La CIA cree que Rusia intervino en la campaña electoral de Estados Unidos para favorecer al candidato vencedor, el republicano Donald Trump, según reveló The Washington Post.; la CIA, según esta información, atribuye a personas vinculadas al Gobierno ruso la difusión de correos electrónicos robados que acabaron dañando a la candidata demócrata; personas ligadas al Kremlin entregaron a la organización Wikileaks los correos del Comité Nacional Demócrata y del presidente de la campaña de Hillary Clinton, John Podesta, después la organización de Assange los publicó; la réplica en el entorno de Trump y de Wikileaks, es que las acusaciones a Rusia son teorías no confirmadas y reviven la paranoia del terror rojo -el miedo a la infiltración soviética en EE UU- de la Guerra Fría y el mccarthysmo; el debate sobre el papel de Barack Obama, al que algunos demócratas acusan de haber sido demasiado cauto, creció este miércoles con la publicación de una investigación del diario The New York Times sobre la toma de decisiones de la Casa Blanca
La CIA cree que Rusia intervino en la campaña electoral de Estados Unidos para favorecer al candidato vencedor, el republicano Donald Trump, según reveló The Washington Post. La CIA, según esta información, atribuye a personas vinculadas al Gobierno ruso la difusión de correos electrónicos robados que acabaron dañando a la candidata demócrata, Hillary Clinton. El equipo de Trump cuestionó en un comunicado las conclusiones de los servicios de espionaje. El presidente Barack Obama quiere esclarecer el caso antes de abandonar el cargo el 20 de enero.
“Son la misma gente que dijo que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva”, dice el comunicado de Trump. Se refiere a las conclusiones que sirvieron a otro presidente republicano, George W. Bush, para justificar la invasión de Irak en 2003, y que resultaron ser falsas. Cuando asuma el cargo, Trump deberá trabajar con los servicios de inteligencia a los que ahora acusa de difundir información falsa.
Según fuentes gubernamentales anónimas citadas por el Post, personas ligadas al Gobierno ruso entregaron a la organización Wikileaks los correos del Comité Nacional Demócrata y del presidente de la campaña de Clinton, John Podesta. Después Wikileaks los publicó. Hasta ahora el espionaje estadounidense había señalado a Rusia como responsable de robo y difusión de los correos, pero sin atribuirle explícitamente un objetivo en favor de un candidato con nombre y apellido.
“La valoración de la comunidad de inteligencia es que el objetivo de Rusia era favorecer a un candidato sobre otro, ayudar a que Trump saliese elegido. Este es el consenso”, dijo al citado diario un alto funcionario. Esta fuente tuvo acceso a la información que responsables del espionaje de EE UU han proporcionado a puerta cerrada al Senado.
Existen pocos precedentes de intervención extranjera en unas elecciones estadounidenses de tales dimensiones. Y menos en favor de un candidato específico, que además acabó ganando y será el próximo presidente. Más allá del posible papel de Rusia, del que no existen pruebas concluyentes, la afinidad entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, es pública. Ambos intercambiaron elogios en los meses previos a las elecciones, y Trump, que se rodeó de asesores prorrusos en la campaña, prometió una mejora de las relaciones con Moscú si era presidente. Y en plena campaña, Trump animó a Rusia a piratear los emails de Clinton.
Barak Obama ha encargado a los servicios de inteligencia un informe que debe estar listo antes de que Trump asuma el cargo
La réplica de algunos en el entorno de Trump y de Wikileaks, la organización que difundió los correos demócratas, es que las acusaciones a Rusia son teorías no confirmadas y reviven la paranoia del terror rojo -el miedo a la infiltración soviética en EE UU- de la Guerra Fría y el mccarthysmo. Obama ha encargado a los servicios de inteligencia un informe que debe estar listo antes de que Trump asuma el cargo. No está claro si los resultados se harán públicos. El FBI ya tiene una investigación abierta.
“Es posible que hayamos cruzado un nuevo umbral, y nos corresponde tenerlo en cuenta, revisarlo, y llevar a cabo alguna acción complementaria, para entender lo que ocurrió y sacar las lecciones aprendidas”, dijo en un desayuno de prensa Lisa Monaco, consejera de Obama en antiterrorismo y seguridad interior. La revisión de la Casa Blanca se suma a las peticiones de varios demócratas en el Senado y la Cámara de Representantes para que el Gobierno de EE UU les proporcione informaciones más detalladas sobre la injerencia rusa y eventualmente desclasifique la información.
