EL BESTIARIO
SANTIAGO J. SANTAMARÍA
La marca surcoreana quiso aguarle la fiesta al iPhone 7 pero supeditó la fiabilidad tecnológica a la ambición del mercado; abandona para siempre la venta y fabricación su smartphone estrella al no poder hacer frente a los problemas con la batería; el fabricante sufre pérdidas multimillonarias en Bolsa, si innovas demasiado deprisa puedes acabar explotando; los últimos incidentes protagonizados por este terminal a bordo de un avión en EE UU, con unidades supuestamente revisadas, ha provocado que la práctica totalidad de las aerolíneas prohíban su utilización a bordo y que se lleve incluso en el equipaje facturado que se carga en las bodegas; países como Australia, India y Emiratos Árabes Unidos fueron más lejos que American Airlines, Delta Airlines y United Airlines, los aviones que sobrevuelen su espacio aéreo no pueden usarlo
Los problemas del Samsung Galaxy Note 7 también han afectado a las aerolíneas. El uso generalizado del móvil a bordo de los aviones ha provocado una reacción rápida de las compañías, temerosas de que el incidente con el dispositivo, cuya batería puede arder, se traduzca en un problema de seguridad a bordo. Los últimos incidentes protagonizados por este terminal a bordo de un avión en EE UU, con unidades supuestamente revisadas, ha provocado que la práctica totalidad de las aerolíneas prohíban que se lleve encendido el dispositivo a bordo ni que se lleve en el equipaje facturado que se carga en las bodegas. Hace unos días, al montarme en un avión de Luthansa que cubre la ruta entre Cancún y Frankfurt, recibí esta orden por parte de la tripulación: “No puede encender un Samsung Galaxy Note 7 en la ruta Cancún-Frankfurt de Luthansa”. Anuncios similares inundaban las terminales de los aeropuertos alemanes.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), la máxima autoridad de la aviación civil europea, lanzó una advertencia general el 9 de septiembre pasado instando a pasajeros y miembros de la tripulación a “mantener estos dispositivos apagados y no cargarlos mientras se está a bordo de la aeronave”, así como “no colocarlos dentro del equipaje facturado”. Además, los pasajeros “deben informar a la tripulación de cabina cuando el dispositivo esté dañado, caliente, produzca humo, se pierda o se caiga por la estructura del asiento”. La agencia recomendaba a las aerolíneas que se aseguraran de que esta información es trasladada a los pasajeros y a la tripulación.
Las aerolíneas españolas siguen precisamente esta recomendación. Iberia, tanto en la cola de facturación mediante un cartel informativo, en las puertas de embarque y una vez dentro de la aeronave, anuncia a sus usuarios las siguientes medidas: no se recomienda introducir el Galaxy Note 7 en el equipaje facturado; no se recomienda utilizarlo, tenerlo encendido o ponerlo a cargar dentro del avión y, en el caso de que haya exceso de equipaje de mano en el avión y haya que llevarlo a la bodega, será obligatorio retirar lo… Iberia Express, Air Europa y Vueling han adoptado medidas similares.
Dos meses batallando desde que aparecieran las primeras informaciones sobre el sobrecalentamiento de las baterías hasta la combustión
En Estados Unidos, se han extremado aún más las precauciones, una vez que diera la voz de alerta la Administración Federal de Aviación de EE UU (FAA, por sus siglas en inglés) que, nada más conocerse los primeros problemas del terminal, a comienzos de septiembre, “advirtió categóricamente” para que no encendieran ni cargaran estos dispositivos a bordo de las aeronaves. Aunque se trataba solo de una advertencia las aerolíneas internacionales tomaron medidas para vigilar y restringir el uso de estos dispositivos a bordo de aeronaves. American Airlines, Delta Airlines y United Airlines prohiben a los pasajeros encender sus Galaxy Note 7. Países como Australia, India y Emiratos Árabes Unidos fueron más lejos y han prohibido el uso de este móvil en los aviones que sobrevuelen su espacio aéreo.
