Desde el sufrimiento del cáncer y el abandono de los escenarios hasta sus últimas palabras, así fueron los días finales de Bob Marley.
«El dinero no puede comprar la vida», fueron las últimas palabras de Bob Marley y eso es todo lo que sabemos. No podemos ver su rostro en ese instante, sentir el dolor que sentía en su cuerpo y mente, ni escuchar los pensamientos que lo llevaron a decir eso. Quizá quería darle una última lección a su hijo Ziggy, o posiblemente sólo deseaba hacer una declaración que sirviera como una digna conclusión a su vida; una búsqueda eterna de la unión de las personas a través de la música y de la religión. Poco después de pronunciarlas, el cáncer que lo atacó durante cuatro años, logró asesinarlo. Marley cerró los ojos de forma permanente el 11 de mayo de 1981, apenas cinco años después de que se consolidara como uno de los compositores más relevantes e importantes de ese tiempo. Su Dios no quiso que continuara y le dio uno de los finales más lamentables en la historia de la música.
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A unos cuantos meses de haber sido lanzado su más reconocido álbum Exodus, el cual contenía algunas de sus mejores composiciones como «Jamming», «Waiting in Vain» y «One Love», su himno hacia la unión de las personas, a Marley se le encontró un melanoma maligno dentro de una de la uña de sus pies, lo cual indicaba que estaba desarrollando un cáncer dentro de su cuerpo. Los médicos le sugirieron amputar el dedo para reducir el riesgo de que se expandiera con más fuerza, pero Marley se rehusó, afirmando que iba en contra de su religión (además de que le preocupaba que afectara sus habilidades como intérprete en vivo). Como medida preventiva, los especialistas retiraron la uña y la reemplazaron con piel de su muslo. Sin embargo, eso no fue suficiente para evitar que su salud empeorara.
Posterior a esa fecha, Marley continuó presentándose y trabajando en nueva música. Lanzó su álbumes Kaya y Survival, ambos reconocidos como sus mejores obras, y en donde implementó una voz distinta a la del pasado. El hombre seguía cantando sobre paz y unión, pero sus letras trataban más sobre los demonios que intentan pervertirnos en la Tierra, y se enfocaba en la importancia de la vida. A pesar de ser diagnosticado, no se dejó vencer y comenzó a planear una gira mundial que empatara con el lanzamiento de su último álbum, Uprising. De esa forma, y en buenas condiciones, tocó en gran parte de Europa y en dos locaciones de Estados Unidos. Todo parecía ir a la perfección.
Marley se encontraba en Nueva York, posterior a su concierto en el Madison Square Garden, y decidió salir a correr por Central Park, sin embargo, durante su trayecto, se desmayó y fue trasladado de inmediato al hospital. Una vez que los médicos lo analizaron, le informaron que su cáncer había hecho metástasis, esparciéndose hasta su cerebro. A pesar de eso, el músico decidió tocar su siguiente concierto en Pensilvania, el cual sería el último en su carrera. Fue un 23 de septiembre de 1980.
Los últimos meses de Marley los dedicó a tratar de curar su enfermedad. Una vez que el cáncer hizo metástasis en todo el cuerpo, y su salud se deterioró de manera súbita, el cantante de «No Woman No Cry» decidió viajar a una cínica en Bavaria, donde un hombre llamado Josef Issels aseguraba que podía curar enfermedades avanzadas y terminales (lo cual era absolutamente falso). Durante su estancia, la terapia consistió en eliminar algunos alimentos de su dieta. A los ochos meses sin resultados, el músico volvió a su hogar con su familia.
Era mayo de 1981 y Marley iba de vuelta a su hogar en Jamaica, sin embargo, cuando tomó el vuelo desde Alemania su condición había empeorado, y antes de que aterrizara había dejado de respirar apropiadamente. En cuanto aterrizó en Miami para su escala fue llevado al Cedars of Lebanon Hospital, donde finalmente falleció. De acuerdo con el reporte, el melanoma se expandió hasta sus pulmones y su cerebro. Su hijo Ziggy se encontraba junto a él. Su esposa Rita también estaba ahí, pues, aunque el hombre acababa de tener un hijo con otra mujer, se quedó como su corista y lo acompañó durante gran parte de su enfermedad.
Contrario a lo que se cree, el melanoma de Marley no nació por una herida que recibió mientras jugaba futbol. Entre la comunidad de fanáticos, surgió ese mito que aseguraba que, ya que el músico gustaba de jugar descalzo y en cualquier tipo de terreno, sin embargo, eso es falso. El cáncer del legendario cantante fue el que produjo el melanoma; no se sabe con certeza qué fue lo que hizo que la enfermedad se esparciera tan rápidamente, pero hasta sus últimos momentos el hombre se mantuvo positivo, viendo la vida como un regalo de Dios, sonriendo y deseando que sus palabras y que su música ayudaran a unir a una humanidad que lleva demasiado tiempo separada.
10 días después de su muerte, el primer ministro de Jamaica declaró lo siguiente:
«Su voz era un llano omnipresente en nuestro mundo electrónico. Sus rasgos afilados, su imagen majestuosa y su estilo único eran un aguafuerte en los paisajes de nuestras mentes. Bob Marley nunca era visto. Era una experiencia que dejaba una impresión indeleble en cada esfuerzo. Un hombre de ese tipo nunca podrá ser borrado de nuestra mente. Es parte de la conciencia colectiva de esta nación». Y así era.
Fuente: Cultura Colectiva