Algunas mujeres sufren un dolor intenso al amamantar, pues los pezones pueden llegar a agrietarse debido a una mala succión.
Ninguna de las líneas siguientes juzga o dictamina si el embarazo es una experiencia ideal, satisfactoria o insufrible para la mujer, la información a continuación sólo plantea todas las posibilidades alrededor de una de las etapas después del parto: la lactancia. Esta faceta se trata de la alimentación del bebé con leche del seno materno, proceso que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado como una forma esencial de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños.
La UNICEF confirmó que en México sólo 2 de cada 10 mamás amamantan a sus hijos, en otras palabras, el promedio de lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del bebé es de 14.4 %. Aunque alrededor de esta baja cifra muchos especialistas debaten lo necesario que es amamantar a un bebé para prevenir enfermedades graves, otras autoridades de la medicina aconsejan no dar pecho para evitar cambios físicos desfavorables y otras secuelas importantes.
Durante la lactancia
+Durante el periodo de lactancia ocurre un cambio en la pigmentación de la piel que oscurece la areola y el pezón debido a ciertas alteraciones hormonales.
+La sensibilidad en los pezones también aumenta hasta causar dolor o ardor —sobre todo en las primeras semanas— en algunas mujeres, por lo que ellas optan por dejar de amamantar por un tiempo a sus hijos.
+En algunos casos surgen grietas sobre el pezón, mismas que se producen debido a la mala posición del bebé al mamar. Otros indican que se trata de una fricción lacerante por el agarre insuficiente de la boca del recién nacido, a lo cual se le conoce como «succión disfuncional».
+Existe una alteración microbiana que desencadena una infección de los conductos mamarios en algunas madres, ésta provoca un dolor intenso a la hora de amamantar, obligándolas a interrumpir la lactancia.
Después de amamantar
+De acuerdo con el cirujano plástico Ernesto Andrade —uno de los más reconocidos en Colombia—, después de la lactancia esto es lo que sucede con los pechos de una mujer:
Entre el 5 y el 10 % de los casos los senos pueden quedar más grandes.
El 20 % queda del mismo tamaño, pero caídos.
El 70 % reduce su tamaño original.
+Técnicamente la lactancia materna no es lo que hace que los senos se caigan, más bien el crecimiento del tejido adiposo durante el embarazo es el que provoca la flacidez.
+El aumento de tamaño de los senos es la forma en la que estos se preparan para que los conductos de leche también estén listos, esto genera que la piel de los senos se estire y parte de esa piel es la que jamás vuelve a su estado y tamaño original.
+Por lo tanto, el tamaño y la flacidez con la que terminan los pechos después de amamantar a un bebé dependen mucho de los hábitos que la madre tenga antes y durante su embarazo, sobre todo de la cantidad de kilos que suba.
+En promedio, los senos aumentan de 400 a 600 gramos en la última etapa del embarazo y de 600 a 800 gramos durante la lactancia. Así que al aumentar de 3 a 4 veces su tamaño, es probable que aparezcan estrías —dependiendo de las características de la piel—.
+Como uno de los mayores miedos de todas las mujeres, en muchos casos el tamaño de los pechos se reduce más de lo esperado al terminar de amamantar. Esto se debe a que en la lactancia y el embarazo se pierde parte del colágeno que sujeta y forma a las mamas.
La apariencia de las bubis no sólo se modifica con el embarazo o la lactancia, el simple paso del tiempo y los reajustes hormonales que vienen con él cambian todo dentro y fuera del organismo femenino. El cuerpo de una mujer se prepara, de manera ideal e inteligente, para proteger y nutrir el desarrollo de otro ser humano y eso implica ciertas transformaciones —favorables o no— en su físico.
FUENTE: CULTURA COLECTIVA