Samsung ha tirado la toalla. La marca surcoreana ha declarado la defunción oficial del Galaxy Note 7, tras dos meses batallando por salvar su smartphone estrella, desde que aparecieran las primeras informaciones sobre el sobrecalentamiento de las baterías hasta llegar a la combustión en algunos casos. Un fiasco de proporciones colosales que le ha costado ya al primer fabricante de móviles del mundo miles de millones de euros tanto por la interrupción del proyecto y la venta del dispositivo como por la caída en picado de la cotización.
El avance tecnológico no permite reinventar los móviles cada semestre como nos quieren hacer creer las marcas con su poderoso marketing
Pero además de un fracaso empresarial estrepitoso, el caso del Galaxy Note 7 constituye también una lección doctoral sobre los peligros de la carrera frenética y alocada que han emprendido las firmas tecnológicas y, en particular, los fabricantes de móviles, por conquistar el mercado, estrenando modelos cada seis meses con novedades pretendidamente revolucionarias. Y es que el avance tecnológico no permite reinventar los móviles cada semestre como nos quieren hacer creer las marcas con sus poderosas campañas de marketing en los glamorosos estrenos de sus modelos.
Como ocurre en todas las áreas tecnológicas, hay pocos saltos revolucionarios o disruptivos en la industria del móvil. Los primeros terminales ladrillo de Motorola, la incorporación del email en las Blackberrys o la pantalla táctil de los iPhone son algunos de esos hitos excepcionales. Todo lo demás son mejoras pero sin avances sustanciales. Los móviles se hacen cada vez más ligeros y más estilosos, aumentan los píxeles de sus cámaras, el contraste y resistencia de sus pantallas, la velocidad de su procesador o la duración de sus baterías. Pero esas optimizaciones no serían suficientes para convencer a los clientes de que cada año cambien su terminal de alta gama, que cuesta más de 600 euros, y adquieran otro por un valor superior. Y las marcas se ven obligadas a vender en cada lanzamiento un nuevo dispositivo “revolucionario” que justifique ese dispendio.
Con la soberbia de saberse líder, Samsung ha jugado a esa obsolescencia programada y le ha salido el tiro por la culata. Tras el éxito de su Galaxy S7, presentado en febrero en el Mobile World Congress de Barcelona, desbancó por primera vez a Apple y a su imbatible iPhone en el liderazgo mundial de la venta de celulares de alta gama. Animado por esa victoria parcial, y sabedor de que el iPhone 7 no iba a presentar ninguna novedad relevante, quiso aguarle la fiesta a su máximo competidor, lanzando a toda prisa y por sorpresa su smartphone más premium.
Tenía la mejor cámara, más memoria, un diseño a juego y una batería más duradera, pero se hizo tan deprisa que no hubo tiempo para testarlo
El Galaxy Note 7 se anunciaba en agosto, justo un mes antes del lanzamiento del iPhone 7, y tan solo seis meses después del estreno del Samsung Galaxy S7. Los surcoreanos prepararon con tan poco tiempo este golpe contra su rival estadounidense que recurrieron a una gama -la de los Note, distintiva por su lápiz óptico- que tenían prácticamente olvidada en su catálogo (no hubo Note 6 y el Note 5 no se llegó a lanzar en Europa). El Galaxy Note 7 tenía la mejor cámara, más memoria, un diseño a juego y una batería más duradera. Pero se hizo tan deprisa que no hubo tiempo para testarlo. Algo podía fallar y, en este caso, le tocó a la batería.
Las redes sociales y los medios hicieron el resto. Samsung volvió a equivocarse al pensar que podía luchar contra esa tormenta mediática en lugar de reconocer el error desde el principio y detener desde un primer momento la producción del Galaxy Note 7. Y puede pagar caro ese doble error, si no recupera pronto la confianza de los usuarios que le han aupado al ránking mundial de ventas de móviles. Un elemento, que todavía está siendo investigado por la compañía y las autoridades, hace que el ánodo y el cátodo entren en contacto, provocando un incremento drástico de la temperatura
Samsung Electronics acaba para siempre con su problemático Galaxy Note 7 tras parar la producción y venta a nivel global por razones de seguridad.