En paralelo, destacados republicanos en el Senado críticos con Trump, como John McCain, preparan una investigación sobre el caso, según el Post. Si llegan a ponerla en marcha, podría provocar un enfrentamiento con el presidente Trump. El magnate neoyorquino niega que Rusia esté detrás de la difusión de los correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata o de Podesta. Los emails, publicados durante la campaña, no revelaron casos de corrupción ni hechos delictivos, pero fueron un goteo constante que contribuyó a erosionar a Clinton. Reforzaron su imagen, entre parte de la población, como política poco transparente e incluso corrupta. No está demostrado que la filtración de correos robados fuese decisiva, pero quienes las orquestaron posiblemente lograron su objetivo.
“No debería haber ninguna duda. No fue algo hecho así como así, no fue algo hecho por casualidad. No era un objetivo seleccionado de forma arbitraria”, dijo hace unos días el almirante Michael Rogers, jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas inglesas). “Fue un esfuerzo consciente por un estado nación de intentar lograr un efecto específico”.
En un comunicado publicado el 7 de octubre, el Departamento de Inteligencia Nacional y el Departamento de Seguridad Interna señalaron a Rusia como responsable del pirateo informático. “La comunidad de inteligencia de EE UU cree que el Gobierno ruso ha dirigido las recientes [acciones] comprometedoras de emails de personal e instituciones de EE UU, incluidas organizaciones políticas de EE UU”, dice el comunicado. “No lo creo. No creo que interfiriesen”, dice Trump en una entrevista publicada en la revista Time. El periodista le pregunta si cree que los jefes del espionaje de EE UU publicaron la citada declaración con motivaciones políticas. “Creo que sí”, replica el presidente electo.
“Habría sido inapropiado que el presidente estuviera presionando a la comunidad de inteligencia para que acelerara su análisis”
La Casa Blanca defendió esta semana la respuesta del presidente Barack Obama a las injerencias rusas durante la campaña electoral estadounidense. El caso monopoliza la discusión política después de que se filtrara que la CIA acusa formalmente a Rusia de querer beneficiar al candidato ganador, el republicano Donald Trump, con el robo de información del Partido Demócrata incómoda para la candidata Hillary Clinton.
El debate sobre el papel de Obama, al que algunos demócratas acusan de haber sido demasiado cauto, creció este miércoles con la publicación de una investigación del diario The New York Times sobre la toma de decisiones de la Casa Blanca. La investigación revela la frustración de algunos altos cargos por la lentitud de los servicios de inteligencia en culpar formalmente al Kremlin del pirateo. La acusación se hizo en octubre, un mes antes de los comicios, pero sin esclarecer que el objetivo era ayudar a Trump, un admirador del presidente ruso, Vladimir Putin.
“Habría sido inapropiado que el presidente estuviera presionando a la comunidad de inteligencia para que acelerara su análisis porque estaba preocupado por el impacto que podría tener [esa decisión] en su candidato preferido [Clinton] en la elección”, dijo el portavoz de Obama, Josh Earnest, en su rueda de prensa diaria. “El presidente creyó importante que los servicios de inteligencia formularan el análisis más definitivo que pudieran hacer público y eso es lo que hicieron”. Earnest subrayó que Obama quiso evitar la percepción de querer beneficiar a Clinton con la actuación de los servicios de inteligencia en un “ambiente” en el que Trump estaba sugiriendo que la elección iba a ser amañada en su contra. Pero el portavoz admitió que el impacto electoral del comunicado acusando a Rusia podría haber sido distinto si se hubiese difundido tres o cuatro meses antes.
Los hackers acabaron teniendo acceso al correo privado de John Podesta, el presidente de la campaña de Hillary Clinton
El artículo del Times revela cómo en septiembre de 2015, 14 meses antes de las elecciones presidenciales, el FBI fue consciente de que al menos una computadora del Comité Nacional Demócrata había sido infiltrada por piratas cercanos al Gobierno ruso. La investigación exhibe errores cometidos por los demócratas que propiciaron el acceso a más información y también cómo el FBI podría haber actuado con más diligencia para frenar las incursiones. Los hackers acabaron teniendo acceso al correo privado de John Podesta, el presidente de la campaña de Clinton.
