Empezar a comer de manera saludable, cuando se está acostumbrado a la comida rápida o a los ‘antojitos’ de la región, no es una tarea sencilla es por eso que más de uno abandona este objetivo al poco tiempo de haber iniciado.
Es importante ingerir las proteínas y vitaminas que necesita nuestro cuerpo desde por la mañana, sobre todo si queremos quedar saciados hasta la próxima comida, advierte el portal web sanasana.com.
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En cuanto a la cena es muy importante hacerla pronto. Si acostumbramos a cenar justo antes de acostarnos ganaremos peso mucho más rápido, especialmente si tomamos comida calórica.
Y ¿por qué? Porque cuando te vas a dormir tu cuerpo también lo hace y tu metabolismo funciona más despacio, por tanto, la comida no se metaboliza.
Por eso aquí te compartimos cinco tips para iniciar con una rutina de alimentación saludable.
1. Mejor comida fresca
Consumir alimentos desprovistos de luz y aire o excesiva comida industrial puede ser práctico, pero nunca puede sustituir a una alimentación completa que incluya verduras y frutas de temporada.
Tampoco es recomendable alimentarse a base de comidas congeladas, es mejor planificarse elaborando comida casera, consumir alimentos frescos y preparar la comida en casa.
2. Planifica qué y cuándo comerás
Como cualquier otra cosa en la que desees tener éxito, asegurarte una dieta rica y variada necesita de un mínimo de preparación.
Igual que planificas tus vacaciones, los días de ejercicio a la semana, u otras cosas importantes en tu vida, si logras establecer una rutina saludable en la confección de tus listas de la compra y menús semanales, sentirás una satisfacción doble, tanto en tu físico como en tu mente.
Planificar compra y menús es la manera de llevar un registro de lo que comes y observar cómo responde tu cuerpo.
3. Cuidado con lo que bebes
Muchas personas creen que su exceso de peso se debe a lo que comen, pero son muchos los casos en los que la subida de peso es achacable directamente a lo que beben.
Piensa en esos jugos de frutas tropicales, refrescos de cola, cafés con crema, alcohol, bebidas con saborizantes, sodio, etcétera. Recuerda que el agua y los jugos vitaminados con hortalizas hacen que tu cuerpo se limpie por dentro y es precisamente lo que te permitirá disfrutar de esas bebidas “no tan buenas” de cuando en cuando.
4. Aprende a leer las etiquetas de los alimentos
A veces tenemos interiorizada una información con respecto a la comida que no equivale a la realidad. Esto puede hacer que nuestra dieta esté descompensada e impedir tener una buena figura.
Por lo general elegimos un producto porque indica que no contiene azúcares añadidos o grasas perjudiciales pero esto, por desgracia, muchas veces no es cierto.
Fíjate en lo que contiene cada producto. A veces “sin azúcar añadido” no significa que no hay nada de azúcar en el producto, sino que no han añadido un extra del mismo aunque los ingredientes por sí mismos pueden ser muy calóricos.
5. No añadas calorías sin sentido
Cuando preparamos la comida buscamos no solo que los alimentos sean de buena calidad sino que tengan un buen sabor. Pero ¡cuidado!, puedes incluir salsas, guarniciones, caldos, etcétera que añadan un extra de calorías inimaginable.
Un ejemplo práctico: 100 gr de pasta con sal, cebolla, tomate y laurel contienen 115 kcal, pero si en vez de fideos pones raviolis o ñoquis con parmesano o salsas de tomate enlatado puedes consumir 457 kcal por ración.
Existen muchos aderezos saludables, semillas o especias (canela, azafrán, jengibre, etc.)