Una generación enganchada al móvil, una excesiva dependencia conduce a los niños al aislamiento, el sedentarismo y la obesidad
El sueño de Steve Jobs era que todos los habitantes del planeta tuvieran su propio ordenador (Apple, por supuesto). Y la ilusión de cualquier niño es tener, ante todo, un móvil. Los teléfonos inteligentes abren un colosal mundo de posibilidades: permiten chatear con los amigos, enviar y recibir fotos, subir y bajar vídeos a YouTube. Incluso pueden transmitir a distancia la palabra u otro tipo de sonidos, que viene a ser la función tradicional y básica de un teléfono. Hoy en día, el móvil es el ingenio tecnológico más deseado por los consumidores infantiles. Según el Instituto Nacional de Estadística, la mitad de los niños de 11 años tiene su propio smartphone y a los 15 años el porcentaje se dispara hasta el 94%. Los celulares son un instrumento útil en el camino hacia la socialización, pueden contribuir a estrechar los lazos de pertenencia a un grupo y también desempeñar un papel relevante en el proceso educativo.
Pero los teléfonos inteligentes tienen su cruz. Los móviles, como otros dispositivos, no son un juguete. Una excesiva dependencia conduce a los niños al aislamiento, el sedentarismo y la obesidad. Hay estudios que alertan de que uno de cada 10 menores es adicto a las nuevas tecnologías, lo que les hace más vulnerables. Y no estaría de más que los adultos adiestraran a los menores y los tutelaran en el manejo de estos artilugios de la misma manera que ejercen el control parental en las televisiones. Este mecanismo permite hacer una selección crítica de los programas a tenor de un sistema de señalización de las parrillas de los canales. Pero los hábitos están cambiando y ahora los niños apagan la televisión para engancharse a los vídeos de YouTube. El público infantil devora esas sencillas (y a menudo bastante chapuceras) grabaciones caseras que reportan a sus autores ingresos de varios miles de euros y de dólares al mes.
Un joven español de 12 años creó con un amigo una página web, contrató publicidad, le llegó una factura de Google AdWords de 100.000 euros
Soñar con ser uno de esos youtubers que se han forrado haciendo gansadas en Internet tiene sus riesgos. Si no, que les pregunten a los padres del chaval alicantino de 12 años que creó con un amigo una página web para subir vídeos de la banda de música en la que tocaba con la idea de comenzar a ganar riadas de dinero ipso facto. Una equivocación llevó al niño a contratar publicidad para promocionar su sitio de Internet a través de la plataforma Google AdWords. El dinero no entraba en su cuenta corriente sino que salía de ella. En pocas semanas la factura ascendió a 100.000 euros.
Google, finalmente, le ha perdonado la deuda, pero el caso pone de relieve la sideral distancia que separa lo real de lo virtual, incluso para un chico de 12 años, supuestamente un nativo digital. En el mundo físico, un adolescente no puede votar en unas elecciones ni comprar en taquilla una entrada de cine para ver una película X, ni ir a un banco a pedir un préstamo. Las reglas son estrictas. En el ecosistema digital es fácil saltarse las normas a la torera. Los controles son laxos o insuficientes. Basta con un clic para eludirlos.
El Samsung Galaxy Note 7 deja de existir. El fabricante surcoreano ha anunciado oficialmente este martes que abandona definitivamente la producción y venta de su terminal estrella de alta gama, y recuperará los que ya han sido vendidos, tras no poder hacer frente a la crisis desatada por los problemas de su batería, que han provocado que muchas unidades se incendien espontáneamente por sobrecalentamiento. El teléfono ha desatado una verdadera crisis en la compañía, que anoche perdió de golpe un 8% de su valor en Bolsa.
El fiasco le está suponiendo al primer fabricante mundial de móviles, un coste brutal en imagen, además, su valor, 15.000 millones de euros menos
Esta madrugada había anunciado que suspendía en todo el mundo las ventas del modelo original y las sustituciones de los teléfonos, al tiempo que pedía a los propietarios de ese modelo que apaguen sus aparatos y no los utilizasen mientras se aclaraba por qué algunos terminales de esta serie -incluso los reparados o sustituidos por recalentamiento- han entrado en combustión. Horas después, el fabricante coreano adoptaba una medida más drástica: enterrar definitivamente el proyecto. “Para garantizar la seguridad de nuestros consumidores hemos parado las ventas y los reemplazos del Samsung Galaxy Note7 y, consecuentemente, hemos decidido parar la producción permanentemente”, ha señalado Samsung en un comunicado oficial.