En la antesala de la convención, el pasado julio, que designó a Clinton candidata demócrata, Wikileaks publicó decenas de correos del partido que revelaban cómo sus dirigentes se decantaron por Clinton frente a su rival en las primarias, el senador Bernie Sanders. La difusión de los correos provocó la dimisión de la presidenta del partido y abrió una crisis interna. En las semanas previas a las elecciones, Wikileaks difundió correos de Podesta, que pusieron en aprietos a Clinton al mostrar algunas contradicciones y que la campaña de Trump trató de explotar al máximo. Algunos de los documentos incluyeron los discursos que dio la ex secretaria de Estado a firmas de Wall Street, y evidenciaron la línea fina entre la fundación de la familia Clinton y las ganancias personales del matrimonio.
Contemplar desde fuera las elecciones de un país extranjero puede ser un ejercicio político interesante pero sencillo, ya que resulta más fácil defender posturas que quizá en España o en México no tendríamos tan claras. En los últimos días de campaña en que las encuestas indicaban que Donald Trump realmente tenía posibilidades de llegar a la Casa Blanca, muchos en Europa pusieron el grito en el cielo. Sin embargo, no sólo los estadounidenses le dabann su apoyo. Muchos españoles iban a votar por el republicano. Algunos de ellos se prestaron a explicar a los mass media cómo ven al otro lado del Atlántico una situación que no siempre es comprendida en su madre patria. En aquellos días escribimos esta columna de EL BESTIARIO…
“Este hombre se dejó un brazo y un ojo defendiendo a su país. Cómo es posible que haya una calle para Santiago Carrillo y no para Astray”
Antes conviene aclarar que para votar en EE UU es necesario poseer la ciudadanía. En el pasado, adquirirla suponía perder la nacionalidad española, lo que inclinaba a muchos compatriotas a quedarse sólo como residentes sin dar el último paso. Sin embargo desde hace unos años es posible ser ciudadano español y estadounidense a la vez. Y por supuesto, con derecho a sufragio en ambas naciones. María Luisa Villalba es un ejemplo. Con su perfecto acento castellano y tono jovial, esta señora accede a contar por qué ha votado -por adelantado- por Trump en Florida, estado donde reside desde hace 12 años. “Soy del Partido Republicano y ni en sueños votaría por alguien como Clinton. He votado al único candidato que ofrece una alternativa”, explica consciente de que en España puede resultar algo chocante. “Allí se han tragado toda la historia que han contado de él, aunque ahora creo que ya se están dando cuenta de cómo es Hillary, que lleva 40 años con escándalo a cuestas, y lo que te rondaré morena”.
Esta madrileña vino a EE UU tras casarse con un militar americano, aunque en su familia la rama castrense viene de largo. “Soy sobrina nieta de José Millán-Astray, fundador de la Legión”, dice orgullosa. “Soy familia por parte de su mujer. Estuvo casado con una tía abuela mía, que se llamaba Elvira Gutiérrez. Además, uno de los generales de mi familia fue director de la Academia Militar de Toledo cuando se graduaron Franco y Astray. Salieron de allí dos años antes, casi niños, porque la Guerra de África estaba en pleno apogeo”, rememora.
No desaprovecha la ocasión para tachar de “ridículo” que se quiera retirar la calle de su tío abuelo en Madrid. “La historia de España es la que es. Este hombre se dejó un brazo y un ojo defendiendo a su país. Cómo es posible que haya una calle para Santiago Carrillo -exsecreario general del Partido Comunista de España- y no para Astray. Es de locos. En EE UU esas cosas no pasan, aquí la historia es muy reciente, pero están orgullosos de ella, y cuando hay un héroe lo honran y no quieren olvidarlo”, lamenta desde su residencia en Jacksonville.
María Luisa cuelga en su casa la bandera estadounidense pero también la española, celebra el 4 de Julio y el 12 de Octubre, come roscón en Reyes y vuelve cada año a su país, “en ocasiones dos veces al año, si no no podría sobrevivir”. De hecho, esta profesora de Arte ya retirada no pidió la ciudadanía americana hasta que estuvo segura que no perdería su nacionalidad, “cuando el gobierno de Aznar cambió la ley”. De España echa de menos “todo, bueno, todo menos los políticos”.
