- Teoría de cuerdas: ¿la clave para unificar las fuerzas del universo? Una ecuación aún sin resolver
Redacción Macronews.- La física moderna ha logrado describir con precisión muchas de las fuerzas que rigen el universo, desde la gravedad que mantiene a los planetas en órbita hasta la fuerza fuerte que une los núcleos atómicos. Sin embargo, la búsqueda de una teoría unificada que explique todas estas interacciones fundamentales sigue siendo uno de los mayores desafíos científicos del siglo XXI. En este contexto, la teoría de cuerdas se perfila como una de las propuestas más ambiciosas y prometedoras, aunque aún no comprobada experimentalmente.
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La investigadora Julieta Fierro Gossman, del Instituto de Astronomía de la UNAM, lo resume con una metáfora reveladora: “Tenemos una ecuación que describe todas estas fuerzas, pero nadie la ha podido resolver”. Es como tener la receta de un platillo exquisito sin contar con todos los ingredientes. A pesar de los avances desde Newton hasta Einstein, la física aún no logra reconciliar la relatividad general con la mecánica cuántica, dos pilares que explican el macrocosmos y el microcosmos, respectivamente.
La teoría de cuerdas propone que las partículas subatómicas no son puntos sin dimensión, sino cuerdas unidimensionales que vibran. Cada modo de vibración corresponde a una partícula distinta: un electrón, un fotón, un quark. Esta idea permitiría unificar las cuatro fuerzas fundamentales —gravedad, electromagnetismo, fuerza fuerte y fuerza débil— en un solo marco teórico. Para que esto funcione, la teoría requiere la existencia de 10 o 11 dimensiones, muchas de las cuales estarían “enrolladas” o compactificadas, como lo propusieron los físicos Theodor Kaluza y Oskar Klein en el siglo XX.
Kaluza, por ejemplo, fue un pionero que intuyó que al añadir una dimensión extra a las ecuaciones de Einstein, se podía obtener una descripción más completa del universo. Su audacia no fue solo teórica: se lanzó al Mar del Norte tras leer un manual de natación, demostrando que su mente no temía los desafíos, ni físicos ni conceptuales.
La teoría de cuerdas también desafía nuestra intuición sobre la realidad. En la mecánica cuántica, no se puede saber con certeza si un electrón es una partícula o una onda, ni su posición exacta. Como dijo Fierro: “A Dios sí le gusta jugar con los dados”, en contraste con la física clásica, donde todo es predecible como una partida de billar.
A pesar de su elegancia matemática, la teoría de cuerdas enfrenta críticas por su falta de evidencia experimental y su complejidad extrema. Algunas versiones permiten hasta 10^500 soluciones posibles, lo que ha llevado a cuestionar su capacidad predictiva. Sin embargo, su potencial para convertirse en la tan buscada “teoría del todo” mantiene viva la esperanza entre físicos teóricos.
“Estamos muy lejos de lograr que esto funcione”, concluye Fierro, “pero así es la ciencia: avanza de a poquitos, pero avanza. Y aprendemos. ¡Qué padre!”