Redacción Macronews.- Las investigaciones lideradas por el científico estadounidense Michael W. Young, galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 2017 junto a Jeffrey C. Hall y Michael Rosbash, han transformado la comprensión de los ritmos circadianos y su impacto directo en el metabolismo humano. El estudio de estos mecanismos moleculares revela que el cuerpo posee un «reloj interno» de 24 horas encargado de regular procesos fisiológicos, hormonales y mentales en sincronía con la luz y la oscuridad. Según Young, este reloj no solo gestiona el sueño, sino que en órganos específicos como el hígado, determina la eficiencia con la que los alimentos se convierten en energía o se almacenan según la hora del día.
El descubrimiento fundamental de Young reside en la identificación de genes y proteínas, como el gen PER y la proteína TIM, responsables de codificar los códigos que permiten a las células ajustarse a la oscilación diaria del planeta. «Los ritmos circadianos son impulsados biológicamente y persisten incluso ante señales contradictorias del exterior», afirma el laureado científico. Esta precisión molecular implica que alterar los horarios de alimentación o sueño conlleva consecuencias inevitables para el sistema metabólico, pudiendo derivar en trastornos de ansiedad, falta de energía y alteraciones severas en el humor a mediano y largo plazo.
Uno de los hallazgos más relevantes para la salud pública es la función del reloj biológico en el sistema digestivo. Young explica que el hígado opera con mayor precisión bajo estos ciclos, permitiendo una mejor asimilación de nutrientes cuando se respeta la sincronía natural con el sol. El Nobel de Medicina subraya que, dado que este mecanismo reside en todas las células con relojes propios, la clave para una salud integral radica en no forzar cambios horarios que contradigan la naturaleza de nuestro organismo, garantizando que el cuerpo utilice los alimentos para generar energía vital en lugar de enfrentarse a un desajuste metabólico crónico.
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