“En las últimas elecciones no recibí las papeletas para participar, y en las anteriores me llegaron pero con poco tiempo para mandarlas de vuelta. Es una queja que le hago al consulado. Me hubiera gustado votar. Soy muy responsable, voto aquí y allí también”, asegura. “Lo que no entiendo del sistema español es cómo el partido más votado es el que termina siendo el que pierde, porque se unen todos en contra. En EE UU es más simple, hay dos partidos y uno independiente. Y cada uno elige”.
“La gente es más respetuosa que en España. Si hasta mi marido, cuando me oye hablar con gente en español, se cree que me estoy peleando”
Apoya a Trump pese a considerarse hispana, al igual que muchos cubanos “que antes se cortan la mano que votar por Hillary”. Incluso a pesar de declaraciones polémicas como el anuncio de construir un muro con México. “Lo necesitamos pero ya. Date cuenta lo que pasa en Melilla y Ceuta. No podemos dejar un país sin frontera y asediado en todas partes, y menos con el problema del yihadismo”.
Con respecto a los casos de supuestos abusos a mujeres, cree que “no hay ninguno que sea creíble”. “Llevan más de un año tratando de buscarle algo y lo único que pueden sacar es una conversación entre hombres de hace años, muy grosera, eso sí. A mí lo que me ofende son las violaciones de Bill Clinton y cómo Hillary destruyó la reputación de aquellas mujeres. Y ahora va de líder de las mujeres”, se indigna.
Esta sobrina y nieta de Millán-Astray defiende abiertamente a Trump sabiendo que en EEUU “la gente suele ser más respetuosa que en España”. “Con algunos amigos no hablo de política porque son liberales y yo republicana, y nos respetamos. Pero la gente en general escucha, y, si no está de acuerdo, sigue su camino. En España nos habríamos tirado de los pelos. Quizá somos más apasionados y en cuanto nos incitamos con una idea empezamos a gritar. Si hasta mi marido, cuando me oye hablar con gente en español, se cree que me estoy peleando”.
“Soy conservador y creo que puede traer un cambio radical a la situación actual, porque la política de corrupción es insostenible”
Guillermo Recio tiene 58 años, nació en Sevilla y estudió Físicas en Madrid, aunque desde hace 30 años reside en EE UU, país del que tiene la ciudadanía porque su madre era americana. De hecho, se considera ya “de aquí, porque de allí sigo al Real Madrid y poco más”. “Vine por primera vez en 1976 y me mudé definitivamente en 1989”. Vivía en California, aunque ahora se está trasladando a Florida, concretamente a Daytona. Este sevillano sólo participará en las elecciones americanas. “No me parece correcto votar en España cuando llevo casi 30 años sin vivir allí”. Su papeleta irá a Donald Trump: “Soy conservador y creo que puede traer un cambio radical a la situación actual, porque la política de corrupción es insostenible”.
“Estoy al tanto de que en España llega muchísima desinformación y se tiene un conocimiento muy equivocado de lo que son los EE UU. Veo a Clinton una persona muy corrupta y con una ambición de poder desmedida”, arguye. En cuanto al lado más controvertido del millonario, como el muro con México o sus declaraciones sobre los inmigrantes ilegales, recuerda que “la inmigración ilegal es un problema muy grave, y los que cometen crímenes deben de ser deportados”. “Las prisiones de California están llenas de delincuentes que son inmigrantes ilegales”, apunta.
“Rechazamos la dependencia del estado en beneficio de la iniciativa individual. Hillary es más el modelo europeo, lo que a mí no me gusta”
Por seguir con las controversias, la grabación en la que el magnate alardeaba de hacer con las mujeres lo que quisiera le parece “una tontería”, y sobre las denuncias de abusos sexuales contra el empresario, saca a colación que “Bill Clinton las tuvo también y Hillary lo defendió atacando a las mujeres que las hicieron”.
Guillermo, un apasionado del mundo del caballo, tiene las ideas muy claras y trata de arrojar un poco de luz sobre la relativa relevancia del proceso. “El sistema americano está diseñado para que no haya concentración de poder. El presidente no puede hacer lo que quiera”. Dicho esto, agrega: “No creo que Trump es ni la décima de lo que se le acusa y lo veo capaz de ganarse a los demócratas si es presidente, más que Hillary a los republicanos”.
Pese a todo, comprende la visión que se tiene desde Europa de este proceso. “La mentalidad en España es muy diferente. Hay demasiada dependencia del Estado, lo que aquí rechazamos en beneficio de la iniciativa individual, sobre todo los conservadores. Hillary es más el modelo europeo, lo que a mí no me gusta”.
