Estas personas juegan a tener un lado público y otro privado, los cuales conjugan con oportunismo.
Cualquier ser humano, por el simple hecho de serlo, tiene que experimentar un drama vital: sus propios intereses y los intereses de los demás, que se expresan a través de las normas sociales, no coinciden. Sin embargo, para sobrevivir es necesario existir dentro de un cierto tejido social, ya sea una familia, una aldea, un pueblo o una gran ciudad. Es ahí donde aparecen las estrategias creadas para gestionar esta tensión: hay que ser uno mismo, pero intentando que eso no nos valga el desprecio o el rechazo de los demás.
Afortunadamente, la mayoría de personas son capaces de combinar bien estas dos realidades (la de los intereses públicos y los intereses privados). Sin embargo, en otras ocasiones hay quien opta por actitudes marcadamente demasiado cínicas u oportunistas como para resultar geniunamente pro-sociales. Normalmente, conocemos a estos individuos como personas hipócritas.
Pero… ¿qué es lo que caracteriza realmente a las personas hipócritas? Veámoslo, a partir de una propuesta de 6 rasgos típicos de quienes adoptan esta estrategia para socializar.
6 características de las personas hipócritas
A pesar de que existen varias maneras de identificar a las personas hipócritas, por lo general seremos capaces de reconocer en ellas las siguientes características.
1. Moralismo explícito pero inconsistente
Una de las maneras en las que es más fácil diferenciar a las personas hipócritas consiste en fijarse en el uso que hacen de la moralidad.
Desde el punto de vista individualista, las normas morales pueden tener un lado poco agradable, especialmente cuando sentimos que debemos hacer algo que no nos apetece, pero también tienen un lado positivo, ya que podemos apelar a ellas cuando queremos que otras personas se comporten de un modo que nos beneficie. Las personas hipócritas saben esto, y por eso hacen uso de la moralidad para intentar que los demás se rijan por esos valores.
Por supuesto, esto contrasta con su propio cumplimiento de las normas. Quien vive en un entorno en el que los demás viven de acuerdo a unas restricciones morales que uno mismo no sigue, tiene cierta ventaja competitiva, y las personas hipócritas abusan de ellas sin tener prácticamente remordimientos.
2. Falsa afabilidad
Las personas hipócritas tienden a buscar maneras rápidas y poco honestas de conseguir capital social (es decir, las simpatías de muchas personas, o al menos la posibilidad de recurrir a ellas). Para ello, algo habitual es fingir un falso interés por la vida del otro en momentos clave, como los saludos o las despedidas. Se nota que no es una iniciativa honesta y espontánea porque, más allá de estos momentos clave, la simpatía se transforma en diferencia.
3. Contacto social mínimo hasta que llega el favor
Otra de las actitudes habituales de las personas hipócritas consiste en tener “amistades” o personas conocidas en su agenda, sin que haya ningún trato con ellas, y aprovechr esto solo para pedir favores concretos.
A diferencia de otros, que en la época de las redes sociales pueden tener muchos contactos almacenados de manera pasiva en la agenda telefónica o en la sección de amigos de alguno de su perfiles en redes sociales, quienes tienen este ánimo oportunista no son consecuentes con el hecho de que apenas tratan con esas personas, y si pueden, se aprovechan del hecho de conocerlas sin aportar absolutamente nada a cambio.
Esto es importante, porque aquello a lo que se apela a la hora de pedir un favor, la amistad, no ha existido o ya no existe a la práctica, solo de manera teórica. Sin embargo, parece que empieza a ser un vínculo emocional real segundos antes de hacer una petición. Poco después, esa supuesta amistad volverá a caer en el olvido.
4. Hacen gestos de amabilidad inútiles
Intentar invitar a unas tapas cuando ya ha pagado otra persona, avisar de un evento el que está claro que no se puede asistir… Estos gestos son una manera de intentar seducir a las personas sin exponerse a las pequeñas molestias o inconvenientes que esto puede generar.
5. Alabanzas por un lado, complicidad con las burlas por el otro
Otra actitud típica de las personas hipócritas consiste en mostrarse como amigas a la vez que, cuando la otra persona no está presente y se la critica, se muestra complicidad con esas críticas, independientemente de si son justas o no. También es habitual que sea la propia persona hipócrita la que saque a relucir esas críticas, a veces con el objetivo de ganar aceptación social por el hecho de detectar imperfecciones en otros.
6. Las desapariciones cuando se toca fondo
Cuando alguien está pasando por malos momentos, es relativamente frecuente que las personas hipócritas de su alrededor que mostraban un trato cercano con las primeras, desaparezcan en previsión de que se les puede pedir ayuda, aunque sea mínima.