Para ello ha dado orden de que se retiren todos los modelos comercializados, incluyendo los que se comercializaron tras la revisión en una segunda tanda al detectarse los primeros problemas. Y ha solicitado a las compañías de telecomunicaciones y a sus socios, que le ayuden en la retirada de todas las unidades. En los próximos días, la marca coreana señalará que tipo de compensaciones ofrecerá a cambio a los usuarios del Galaxy Note 7.
El fiasco del Note 7 le está suponiendo al gigante surcoreano, primer fabricante mundial de móviles, un coste brutal en términos de imagen, pero no sólo: las acciones de la compañía se han desplomado más de un 8% en Seúl, lo que supone que el valor de la empresa se ha visto reducido en más de 15.000 millones de euros.
“Los clientes de Galaxy Note 7 original o de reemplazo deben apagar el aparato y detener su uso”, afirma una nota de la firma
A primeros de septiembre, Samsung ya pidió a los propietarios de 2,5 millones de teléfonos Galaxy Note 7 que acudieran a las tiendas a sustituir los aparatos tras los informes sobre explosiones de baterías, supuestamente por recalentamiento. Tras cambiar algunos aparatos o baterías, la empresa aseguró que los terminales ya eran seguros. Sin embargo, los informes de que teléfonos reparados también han ardido aparentemente sin causa han llevado a la compañía a tomar una decisión drástica: pedir a sus clientes que apaguen los teléfonos hasta nuevo aviso. “Los clientes de Galaxy Note 7 original o de reemplazo deben apagar el aparato y detener su uso”, afirma una nota de la firma. Horas después, daba el paso definitivo y anunciaba que dejaba de fabricarlo.
El conglomerado surcoreano comenzó a vender el teléfono el pasado 19 de agosto, pero a principios de septiembre anunció una retirada sin precedentes tras informarse de más de una treintena de casos de incendio en diversos países. A la llamada a revisión le siguió a mediados de septiembre la entrega de un aparato de reemplazo. Pero las noticias de teléfonos nuevos o reparados incendiados en Corea del Sur, Estados Unidos o Taiwán ha llevado a la compañía a, primero, pedir a operadoras y minoristas de todo el mundo el cese de las ventas y reemplazos y, después, a parar la producción.
El último incidente conocido es el de un hombre de hombre en Kentucky que aseguró que se había despertado en una habitación llena de humo en la que ardía su Galaxy Note 7 reemplazado, suceso que se conoció días después de que un vuelo fuese evacuado en Estados Unidos después de que un terminal comenzara a echar humo en la cabina. Pero el caso que ha dado la vuelta al mundo es el grabado en un vídeo colgado en YouTube en el que se ve a una empleada de un Burger King surcoreano que, con unos guantes ignífugos, retira con dificultades un Galaxy Note 7 que echa humo blanco. U otro del diario The Sun que muestra un terminal ardiendo en otro restaurante.
La semana pasada dos de los grandes operadoras de telefonía móvil en Estados Unidos (AT&T, Verizon y T-Mobile US) dejaron de vender las nuevas unidades del Galaxy Note 7 -teóricamente no afectadas por la avería- ante los cinco nuevos casos de incendio que se han reportado en ese país. Verizon es la única cuyo portavoz se ha pronunciado al respecto. Kelly Crummey invita a los consumidores a pensar en otras alternativas: “Justo ahora tenemos el nuevo iPhone. Y estamos a punto de lanzar el nuevo Pixel de Google, que lo tenemos en exclusiva. También hay modelos muy buenos de Motorola»” Todo un mazazo para el fabricante que marcaba el paso en el universo Android. En Europa, donde estaba previsto que las ventas del terminal se retomasen el 28 de octubre, Vodafone y Orange anunciaron este lunes la interrupción de las preventas de los dispositivos.