“Trump me parece un charlatán. Quizá los españoles estamos acostumbrados a los charlatanes y por eso los identificamos pronto”
Viajamos ahora hasta Maryland, en la costa este. Allí vive Ramón Ramírez-Liñán, un sevillano de 47 años, ingeniero informático, que trabaja en la vecina Washington D.C. para la NASA, y que tiene una empresa de nuevas tecnologías y realidad virtual, Navteca, junto a su esposa Shayna, una enamorada de España. Lleva más de 14 años en EE UU y es ciudadano americano desde hace seis.
“Voy a votar a Hillary porque estoy más de acuerdo en sus planteamientos en los temas sociales como los programas de asistencia sanitaria, la educación temprana para los niños o el apoyo a las mujeres, que los republicanos pretenden recortar”, detalla este emprendedor, que matiza que en España se considera un votante de centro derecha. Su apoyo a los demócratas no se justifica sólo por Donald Trump. “Ese candidato hace que me den más ganas de ir a las urnas, pero tampoco creo que hubiera cogido la papeleta de ninguno de los aspirantes republicanos que compitieron con él en las primarias”.
Sobre el magnate, tiene una opinión bastante crítica. “Me parece ridículo que haya podido llegar hasta aquí y que la gente lo acepte por respaldar a un partido. Si yo fuera republicano por tradición o forma de pensar, me hubiese costado mucho votar a alguien como él. Me parece un charlatán. Quizá los españoles estamos acostumbrados a los charlatanes y por eso los identificamos pronto”.
“Muchos españoles en Washington apoyan a Clinton, se identifican como hispanos y los ataques a esta comunidad han sido enormes”
Entre la comunidad española que reside en Washington y Maryland, Ramón conoce a muchos españoles, científicos sobre todo, y ninguno va a votar al empresario. “De los que yo sé, todos apoyan a Clinton, porque se identifican como hispanos o conocen a muchos latinos y los ataques de Trump a esta comunidad han sido enormes”.
Este ingeniero, que ya ha formado su familia en EE UU, no entiende cómo un español puede votar al aspirante conservador. “No lo llego a comprender. Sinceramente me cuesta. Yo he vivido en España hasta los 28 años, yendo y viniendo, y he disfrutado de la tranquilidad de tener un sistema de sanidad pública, por ejemplo. No me cabe en la cabeza que alguien de Europa pueda votar a una persona tan radical y charlatana”.
Volvemos al bando republicano. Susi Henri es una madrileña que se trasladó a vivir a EEUU con su chico, militar de la ‘Army’, en 2006. Su apellido de soltera era Carmena, aunque como manda la tradición aquí, adoptó el de su esposo. “De momento soy residente, pero quiero sacarme la ciudadanía. Si no lo he hecho antes ha sido por dejadez”, reconoce. “Estoy al tanto de la política en España y voto cuando puedo, pero no siempre llega la documentación a tiempo”, cuenta. A su juicio, “la situación política en EE UU es muy preocupante”.
“Me parece menos grave hacer comentarios poco afortunados que estar investigada por el FBI por utilizar mal unos correos oficiales”
“Ninguno de los candidatos me parece estar a la altura, pero si pudiera votar, lo haría por Trump. Me parece menos grave hacer comentarios poco afortunados que estar investigada por el FBI. Además, como mujer de militar, la política de los demócratas no ayudan mucho, ni a los militares ni a sus familias”. Susi reconoce que “es muy difícil encontrar a españoles apoyando al republicano, por varios motivos, uno por el tema migratorio, ya que como inmigrantes se ven afectados en cierta manera, otra, porque casi todos los españoles, y digo casi, que he conocido, han tenido que dejar el país por temas laborales. Otros son reflejo de lo que sus mayores les han contado respecto a la derecha en España, la mayoría, por unas razones u otras, defienden ideologías de izquierda, y se sienten mucho más cerca de Hillary. Y por último, las mujeres están muy ofendidas por algunas declaraciones del candidato”.
El último caso es el de David Alfonso Migaj, de 43 años, madrileño de nacimiento pero criado entre Valladolid y Rota (Cádiz). La madre de este profesor universitario de español se casó un militar americano y con sólo diez años se vino a vivir EE UU, donde tras pasar por ciudades como Norfolk o Dallas, se instaló definitivamente en Chicago desde los 18 años. El próximo martes David se quedará en casa. “Ninguno me convence. Trump es una vergüenza, pero a la otra no la puedo ni ver. Quiero otra casilla”, reclama.
