La interrupción de la cafeína puede traer beneficios y desventajas por igual.
No es una exageración decir que el café es un producto infaltable en la mayoría de hogares a lo largo y ancho del globo: todos los días se beben entre 1.600 y 2.000 millones de tazas de este producto a nivel mundial.
Ya sea para recargar energía, para acompañar una buena charla o, simplemente, para disfrutar de las propiedades de esta bebida legendaria, el sabor y aroma del café lo hacen irresistible para millones de consumidores.
Detrás de esa inconfundible y placentera experiencia sensorial que eclipsa hasta a los más exigentes paladares se encuentra una gran fuente de vitaminas, minerales, antioxidantes y cientos más de sustancias químicas a las que se les atribuye, en gran parte, tanto los beneficios como los riesgos del consumo de café.

Desde el mejoramiento de varios aspectos de la función cerebral -como la memoria, el ánimo, la vigilancia, los niveles de energía, los tiempos de reacción y la función cognitiva general- hasta la reducción del riesgo de contraer diabetes, la disminución de posibilidades de sufrir enfermedades neurodegenerativas y el mejoramiento de la lucha contra la depresión, son tan innumerables como variados los beneficios que los estudios científicos han alertado respecto al consumo de esta bebida que se comercializa, cada vez más, por el mundo.
A pesar de sus incalculables bondades, el café también posee una cara oscura: en exceso -específicamente, más de cuatro tazas al día- puede provocar efectos adversos inimaginables.

De acuerdo con Mayo Clinic -entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica, la educación y la investigación clínica-, insomnio, nerviosismo, taquicardia, dolores de cabeza y temblores musculares son solo algunos de los síntomas que podrían presentarse si se abusa del consumo del café.
Si usted es de la selecta lista de consumidores que está pensando en dejar el café -bien sea por elección propia o por recomendación médica-, debe conocer algunas cosas que podrían sucederle a su cuerpo mientras afronta el proceso de ‘desintoxicación’.
Adiós al insomnio
El café es, literalmente, una bebida que quita el sueño. ¿La razón? Posee un efecto estimulante que, entre otras cosas, genera una alteración en el reloj biológico -también denominado circadiano-, un mecanismo interno que regula las fases de sueño-vigilia.
Un estudio realizado por la revista académica ‘Journal of Clinical Sleep Medicine’, en el año 2013, reveló que la ingesta de cafeína seis horas antes de dormir podría generar la interrupción del ciclo de sueño del individuo.

Esta consecuencia también fue abordada por un equipo de la Universidad de Colorado-Boulder (EE.UU.) y del Laboratorio de Biología Molecular del Medical Research Council de Cambridge (Inglaterra). A través de un experimento, en el que sometieron a varios voluntarios a diferentes condiciones relacionadas con el ciclo sueño-vigilia, pudieron determinar que aquellos que consumieron café antes de dormirse tenían un retraso de 40 minutos en el reloj biológico.
Después de llevar a cabo las pruebas científicas, Kenneth Wright, experto estadounidense en sueño confirmó: “Hemos visto cómo el café afecta a nuestro cronómetro celular”.

Por su parte, Mariano de la Figuera, portavoz científico del Centro de Información de Café y Salud, dijo en diálogo con ‘National Geographic’ que “los efectos de la cafeína comienzan a notarse a los 10 o 15 minutos después de su ingesta, alcanzan sus niveles máximos a la media hora o 45 minutos y duran entre tres y nuevas horas, según la edad y el tipo de metabolismo de cada persona”.
En todo caso, con dejar de consumir cafeína se ha comprobado científicamente que los ciclos del sueño tienden a regularse, pues no se encuentran sometidos a sustancias estimulantes que puedan llegar a afectar su funcionamiento habitual.
El estreñimiento tocaría a la puerta del baño
A la lista de beneficios que trae el café se suma la estimulación de la hormona digestiva gastrina y del ácido clorhídrico, dos componentes que, en su conjunto, ayudan a descomponer los alimentos que llegan al estómago.
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De acuerdo con un artículo publicado en el marco de Digestive Disease Week -la reunión más importante del mundo para médicos e investigadores-, la cafeína aumenta las ganas de ir al baño, en tanto provoca un mayor movimiento del intestino; por lo que, la interrupción del consumo podría generar, en últimas, dificultades gastrointestinales como el estreñimiento.

Esa teoría también fue apoyada por un grupo de investigadores de la revista científica ‘Nutrients’, quienes descubrieron que el café posee un efecto estimulante en algunos procesos digestivos. No solo encontraron que es un producto que genera cambios en la composición de la microbiota intestinal, sino que está asociado a la motilidad del colón.
Según el portal especializado ‘Infosalus’, “los datos revisados sugieren que el café puede estimular la motilidad del colon tanto como los cereales, un 23 % más que el café descafeinado y un 60 % más que un vaso de agua”. Esto significa que puede traer consigo un menor riesgo de estreñimiento crónico.
Pérdida de peso
El café es una bebida perfecta para acompañar cualquier dieta, pues, a diferencia de lo que muchos podrían pensar, no posee una gran cantidad de calorías; sin embargo, esto no quiere decir que no pueda generar aumento de peso en sus consumidores.
Si es usted amante de los aditivos, edulcorantes y la crema en el café, deberá saber que la cafeína no engorda por sí misma, solo lo hace por los ingredientes que se le pueden añadir a la hora de consumirlo. Eso, en últimas, quiere decir que si deja de ingerir este producto -junto a sus aditivos- lo más probable es que vea una pérdida de peso significativa en usted.