A pesar del peligro evidente que entrañan estos aparatos, no todos los consumidores los están devolviendo. Y no es sencillo recoger 2,5 millones de terminales. Samsung ha creado una página web con las instrucciones para los clientes de Estados Unidos, también ha dado de alta un número de teléfono (1-844-365-6197). Además, ofrecen una tarjeta de regalo de 25 dólares por la entrega.
En las últimas semanas el deterioro de la firma ha sido constante. Se ha convertido en norma escuchar al personal de vuelo advertir de la imposibilidad de encender el móvil mientras se esté dentro del avión si se tenía un Galaxy Note 7 consigo. Por primera vez se decía un modelo y marca concreto. El fiasco de esta serie de teléfonos de Samsung plantea dudas sobre el control de la calidad de la firma y pone su reputación en un brete. Las acciones de Samsung Electronics cayeron este martes un 8%, unos 15.200 millones de dólares, en la Bolsa de Seúl tras anunciarse la suspensión global de ventas y reemplazos de su teléfono Galaxy Note 7. A pesar de este contratiempo, Samsung mantiene su ciclo de innovación. Se espera que desvele su próximo terminal estrella el 26 de febrero en Barcelona, durante el Congreso Mundial de Móviles, MWC como se conoce mundialmente.
El ascenso de Samsung coincidió con un desplome de Apple que, siguiendo la tendencia bajista de la primera parte del año
Samsung más que duplicó su beneficio en España en 2015. La compañía tecnológica coreana registró un resultado neto de 34,1 millones de euros, lo que supone un incremento del 120% respecto al año anterior, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil. Samsung Electronics Iberia aumentó su facturación en 2015 un 12% hasta los 1.761,7 millones de euros, mientras que el resultado de explotación ascendió a 34,1 millones, un 136% más que el registrado el año anterior.
A diferencia de otras compañías tecnológicas, Samsung declara directamente su facturación en España, en lugar de utilizar filiales en países con fiscalidad favorable como Irlanda para facturar fuera y evadir el pago de impuestos. El fabricante de los móviles Galaxy pagó 10,9 millones de euros en 2015 en concepto de impuesto de sociedades, al tipo del 28%, aunque se dedujo 999.000 euros por sus actividades de I+D. Apple, por ejemplo, reconoció a través de su sociedad Apple Márketing Iberia, solo unas ventas en España de 27,6 millones de euros, por los que pagó 3,2 millones de euros en impuesto de beneficios. A través de su otra sociedad, Apple Retail Spain, que gestiona las tiendas facturó 300 millones de euros, aunque solo pagó 3,3 millones de impuestos de beneficios.
La plantilla media de Samsung en España se redujo en 23 personas en 2015 hasta los 370 empleados. La sociedad espera incrementar sus ingresos y beneficios en España en 2016, según señala en la memoria explicativa de las cuentas. Estas no reflejan el tirón de ventas que iba a suponer el lanzamiento del último modelo Galaxy S7 y S7 Edge Plus, con el que, por primera vez, ha batido en ventas a los iPhone de Apple en la gama alta de los smartphones .
Samsung no solo ha consolidado su liderazgo en el segundo trimestre de este año como el primer vendedor de smartphones del mundo sino que ha ensanchado la diferencia que le separa de Apple, su máximo rival. El fabricante surcoreano vendió 76,7 millones de móviles entre abril y junio de este año, 4,7 millones más que en el segundo trimestre de 2015, e incrementó su cuota de mercado en un año del 21,8% al 22,3 %, según las cifras de la consultora especializada Gartner.
El ascenso de Samsung coincidió con un desplome de Apple que, siguiendo la tendencia bajista de la primera parte del año, vio disminuir sus ventas un 7,7% en el segundo trimestre de 2016, hasta los 44,4 millones de unidades. En los últimos doce meses, la marca de la manzana ha perdido 1,7 puntos de cuota, pasando de vender el 14,6% de los móviles en todo el mundo a solo el 12,9% a finales de junio. De esta forma, Samsung agrandaba su diferencia de cuota mundial con su rival hasta los 9,4 puntos, gracias a la excelente acogida de la serie Galaxy, tanto en la gama Premium (S7 y S7 Edge) como la gama media de los Galaxy A y J, que han plantado cara a los fabricantes chinos y en los mercados emergentes.
