La industria del porno nos muestra, explícitamente, todos los orificios que existen para llegar al orgasmo. Pero también ha hecho que las expectativas al momento de tener sexo sean cada vez más altas y absurdas. Un solo click basta para conocer al “príncipe azul” de la primera noche o a la rubia colegia de los sueños húmedos masculinos. Con un solo click podemos entrar a un sitio XXX en el que basta con escribir tags en el buscador, para que éste arroje sugerencias que se asemejen a lo que nos interesa conocer.
A través de videos eróticos, hombres como mujeres, hemos adquirido fetiches y desarrollado filias que posteriormente buscamos cumplir en la realidad; ya sea con nuestras parejas o teniendo sexo casual. Sin embargo, aunque la pornografía tiene categorías para todos, la mayoría se relacionan al placer masculino. De hecho, el material XXX muestra que para los hombres es divertido, fácil y placentero realizar varios trucos en la cama. Lo cierto es que la pornografía –como cualquier otra producción audiovisual– está llena de trucos, cortes de cámara, cambios de ángulos y actuaciones que en cada escena se esconde un orgasmo.
Cuando el género masculino intenta aterrizar estas maniobras a la realidad, los resultados no siempre son los mejores. Por ejemplo: ahorcar, golpear o usar juguetes sexuales peligrosos, no siempre resulta cómodo y placentero para nosotras. Al igual que los chicos, tenemos inseguridades y miedos sexuales que nos detienen al momento del acto o que nos hacen dudar de nosotras mismas, de nuestros cuerpos y del placer que podemos alcanzar.
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Que el condón se quede adentro o se rompa durante el coito
A veces, por la fricción que se genera, la falta de lubricación o el abuso de movimientos, provocan el rompimiento del condón o que el pene se salga y el preservativo quede atorado dentro de la vagina. La experiencia suele ser molesta, incluso dolorosa y muy incómoda para las mujeres. Lo más riesgoso es que ninguno de los dos se dé cuenta y él eyacule dentro de ella sin esta protección.
¿Por qué da miedo?
Porque el riesgo de embarazo o de contraer una enfermedad aumenta significativamente.
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Que la penetración duela
Las vaginas son tan variadas como los rostros: cada mujer posee un órgano con dimensiones, color o rigidez distinta. Por lo tanto todas poseen terminaciones nerviosas que se activan con mayor o menor rapidez. A veces, la piel y su elasticidad no es mucha, por lo que el tamaño del pene siempre es uno de los puntos que más nos preocupan.
¿Por qué da miedo?
Porque si el órgano es muy grande y la vagina muy estrecha, la incomodidad del momento no permitirá que haya excitación. Entonces, no existirá lubricación y la relación sexual provocaría molestia o dolor.
Que eyacule adentro o en un lugar que no quieras
Uno de los peores incidentes es cuando él eyacula adentro sin autorización previa. Pero eyacular afuera, en un lugar donde a nosotras no nos apetece, también es una molestia.
¿Por qué da miedo?
Porque es desagradable que alguien deje sus fluidos sobre o dentro de nuestro cuerpo si no lo deseamos.
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Que tenga tendencias psicópatas/agresivas
No importa si es sexo casual o si se trata de una pareja fija; si él comienza a tener comportamientos extraños como golpear de más cuando les hemos pedido que no lo haga o intentar someternos cuando no nos gusta, está mal, nos asusta y nos pone en peligro.
¿Por qué da miedo?
Por el simple hecho de que esas acciones nos lastiman y obviamente no provocan placer.
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Vomitar en el blowjob
Su pene está dentro de tu boca y te toca la garganta (o casi), esa sensación causa náuseas y –por ende– podríamos terminar vomitando sobre su miembro; lo cual no suele ser agradable para ninguno. Además, si el pene está sucio o tiene mal olor la sensación de tener el estómago revuelto se exacerba.
¿Por qué da miedo?
Vomitar sobre él podría matar toda la pasión, por ello es primordial tener buena higiene o, en tal caso, no hacer un blowjob si no lo deseamos.
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El tamaño del pene
Dicen que el tamaño no importa, siempre y cuando haya otras formas de hacer que lleguemos al orgasmo. Sin embargo, muchas mujeres temen que un pene sea largo o ancho y cause molestias al momento de introducirlo, o bien, que sea demasiado pequeño y no cause absolutamente nada.
¿Por qué da miedo?
Cuando una mujer se excita, la vagina se ensancha para dar paso a la penetración; sin embargo, tampoco puede abrirse a voluntad. Aunque existen formas sencillas de estimularía y lubricarla, si éste es demasiado grande o pequeño nada ayudará.
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Pensar en otra persona
Ya sea que estemos concentradas y de repente él diga otro nombre o que seamos nosotras las que pensemos en alguien más, ambas pueden ser situaciones incómodas; sobretodo si se trata de nuestra pareja estable.
¿Por qué da miedo?
Porque puede significar el final. Los seres humanos somos muy aprensivos y nos gusta que nos dediquen tiempo y presten atención, así que saber que no somos los más deseados o los únicos puede causar un gran conflicto emocional.
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Juegos o fetiches extraños
Está comprobado que todos tenemos un fetiche o una filia predilecta; no obstante, cuando éstas suelen ser un poco más extremas de lo que esperamos, sentimos terror y duda. Por ejemplo, los golpes o las palabras subidas de tono no son lo más excitante para todas; al igual que los disfraces, el bondage o lamer ciertas partes del cuerpo, podría incomodar a muchas.
¿Por qué da miedo?
Por el grado de dificultad, “rareza” o peligro que puedan representar estos juegos.
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El placer que ofrece el sexo es incomparable con otras sensaciones. Cuando se realiza de manera segura es mucho más grato y disfrutable, ya que no hay preocupaciones de por medio. Si bien existen inseguridades y miedos, no significa que estos serán eternos o que obstaculizarán el acto; basta con estar comunicados y hacerle saber a la pareja, qué nos incomoda y qué nos gusta.
FUENTE: CULTURA COLECTIVA