En su opinión, en España la imagen que llega de Clinton no es completa. “Hay muchos escándalos de años anteriores”. “Siempre he sido más de izquierdas, y apoyé a Obama las dos últimas veces. Quizá debería ir con Hillary, pero este año me quedo en casa, estoy harto de votar por el mal menor”. El tercer partido tampoco le parece una opción. “No va a ganar y esto no es como en España. Aquí no tienen que pactar”. David conoce a algunos republicanos, entre otros, su suegro. “Él va con Trump porque es el único que dice lo que otros blancos no se atreven porque los llamarían racistas. Procuramos no hablar mucho de política y ya está”, zanja.
“Tengo las dos nacionalidades, desde 2008, que me saqué la ciudadanía porque estaba cansado de renovarme la ‘green card’ y porque subieron las tasas muchísimo. Puedo votar en los dos países. En España, en diciembre no pude porque los papeles me llegaron muy tarde, y en junio no lo intenté, y eso que me interesa lo que pasa y me veo el Telediario cada día”. No obstante, no le convence ningún político, “excepto Inés Arrimadas, que está muy buena”, bromea.
La nueva investigación, que dañó a la candidata demócrata en la campaña electoral, le declara inocente, una noticia que llega tarde
La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, recibió este domingo una buena noticia, pero quizá llegue tarde. El FBI ha exonerado por segunda a vez a Clinton por su uso de un servidor privado de correo electrónico cuando era secretaria de Estado. A dos días de las elecciones presidenciales, el director de la agencia, James Comey, reveló en una carta a varios congresistas que la revisión de los nuevos ‘emails’ dejaba inalteradas las conclusiones sobre la inocencia de Clinton.
Comey pone fin así a la tormenta que ha marcado el final de la campaña electoral para las elecciones del martes. Al anunciar, el 28 de octubre, que sus agentes se disponían a examinar nuevos correos relacionados con la candidata demócrata, colocó en el centro de la campaña un caso que ha lastrado las aspiraciones de Clinton. Su rival, el republicano Donald Trump, utilizó aquel anuncio para reiterar su mensaje, no demostrado, sobre la supuesta criminalidad de Clinton y llegó a afirmar que el escándalo era peor que el Watergate.
Concluida la revisión de los nuevos correos, y tal como había pronosticado la propia Clinton, todo quedó en nada. “De acuerdo con nuestra revisión, no hemos cambiado nuestras las conclusiones que expresamos en julio respecto a la secretaria Clinton”, dice Comey en la carta publicada ayer. En julio, el propio Comey recomendó no presentar cargos contra Clinton por su uso irregular de correo durante su etapa al frente del Departamento de Estado, entre 2009 y 2013. Así dio el caso por cerrado. Clinton debería haber usado un servidor oficial del Gobierno que permitiese archivar sus comunicaciones. Además es posible que mediante su servidor privado, instalado en su residencia en Chappaqua, un pueblo cerca de Nueva York, transmitiese, posiblemente de forma inconsciente, información clasificada.
La reapertura del caso de los ‘emails’, en la recta final de la campaña, ocurrió en el marco de otra investigación. Los agentes encontraron los nuevos correos en varios aparatos electrónicos propiedad del excongresista Anthony Weiner, investigado por enviar mensajes obscenos a una menor. Weiner es el marido de Huma Abedin, la mano derecha de Clinton. Ambos están separados. El FBI ha acelerado la revisión de los nuevos emails para poder despejar, antes de las elecciones de 8 de noviembre, las dudas que arrojó el anuncio de Comey el 28 de octubre.
El anuncio, por medio de una carta ambigua y confusa, daba pie a interpretar que los agentes investigaban a Clinton porque habían encontrado información sospechosa. Colocó a una institución suprapartidista en el centro de la pelea política y a Comey bajo la sospecha de injerencia política, lo que valió las críticas del propio presidente Barack Obama. Está por ver qué efecto habrá tenido en el resultado electoral. El anuncio de la nueva revisión reforzó la imagen de Clinton como una política poco transparente, o directamente corrupta según sus adversarios. La carta de ayer no sólo exonera a Clinton sino que también exonera a Comey de las sospechas de intervención.
