Esta corriente de pensamiento económico tuvo su origen entre intelectuales europeos en los años treinta y fue retomado por norteamericanos después de la segunda guerra mundial. Estos estaban convencidos de que la economía planificada funcionaba a corto plazo pero posteriormente restringía el crecimiento y sobre todo terminaba limitando las libertades individuales. Por lo que pugnaban por liberar las fuerzas del mercado de nuevo, aunque con un control moderado de algunos aspectos como la moneda. Urgían a los gobiernos a deshacerse de empresas paraestatales, adelgazar la burocracia y eventualmente de su rol de beneficio social. Se difundió la idea de que si las elites económicas crecían, este desarrollo caería en cascada al resto de la sociedad, trayendo beneficio para todos.
Era la respuesta directa a los excesos del Estado de bienestar, sus académicos más representativos pertenecientes a la Universidad de Chicago probaron sus teorías en la dictadura de Augusto Pinochet en Chile en los años ochenta obteniendo buenos resultados en el corto plazo. También sus propuestas fueron implementadas en la misma época por los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan en Inglaterra y Estados Unidos respectivamente. En poco tiempo salieron de la crisis y tuvieron un crecimiento sorprendente. En términos políticos el neoliberalismo impulso la democratización y casi desaparecieron los totalitarismos, pero los costos serían muy altos.
En México se implementan las medidas neoliberales a partir del gobierno de Miguel de la Madrid en 1982 y se han mantenido hasta el día de hoy. Nuestro país estaba hundido en una grave crisis, poner en práctica estas recomendaciones le permitió acceder a créditos que lo impulsaron a salir de esa situación. Estos provinieron del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ambos con sede en Estados Unidos. Estas instituciones inmediatamente vieron con buenos ojos una corriente económica que presionaba por que hubiera una estricta reducción del gasto gubernamental y así poder cobrar a esos eternos deudores. También les permitía un crecimiento sin precedentes del capital financiero al liberar áreas estratégicas del control gubernamental. Ambos organismos condicionaron préstamos y apoyos para salir de situaciones complicadas si las autoridades de diferentes países cambiaban de prácticas políticas y seguían estrictamente las recomendaciones neoliberales.
Ante el escenario desesperanzador de los años ochenta y noventa, muchos países abandonaron el sistema de Estado benefactor y se hicieron neoliberales en diferente medida. Este cambio de rumbo dio resultados en poco tiempo a nivel mundial:
“El prestigio del neoliberalismo descansa sobre ciertos éxitos tangibles: durante los últimos veinticinco años, la aplicación de sus postulados ha propiciado la mayor oleada de desarrollo jamás vista en el mundo y ha favorecido también una mejora exponencial de ciertas tecnologías de la información fundamentales. Pero, al mismo tiempo, ha reavivado la desigualdad hasta condiciones parecidas a las imperantes cien años atrás y ha desencadenado una dinámica que pone en peligro la supervivencia misma del sistema.”
México es un buen ejemplo de las consecuencias de aplicar estas teorías económicas. En menos de 7 años años salió de una profunda crisis, se deshizo de un gran número de empresas creadas y sostenidas por el gobierno. Redujo la burocracia, disminuyo drásticamente el gasto en programas sociales, poco a poco le dio un mayor espacio a la iniciativa privada en el área educativa y de la salud, paulatinamente pero de manera constante está abandonando las prácticas subsidiarias, finalmente está dejando de controlar nuestra principal fuente de recursos: el petróleo. El resultado desde 1982 a la fecha es una sorprendente estabilidad económica, pero ha tenido un costo social impresionante, empobreciendo a miles. Ha estancado a uno de las principales fuerzas económicas, la clase media, el sistema educativo ha tenido un retraso histórico, el acceso a la salud ha disminuido drásticamente. Ha generado riquezas impresionantes en una minúscula élite vinculada al poder político pero ha destruido la agroindustria, el desarrollo tecnológico es mínimo, las cifras de las exportaciones continúan aumentando, pero por una política de maquiladoras y ensambladoras trasnacionales, en lugar de industrias propias.
Sin una planta productiva amplia y robusta, con ausencia de cultura del emprendedurismo, con una democracia débil y sin haber cambiado a su elite política excesivamente poderosa, corrupta e ineficaz, nuestro país se encuentra sumamente débil, sin rumbo, con un nivel de crecimiento mínimo, con un mayor número de pobres que a finales del siglo XX. Para México el neoliberalismo ha significado el aumento exponencial de la riqueza de unos pocos pero el estancamiento deterioro de las condiciones de la gran mayoría. No en vano oponerse a esta corriente es la práctica habitual de los partidos políticos de oposición.
En el ámbito internacional el sentir es el mismo como señalábamos al principio de este texto, ya que los resultados han sido muy semejantes en diferentes partes del mundo. El momento de quiebre fue la crisis económica que surgió en 2007 en Estados Unidos, aunque hubo antecedentes de demostraron la fragilidad del neoliberalismo (efecto Tequila, efecto Samba, entre oors). El gran problema fue el capital financiero fortalecido por esta corriente pero que sin tener nacionalidad, fácilmente pude generar situaciones de perdida de liquidez y empobrecimiento de diferentes pueblos. Actualmente se está viviendo un profundo desencanto sobre las bondades de esta teoría económica en todo el planeta, aunque ha dejado una huella profunda:
“La globalización neoliberal es hoy un factor explicativo importante de los procesos económicos, sociales, políticos y culturales de las sociedades nacionales. Con todo, a pesar de ser la más importante y hegemónica, esta globalización no es única. A la par que ella y en gran medida como reacción a ella está emergiendo otra globalización, constituida por las redes y alianzas transfronterizas entre movimientos, luchas y organizaciones locales o nacionales que se movilizan en los diferentes lugares del globo para luchar contra la exclusión social, la precarización del trabajo, el declive de las políticas públicas, la destrucción del medio ambiente y de la biodiversidad, el desempleo, las violaciones de los derechos humanos, las pandemias, los odios interétnicos producidos directa o indirectamente por la globalización neoliberal. Hay, por tanto, una globalización alternativa, contra-hegemónica, organizada desde la base hacia la cumbre de las sociedades.”