Puede convertirse en una herramienta para darle un twist e ingredientes super excitantes a tus rounds
Seguro te preguntarás, ¿por qué habría de ver porno?, ¿y con mi galán? No, thanks. Lo sabemos, hay un montón de videos espantosos y escenas que a muchas nos parecen absolutamente desagradables. Pero en el imaginario erótico hay demasiadas posibilidades, y podemos jugar con él.
O bien, claro, en esta apertura por un toquecillo nuevo para tus encuentros puedes descubrir que sí hay un estilo de escenas eróticas que van contigo. No todo tiene que irse al extremo.
Por otro lado, hoy convivimos mucho más con la idea de la pornografía debido a la madre web, que lo lleva directito y sin escalas a nuestros gadgets, y no es sólo un tema masculino.
De hecho, en 2011, Jason Dean, fundador y consejero principal del UK’s Porn Counseling Service, comentó al diario The Guardian, que “a nivel mundial, por cada tres consumidores de porno, hay una mujer”. Así que tampoco somos tan ajenas.
Pero ¿podríamos compartirlo con él? Seguro, porque créeme, él creció viéndolo. Así que abrirte a ello podría darles un nuevo sentido de confianza y complicidad. Aunque, claro, existen dinámicas para hacerlo simple y muy divertido. Te las contamos.
NO LO VEAS, PERO DÉJALO INSPIRARSE
Quizá para muchas la primera complicación sea sugerirle a su galán ver o usar estos medios para ponerle picante a la situación. Ok, relax, que tenemos el juego ideal para ti.
La dinámica consiste en dejar que su imaginación explote a ojos bien cerrados. Literal. Una vez que hayan comenzado los besitos y todo se ponga candente, venda sus ojos y pon en tu móvil un video con el audio a todo, o conéctalo a una bocina.
Cubre también los tuyos y deja que el sonido, los gemidos y toda esa atmósfera audible los lleve a sentir y crear la escena perfecta.
Obvio, antes tendrás que hacer la búsqueda del mismo. Hay tantas opciones gratuitas online, que no siempre es sencillo encontrar algo que contenga el “sonido deseado”.
Vete a lo simple, evita sitios que anuncien claramente que su contenido es demasiado kinky o explícito para tu gusto. Casi todos contienen títulos sobre lo que trata o el tipo de práctica que expresa. Y, claro, jamás colabores a una industria que genera contenido que incluye violencia o abuso de cualquier tipo (a mujeres, menores o animales).
Ten bastante cuidado. Evita siempre abrir archivos descargables (es muy común que contengan virus), y quédate con las opciones gratuitas.
COMIENZA POR LO SOFT
Ok, tal vez el juego anterior abrió la puerta y ahora ambos realmente desean verlo, y dejar que el video corra mientras ustedes están “en lo suyo”.
Inicien, por ejemplo, con videos de masajes eróticos. Algunos son incluso supereducativos y hasta románticos (aunque no lo creas) y en ocasiones se relacionan con técnicas o disciplinas únicas, como el Tantra o el Tao.
Así que relájense, pónganse cómodos y disfruten el show. Por obviedad, el acto de observar caricias y estímulos (todo ese aceite de masajes deslizarse y de gemidos intensos, mmm), generará muchísima excitación en ambos y, claro, buenas ideas para ejecutar en ambos cuerpos. Perfecto preámbulo.
FEM PORN: POR Y PARA MUJERES
Hace unos 15 años nació esta industria, encabezada por directoras porno, con una visión casi romántica, pero altamente sexual. Su lenguaje logró liberarse de los estereotipos para excitar con dosis de realidad.
Así, directoras como la inglesa Ana Span (Ana Arrowsmith), Mejor Director de los UK Adult Film & TV Awards en 2008 y 2009, crearon filmes donde, a diferencia del porno tradicional, el mayor elemento son mujeres disfrutando sin convertirse en objetos, sino en protagonistas del éxtasis.
Donde, a diferencia del erotismo clásico, no llega el típico tipo a penetrarlas de la nada, de manera rápida y frenética; y claro, ellas tenían que gritar de placer y llegar al múltiple orgasmo así, sin más, cuando todas sabemos que eso es imposible en la realidad.
Por su lado, Erika Lust (Erika Hallqvist) otra pionera del Fem Porn, además de novelista, guionista, productora y fundadora de Lust Films, es doctora en ciencias políticas y especialista en derechos humanos y feminismo.
Su lucha por la desmitificación de la sexualidad femenina la llevó a crear una estética hiperrealista sutil, pero transgresora. El propósito de sus creaciones audiovisuales y literarias es hacer amor, no porno (“We make love, not porn”).
Checa este tipo de producciones y tu idea de los videos XXX puede cambiar bastante, en especial porque se basan en fantasías sexuales femeninas que son mucho más complejas que las de los hombres y requieren de un argumento.
Así funciona nuestra cabeza, y por ello podemos conectarnos más con el contenido. No por eso a tu galán no lo prenderá, ¿eh? Haz la prueba.
SACÚDETE LA CULPA
Socialmente hemos aprendido que el porno es para personas sucias, adictas al sexo o a la masturbación; hemos escuchado demasiada desaprobación.
Entonces, obvio, cuando nos descubrimos que nos excita verlo, nos pueden asaltar las culpas. Algo dentro de nosotras puede hacernos creer que tal vez somos unas depravadas de clóset.
Tranquila, que este tipo de contenidos está hecho para excitar, punto. La información visual (salvo que incluya escenas que nos indignen) hacen clic con nuestros cables y habrá una respuesta física, incluso si muestra prácticas que jamás haríamos.
Y bueno, ok, tampoco es para todas. Sí y sí hay personas (hombres y mujeres) a quienes cero los erotiza, pero no te cierres a la experiencia sólo por limitaciones culturales; prueba y descarta o integra. Simple.
[smartads]
Si lo que te preocupa es que tu pareja pueda hacerse una idea equivocada de ti o te sienta ‘demasiado abierta’ al sexo (lo cual no es malo, pero sí una interpretación social misógina), deja bien claro que la pornografía es una simple herramienta erótica y que no deja de ser cción.
Tu visión es abierta, y nada más. Además, todas sabemos que él también ha visto porno (y mucho más seguido de lo que crees) y no por ello es una mala persona ni un adicto al sexo. Relajémonos.
FUENTE: COSMOPOLITAN