A partir de una investigación publicada en la revista ‘Public Health’, aquellos que beben su café sin aditivos adquieren menos calorías -específicamente 69 en total-, en comparación con aquellos que agregan edulcorantes, crema u otros productos a su bebida.
En todo caso, deberá saber que el consumo de café puede aumentar su peso cuando: se llena de azúcar hasta el punto de hacer isla, se mezcla con cantidades importantes de leche, crema de leche o nata y se acompaña con otros productos como, por ejemplo, el alcohol, de acuerdo con ‘Cafés Sabora’.
Una sensación de enfermedad
La privación de la cafeína en el cuerpo traerá consigo la disminución de los niveles de dopamina y adrenalina en el organismo -dos hormonas que fungen como estimulantes naturales-; al tiempo que le abrirá las puertas a la adenosina, una hormona que, al contrario de las dos anteriores, puede llegar a producir fatiga y cansancio.
Letargo, somnolencia, dolores de cabeza, irritabilidad y falta de concentración son algunos de los síntomas que podrían presentarse con la interrupción del consumo de cafeína, de acuerdo con Mayo Clinic.

En especial, se ha logrado comprobar científicamente que la cafeína estimula el sistema nervioso central y, de esta manera, favorece la concentración cuando, por ejemplo, se trabaja, estudia o conduce. Sin el efecto del factor estimulante de la cafeína, síntomas como la irritabilidad y la falta de concentración son mucho más probables.
Beber tres o más tazas de café al día aumenta la migraña, según un estudio publicado por ‘The American Journal of Medicine’, pero los dolores de cabeza frecuentes también pueden aparecer cuando se está afrontando un proceso de desintoxicación de cafeína; en gran parte por la ralentización de las funciones neuronales y la dilatación de los vasos sanguíneos.
La buena noticia es que miembros de la revista ‘Reader’s Digest’ afirman que los síntomas físicos que se producen tras la privación del consumo de café en el cuerpo no suelen durar más de dos días.
Pérdida de antioxidantes
De acuerdo con MedlinePlus, servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., “los antioxidantes son sustancias naturales o fabricadas por el hombre que pueden prevenir o retrasar algunos tipos de daños a las células”. Entre otras cosas, han demostrado eficacia en reducir la incidencia de enfermedades crónicas y neurodegenerativas en los individuos.
Y si de bebidas con un alto nivel de antioxidantes estamos hablando, el café no se queda atrás. Según un estudio publicado en la revista ‘Food Science and Technology’, científicos de la Universidad de Granada y de la Estación Experimental del Zaidín encontraron que este producto contiene 500 veces más antioxidantes que la vitamina C.
Las investigaciones apuntan a que una taza de 200 mililitros de café proporciona entre 70 y 350 miligramos de ácido clorogénico con capacidad antioxidante, lo que permite atrapar radicales libres -moléculas muy reactivas, necesarias para realizar determinadas funciones y mantener el estado de salud-.

Eso quiere decir que interrumpir el consumo del café también estaría reduciendo significativamente el aporte de compuestos bioactivos, como los antioxidantes al cuerpo.
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No obstante, para fortuna de quienes quieren dejar a un lado la cafeína, siempre existen otras fuentes ricas en este tipo de compuestos químicos que neutralizan los radicales libres. Brócoli, arándanos, zanahoria, tomate, uva, té verde, cacao puro y almendra son solo algunas de ellas.
Una sonrisa reluciente
Para nadie es un secreto que la exquisitez del café es equivalente a los terribles efectos que causa en la salud dental: el esmalte de los dientes es, en últimas, la principal víctima del consumo de cafeína.
“Los taninos que contiene el café, si bien tienen propiedades antioxidantes, también provocan cambios en el tono original de los dientes cuando se adhieren al esmalte”, cuenta en su página web Prunus Dental Clinic.

El amarillamiento de las piezas dentales depende, en gran medida, de la cantidad de café que se consuma, pero también de las características del esmalte dental de cada individuo.
“Para las personas cuyo esmalte se encuentre más debilitado -erosiones, piezas melladas, bruxismo-, es más fácil que se produzcan cambios de color más notables”, de acuerdo con la entidad odontológica mencionada anteriormente.
No obstante, si decide interrumpir el consumo de café fácilmente podrá librarse de las molestas y, para algunos, preocupantes manchas que amenazan la estética y salud de sus dientes.
Fuente: El Economista