“A Trump no le dejarán ganar ¿Por qué lo digo? Porque tiene a todo el poder establecido en su contra”, declara Assange
Quien queda en entredicho es Julián Assange, el líder de WikiLeaks, quien ‘filtró’ o ‘chivateó’ a los servicios sceretos norteamericanos nuevos correos electrónico de Hillary Clintón, sumándose a la campaña en pro del candidato republicano Donald Trump. La actitud de Assange y sus declaraciones de los últimos días son más que perturbadoras…
El fundador de WikiLeaks aseguró que el poder establecido en Estados Unidos no permitirá al candidato republicano Donald Trump convertirse el próximo martes en presidente del país. “A Trump no le dejarán ganar ¿Por qué lo digo? Porque tiene a todo el poder establecido en su contra”, dijo Assange en una entrevista difundida este viernes por el canal de televisión ruso RT. Assange, que colabora desde hace años con RT, uno de los pilares de la máquina de propaganda del Kremlin que emite en inglés, español y árabe, destacó que Trump cuenta con el respaldo de un solo grupo de poder, los evangélicos, “si se les puede llamar así”. “Los bancos, los servicios de inteligencia, las compañías de armamento, el capital exterior, etcétera, están todos unidos tras Hillary Clinton”, señaló. Assange agregó que “los medios de comunicación también” apuestan abiertamente por la victoria de la candidata demócrata en las elecciones presidenciales. “Los propietarios de los medios y los mismos periodistas también”, precisó.
En un adelanto de la entrevista divulgado el viernes el fundador de WikiLeaks exculpaba al Kremlin del ataque cibernético que permitió la publicación de los correos electrónicos de Clinton. “Clinton ha declarado, falsamente, en numerosas ocasiones que 17 agencias estadounidenses consideran que Rusia es la fuente de nuestras publicaciones. Esto es falso”, dijo. Assange acusó a la antigua secretaria de Estado y sus asesores de “proyectar una histeria neomacartista de que Rusia es responsable de todo”. “Podemos decir que el Gobierno de Rusia no es la fuente”, dijo Assange desde la embajada de Ecuador en Londres, donde se encuentra refugiado desde hace cuatro años.
En los últimos meses WikiLeaks ha publicado más de 30.000 correos electrónicos de Clinton de un servidor privado que empleó cuando era secretaria de Estado y más recientemente la correspondencia confidencial de John Podesta, el jefe de campaña de la candidata demócrata. El portal también divulgó cerca de 20.000 correos electrónicos enviados y recibidos por miembros del Comité Nacional Demócrata (DNC), en los que queda en evidencia la actitud despectiva de la cúpula del partido hacia Bernie Sanders durante las primarias. Desde un principio, Clinton y sus asesores acusaron a Rusia de piratear sus correos y de estar detrás del ciberataque cometido contra el DNC con el objetivo de suministrar munición a WikiLeaks y beneficiar a Trump.
“¿Acaso Estados Unidos es una república bananera? ¿Cómo puede Rusia influir en la elección del pueblo estadounidense?”
En respuesta, Putin ha acusado a Clinton de intentar “desviar la atención” sobre el contenido de dichos mensajes y los “problemas reales” que aquejan a la sociedad norteamericana con cortinas de humo como las “histéricas” acusaciones de ciberataques rusos. “¿Acaso Estados Unidos es una república bananera? EE UU es una gran potencia ¿Cómo puede Rusia influir en la elección del pueblo estadounidense?”, afirmó.
WikiLeaks (del inglés leak, fuga, goteo, filtración [de información]) es una organización mediática internacional sin ánimo de lucro, que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes. El lanzamiento del sitio se realizó en diciembre de 2006, si bien su actividad comenzó en julio de 2007-2008. Desde entonces su base de datos ha crecido constantemente hasta acumular 1,2 millones de documentos. Su creador es Julian Assange y está gestionado por The Sunshine Press.
La organización se ofrece a recibir filtraciones que desvelen comportamientos no éticos ni ortodoxos por parte de los gobiernos, con énfasis especial en los países que considera tienen regímenes totalitarios, pero también en asuntos relacionados con religiones y empresas de todo el mundo. De momento, las actuaciones más destacadas de WikiLeaks se han centrado en la actividad exterior de los Estados Unidos, especialmente en relación con las guerras de Irak y de Afganistán.
