JARANCHAC POLITICO
Por Ismael Gómez-Dantes
LO DICE EL EXPERTO GUI,LERMO VAZQUEZ HANDALL … NO VAN NI CARLOS JOAQUIN NI EL GORDO ABUPXAPQUI… A MI NO ME SINGING IN THE RAIN…
Y lo dijo fuerte y claro en su columna de Respuesta…
» El Gobernador contará con facultades adicionales, gracias a sus extraordinarios resultados electorales, a las que le son inherentes a su cargo de jefe político de su partido en la entidad, como las de proponer la terna de aspirantes a sucederlo y el derecho de veto. Será sólo el gobernador, con el irrestricto respaldo del presidente Peña Nieto, quien decida y autorice quienes pueden y quienes no, participar del proceso interno sucesorio por la candidatura.
En pocas palabras, el mandatario tendrá no sólo las herramientas de las que tradicionalmente gozan los gobernadores en su sucesión, materialmente tendrá la prerrogativa de ser él quien determine.
La intención, además de reconocer la labor político-electoral de Roberto Borge, es la de imponer el orden y evitar rebeldías innecesarias, construir un proyecto sucesorio incluyente y unificado.
De tal suerte, que las expresiones de algunos actores políticos que han manifestado su interés de ser incluidos en ese proceso, aun siendo eventualmente genuinas, no necesariamente cuentan con la aprobación requerida y mucho menos el respaldo necesario.
Si partimos de la base, que quien aspira tiene derecho a ello, también hay que considerar que para hacerlo, se deben cumplir obligatoriamente las reglas de participación, no violentarlas.
Así es como son las cosas en el Revolucionario Institucional, nadie puede llamarse engañado o tratado injustamente, mucho menos cuando en
el pasado han sido beneficiarios de ese mismo formato.
Estamos hablando específicamente de dos ejemplos de esta coyuntura, que hasta ahora a reserva de que se pudiera sumar alguno más, son el de Eduardo Espinosa Abuxapqui y Carlos Joaquín, los que han salido a la palestra para anunciar su aspiración.
En el primer caso, el de Eduardo Espinosa Abuxapqui actual alcalde de la capital del estado, se trata solamente de una estrategia de posicionamiento personal, para intentar negociar alguna posición relevante en el siguiente gobierno.
Eduardo Espinosa no podría ser un candidato viable a la gubernatura, simple y llanamente porque es un perfecto desconocido en el norte de la entidad, que es la región donde se concentra la mayor cantidad de votación en Quintana Roo.
Eso sin omitir, que los grupos políticos del sur del estado, lo rechazan como su abanderado, porque nunca ha sido capaz de significarse como un elemento convocante y unificador.
A Eduardo Espinosa siempre le ha caracterizado su propensión a buscar su beneficio personal por encima de la defensa de los intereses de grupo, eso materialmente lo ha dejado solo.
Por otro lado, Carlos Joaquín fundamenta, tanto su ambición como el manejo mediático de su precampaña, en un supuesto e inexistente apoyo presidencial, cuando en los Pinos su nombre y eso lo podemos afirmar categóricamente, jamás se ha considerado para el propósito.
Para la Presidencia de la República, no pasa inadvertido el hecho que por si solo es un «foco rojo», que el nacimiento, origen, formación y cultura de Carlos Joaquín corresponde a Yucatán y no a Quintana Roo.
Incluso que actualmente realiza una intensa campaña de promoción en el vecino estado, con sus amigos de infancia, los de toda la vida, principalmente empresarios con intereses en Quintana Roo, para contar con su apoyo económico en respaldo de sus actividades proselitistas.
Asunto que mientras en México se conoce muy bien, seguramente sus partidarios locales ignoran, porque mientras asumen que son ellos sus más cercanos y piensan que serían los receptores de las prebendas oficiales derivadas del poder, en Yucatán se prepara una auténtica invasión para el saqueo de Quintana Roo.
Para el subsecretario de Turismo federal, la candidatura es sólo el camino para alcanzar un poder, que le permita beneficiarse económicamente y obviamente a sus amigos yucatecos, los que le son verdaderamente cercanos, porque a los de Quintana Roo sólo los utiliza, e incluso desprecia.
Independientemente de estos lamentables antecedentes, Carlos Joaquín no ha sido capaz de demostrar talento político, sino una personalidad contrastante y obsesiva, razón por la cual es vez de convencer pretende imponer. De cualquier forma, el asunto que resulta relevante, más allá de los rasgos de su personalidad y por supuesto de sus intenciones, es que ni cuenta, ni contará con el más mínimo respaldo de los Pinos.
Esa es una mentira que probablemente surgió de la ilusión, misma que sus seguidores han querido convertir en dogma de fe, cuando la realidad es que ni la han podido probar y es totalmente a la inversa.
En el análisis, no se trata de negar la participación e inclusión de nadie, lo es simplemente de reconocer las posibilidades reales, es un tema de perspectivas.»
De los tres que me quedaban ya nomas me quedan dos , dos, dos…