Las ventas mundiales de teléfonos inteligentes ascendieron a 344 millones de unidades en el segundo trimestre de 2016
Por su parte, las ventas de Apple declinaron en América del Norte (su mayor mercado), así como en Europa Occidental. Sin embargo, la peor caída de las ventas se produjo en China y en los mercados más maduros de Asia/Pacífico, donde sus ventas disminuyeron un 26%. La excepción fue Europa del Este, donde las ventas del iPhone crecieron más de un 95% interanualmente.
Sin embargo, las mejores cifras se las apuntó Oppo, un fabricante chino que hasta ahora apenas tenía presencia fuera de su mercado natural. Gracias al lanzamiento de su R9, las ventas se dispararon un 129% en el segundo trimestre hasta los 18,5 millones de unidades, duplicando su cuota de mercado hasta el 5,4% y destronando a Xiaomi como cuarto fabricante mundial. “Características tales como una cámara de antivibración optimizada para selfies, y la tecnología de carga rápida, han ayudado a Oppo hacerse crear su propio nicho de mercado y disparar sus en un mercado como el de los teléfonos inteligentes altamente competitivo y uniformizado”, según Anshul Gupta, director de investigación de Gartner. Xiaomi, la gran esperanza china que no se cansaba de asegurar que podía competir contra Samsung y Apple, ha caído a la quinta posición estancando sus ventas en las 15,5 millones de unidades. La también china Huawei sigue creciendo, aunque a menor ritmo que en trimestres anteriores, y ya detenta el 8,9% del mercado mundial, consolidándose en la tercera posición del ranking.
Las ventas mundiales de teléfonos inteligentes ascendieron a 344 millones de unidades en el segundo trimestre de 2016, un aumento del 4,3% con respecto al mismo periodo de 2015. La demanda de teléfonos inteligentes premium se desaceleró en este periodo ya que los consumidores esperaban los nuevos lanzamientos, entre ellos el iPhone 7. Todos los mercados maduros, excepto Japón vieron desaceleración de la demanda para los teléfonos inteligentes que conducen a una disminución de las ventas de un 4,9%. Por el contrario, todas las regiones emergentes, excepto América Latina, han experimentado un crecimiento, de un 9,9%. Los cinco principales fabricantes de teléfonos inteligentes juntos continuaron ganando cuota de mercado en el segundo trimestre de 2016, pasando de un 51,5% a un 54%, gracias al citado impulso de Oppo, Samsung y Huawei. Por sistemas operativos, Android (Google)
Apple, Dell, Toshiba, Lenovo, Sony, General Motors y Boeing sufrieron incidentes parecidos con baterías explosivas
Elon Musk sabe que el éxito del nuevo Model 3 de su compañía, el fabricante de coches eléctricos Tesla, depende de todo lo que pueda avanzar en el diseño de las baterías de iones de litio que alimentarán el coche eléctrico. Se calcula que algo menos de la mitad del coste de producción de un Tesla se atribuye a este componente. Pero no es solo una cuestión de mejorar el margen de beneficio. El gran reto está en desarrollar paquetes de baterías más pequeñas y que almacenen más energía manteniendo su fiabilidad. Si innova demasiado rápido, corre el riesgo de meter la pata, como le ha ocurrido a Samsung con el teléfono Galaxy Note 7, que a veces explota.
La misma lógica se aplica a los ordenadores portátiles y todos teléfonos móviles. El consumidor busca dispositivos cada vez más pequeños, más ligeros y que puedan usar durante más tiempo en cada carga. También quieren pantallas más luminosas y mayor capacidad de procesamiento para soportar múltiples tareas. Para eso las celdas de las baterías tienen que comprimirse al tiempo que se eleva la capacidad para retener más energía, por un tiempo más prolongado.
Pero al reducirse el tamaño de los componentes, se eleva también el riesgo de que las baterías fallen, se partan o sufran cortocircuitos. La decisión extrema de Samsung de abandona la producción del Galaxy Note 7 es el ejemplo más evidente de lo que sucede cuando se lleva la densidad de las baterías al extremo y se rompe ese equilibrio. No es la primera vez que los fabricantes se ven obligados a dar un paso atrás y adoptar más precauciones en el desarrollo de las baterías.