WikiLeaks se describe a sí misma como una organización fundada a nivel internacional por disidentes chinos, así como por periodistas, matemáticos, científicos y tecnólogos de empresas start-up de los Estados Unidos, Taiwán, Europa, Australia, y Sudáfrica. Los creadores de WikiLeaks no han sido identificados formalmente. Uno de sus asesores, redactor jefe y actual director es el australiano Julian Assange. Desde septiembre de 2010, su portavoz es Kristinn Hrafnsson, tras la renuncia de Daniel Domscheit-Berg, quien planea fundar su propio portal de filtraciones. Últimamente, después de la detención de Assange el 7 de diciembre de 2010, Kristinn Hrafnsson toma las riendas de la organización.
A pesar de su nombre, WikiLeaks no es un sitio wiki habitual, ya que realmente los lectores que no tienen los permisos adecuados no pueden cambiar su contenido. WikiLeaks usa una versión modificada del software de MediaWiki4 y su servidor principal está alojado en el ISP sueco PRQ. Para proteger el anonimato de sus informantes, WikiLeaks utiliza OpenSSL, Freenet, Tor y PGP.
Las filtraciones de Wikileaks permitieron al republicano apuntalar su estrategia de dibujar a Clinton como una política opaca y corrupta
Intencionadamente o no, Julian Assange se ha convertido en el mejor aliado del republicano Donald Trump en la recta final de la campaña presidencial. Las filtraciones de WikiLeaks, la organización que el activista australiano fundó hace una década, sobre los correos electrónicos del entorno de Hillary Clinton han incomodado a la candidata demócrata. El equipo de Clinton y el Gobierno estadounidense culpan a Rusia del robo de correos publicados por WikiLeaks.
Assange, de 45 años, lleva más de cuatro exiliado en la Embajada de Ecuador en Londres mientras persiste el proceso judicial en su contra en Suecia en que se le acusa de abusos sexuales. El Gobierno de Quito limitó recientemente el acceso de Assange a Internet porque quiere evitar la impresión de injerencia en las elecciones estadounidenses. El australiano habla de una histeria McCarthyista sobre Rusia y niega cualquier afinidad con Trump. “Siento pena”, dijo hace poco sobre ambos candidatos. “Son dos personas atormentadas por sus propias ambiciones”.
Los republicanos ven ahora con simpatía las filtraciones de WikiLeaks sobre Clinton. Contrasta con las críticas por el robo de cables diplomáticos en 2010 cuando la candidata demócrata era secretaria de Estado y que Assange teme que podrían llevarle a ser extraditado a EE UU. Entonces, igual que ahora, WikiLeaks le crea problemas a Clinton.
Las filtraciones han permitido a Trump apuntalar su estrategia de dibujar a Clinton como una política supuestamente opaca y corrupta. En la antesala de la convención de julio que designó a Clinton candidata demócrata, Wikileaks publicó correos del Comité Nacional Demócrata que podían sugerir un trato de favor a Clinton en las primarias frente a su rival, el senador Bernie Sanders. En las últimas semanas, ha difundido mensajes del jefe de campaña de la candidata que revelan el contenido de los discursos que dio Clinton a grandes firmas de Wall Street o la línea tenue entre la Fundación Clinton y las ganancias personales del matrimonio.
Julián Assange, fundador de WikiLeaks, ‘chivato’ del FBI y asesor de Donald Trump y Vladímir Putin. La CIA cree que Rusia intervino en la campaña electoral de Estados Unidos para favorecer al candidato vencedor, el republicano Donald Trump, según reveló The Washington Post.; la CIA, según esta información, atribuye a personas vinculadas al Gobierno ruso la difusión de correos electrónicos robados que acabaron dañando a la candidata demócrata; personas ligadas al Kremlin entregaron a la organización Wikileaks los correos del Comité Nacional Demócrata y del presidente de la campaña de Hillary Clinton, John Podesta, después la organización de Assange los publicó; la réplica en el entorno de Trump y de Wikileaks, es que las acusaciones a Rusia son teorías no confirmadas y reviven la paranoia del terror rojo -el miedo a la infiltración soviética en EE UU- de la Guerra Fría y el mccarthysmo; el debate sobre el papel de Barack Obama, al que algunos demócratas acusan de haber sido demasiado cauto, creció este miércoles con la publicación de una investigación del diario The New York Times sobre la toma de decisiones de la Casa Blanca.