual. Por otro lado, tener cerca de 20 o más parejas reflejaban un espíritu inquieto, poco estable y con tendencia a no sentirse sexualmente satisfechos. En este punto surge una nueva pregunta: ¿cuánto es poco, cuánto es suficiente y cuánto es demasiado?
Nuevamente, todo es subjetivo: nadie es dueño de nuestros hábitos, gustos o preferencias; mucho menos de nuestras decisiones. Tener pocas parejas no es sinónimo de haberse quedado con ganas de explorar más o de un rechazo al placer; así como acostarse con múltiples personas tampoco significa un error.
Lo importante es que estés segura(o) de que todo lo que has hecho en tu vida ha sido con plena libertad, consciencia y deseo. Las cifras déjalas para los matemáticos y sólo quédate con las enseñanzas y las experiencias.
Fuente: Cultura Colectiva