Las baterías de iones de litio son omnipresentes en los ordenadores portátiles. Sus fabricantes llevan una década tratando de afinar la reacción química que tiene lugar en el interior de los portátiles cuando se ponen en marcha. Buscan, incluso, una alternativa más segura para contener los riesgos. El detonante tiene su origen en una batería fabricadas por Sony que forzó a Apple, Dell, Toshiba y Lenovo a retirar del mercado en el verano de 2006 varios millones de dispositivos, por el temor de que las computadoras acabaran explotando mientras las manos de los usuarios estaban sobre el teclado.
El incidente de las baterías que se incendian puede dañar la reputación de una empresa tan asentada como Samsung, en un momento clave en la competencia con Apple y Google. Algo similar le pasó a General Motors cuando trataba de introducir su coche eléctrico Chevy Volt. La mayor capacidad de carga de las baterías de iones de litio eleva el riesgo de incendios en casos de accidente, pese a la multitud de precauciones que se adoptan. Los primeros problemas emergieron en mayo de 2011, nada más salir al mercado. El fabricante de Detroit se vio obligado a suspender la producción unos meses después mientras rediseñaba el componente para garantizar la seguridad de los conductores. El incidente marcó a toda la industria.
El caso potencialmente más grave registrado hasta la fecha con las baterías de iones de litio lo protagonizó Boeing a comienzos de 2013, que obligó a las agencias de la aviación civil en todo el mundo a dejar en tierra el flamante B787 Dreamliner. Un cortocircuito en el sistema eléctrico del nuevo modelo provocó un incendio en la bodega de un avión operado por Japan Airlines, al que siguió un incidente que llevó al aterrizaje de emergencia de otro avión de All Nippon Airways. La batería es un componente clave en la configuración de la aeronave, porque le permite depender menos de los sistemas hidráulicos y neumáticos. Boeing tuvo que ofrecer un nuevo diseño del sistema, más seguro, para poder retomar el servicio tres meses después.
El Hoverboard prometía con convertirse en el regalo estrella de la pasada Navidad. Pero la baja calidad de las baterías que equipaban algunos modelos del monopatín eléctrico provocó que explotaran de manera repentina y prendieran fuego. Las grandes cadenas comerciales en Estados Unidos los retiraron de sus estanterías y almacenes, mientras que Amazon y otras tiendas electrónicas suspendían las ventas como medida de precaución. El temor a que ardieran de repente llevó a las aerolíneas a prohibir que se embarcaran en sus aviones por seguridad.
La capacidad cada vez mayor que tienen las baterías de iones de litio de acumular energía está provocando, de hecho, que las aerolíneas estén prestando especial atención a estos componentes e imponiendo cada vez más restricciones para el uso de los dispositivos electrónicos en los vuelos. Como resultado, la agencia de la aviación civil de las Naciones Unidas prohíbe desde el 1 de abril el transporte como carga de estas baterías en las bodegas de los aviones de pasajeros, por su inestabilidad. La FAA -agencia estadounidense- también emitió una advertencia alertando de los daños que incendio puede provocar en la cabina.
“No puede encender un Samsung Galaxy Note 7 en la ruta Cancún-Frankfurt de Luthansa”. La marca surcoreana quiso aguarle la fiesta al iPhone 7 pero supeditó la fiabilidad tecnológica a la ambición del mercado; abandona para siempre la venta y fabricación su smartphone estrella al no poder hacer frente a los problemas con la batería; el fabricante sufre pérdidas multimillonarias en Bolsa, si innovas demasiado deprisa puedes acabar explotando; los últimos incidentes protagonizados por este terminal a bordo de un avión en EE UU, con unidades supuestamente revisadas, ha provocado que la práctica totalidad de las aerolíneas prohíban su utilización a bordo y que se lleve incluso en el equipaje facturado que se carga en las bodegas; países como Australia, India y Emiratos Árabes Unidos fueron más lejos que American Airlines, Delta Airlines y United Airlines, los aviones que sobrevuelen su espacio aéreo no pueden usarlo.