Quintana Roo y sus destinos turísticos son un imán poderoso para intereses económicos, y no únicamente para aquellos lícitos. Hay que admitir que las mafias del crimen organizado pretenden llevarse una rebanada del pastel con sus actividades, que van desde la extorsión, el narcotráfico, el control de mercancías `pirata´, y eventualmente el secuestro.
Esa es una realidad que ha vivido cada uno de los destinos turísticos del estado desde hace años, inclusive ciudades con menos dinamismo económico como Chetumal. Diferentes delincuentes miembros de cárteles han pretendido `sentar sus reales´ en el estado.
Y en este sentido, hay que admitir que no es una responsabilidad menor la de combatir esas intenciones aviesas, porque esos criminales no descansan y suelen estar bien preparados con armas modernas, recursos económicos e, incluso, con tecnologías de última generación.
Su capacidad de infiltración y corrupción de los cuerpos policiacos también ha tenido un historial aquí, lo mismo que el terror que generan sus enfrentamientos. En años pasados Cancún y Playa del Carmen fueron escenario de cruentos episodios de venganzas que, sin embargo, están justamente en un pasado que nada tiene que ver con lo que se logrado en los más recientes años.
Otros destinos turísticos no pueden presumir de la seguridad que ofrece Quintana Roo para sus visitantes y residentes. Acapulco y Guerrero en general aún no terminan ni siquiera de levantarse de un largo periodo enviando un mensaje muy adverso de su imagen. Y por tanto no pueden todavía aspirar a empezar a crecer en otros sentidos, como en el económico y el desarrollo social, pues está probado que el `círculo virtuoso´ de la recuperación está sustentado en recuperar el control y la seguridad en primer lugar.
Aquí en Quintana Roo las cosas son distintas y es necesario ponerlo de relieve. Hay que señalar cuando las estrategias y el trabajo no está funcionando. Pero también se debe reconocer cuando, por el contrario, el rumbo es el correcto y por tanto necesario conservarlo y robustecerlo.
En los últimos meses la coordinación, que tampoco es un tema menor, entre cuerpos policiacos del estado, desde la perspectiva bien aplicada del `mando único´, ha venido permitiendo la obtención de resultados más que positivos en función del control de la seguridad.
La semana pasada la Procuraduría de Justicia del estado informó de la captura del que se determinó que era el nuevo `jefe de plaza del cártel del golfo´, David Alejandro Mota Guillen y/o Paulo Alejandro Eguía Guillén, alias «Mota y/o Pinki», de 29 años de edad, originario de Matamoros, Tamaulipas, quien recién venía ocupando el lugar de Juan Daniel Velázquez Caballero alias «talibancillo» de 42 años de edad, detenido de la misma manera el pasado seis de abril.
Así, Gaspar Armando García Torres, titular de la dependencia, dio a conocer que en menos de un mes, la policía judicial realizó importantes detenciones de tres jefes de dicho grupo delictivo, incluyendo al contador identificado como Rodolfo Arreola Sánchez, de 33 años, originario del Distrito Federal.
Se conoció que entre las tareas principales que realizaba Mora Guillen, como segundo de abordo, era recabar el dinero del cobro de extorsiones o derecho de piso de Cancún y Playa del Carmen, a los comercios, spas, bares, centros nocturnos y recibía órdenes de `El talibancillo´, y él a su vez las transmitía a los sicarios del grupo para asesinar o castigar a quien cometía errores. Asimismo está relacionado en cinco denuncias por homicidio.
Estas capturas arrojaron más información útil para mantener a raya a este grupo delictivo que, se entiende, no por estas detenciones habrá de cejar en sus intentos por operar en un estado tan atractivo y dinámico económicamente como lo es Quintana Roo.
Hay que recordar que durante la detención de Mota Guillén o Paulo Alejandro Eguía Guillén, también se detuvo a sus dos acompañantes identificados como: Rodolfo Iván Urías Luna alias «Zurdo» de 38 años, originario de Los Mochis, y a Víctor Javier García Nevarez, alias «El Flaco», del 28 años, de Guasave, ambos del estado de Sinaloa y vendedores de droga, a quienes se les aseguró droga entre marihuana, cocaína y crack y dos vehículos.
¿Y dónde está la PGR?
En este punto no sobra decir que, ya desde hace un largo rato, la Procuraduría General de la República (PGR), que es la verdadera encargada de atender los asuntos relacionados con delitos federales de alto impacto, como ocurre en estos casos, se ha mantenido bastante ausente.
La acusación que se le hizo, a través de una de las llamadas `narco-mantas´, a la delegada de esa dependencia, Aurora Mora Morales, es bien grave de suyo, pues fue señalada de recibir dinero de algún grupo criminal al que, presuntamente, no habría cumplido con un acuerdo de protección.
Hay que poner esa acusación en su justa dimensión. Es anónima y cobarde y sólo las autoridades competentes, en este caso asuntos internos de la PGR, podrían discernir si son ciertas o no. Sin embargo, lo que sí está a la vista es que esa dependencia se ha desdibujado y alejado de sus funciones, mientras que se está recargando en el trabajo que realiza la dependencia estatal, que tiene jurisdicción en el narcomenudeo, pero no en el la totalidad del problema.
Hendricks, atento al fútbol
Desde su calidad de secretario técnico del Consejo Político Nacional del CEN del PRI, el ex gobernador Joaquín Hendricks Díaz hace su parte en este periodo de campañas políticas, sosteniendo reuniones con futbolistas en activo que tienen simpatías por su partido, pues finalmente son los `líderes de opinión´ de moda. Para ello tiene la colaboración de Benjamín Mateís, un reconocido empresario quintanarroense muy bien conectado en el mundo del soccer. @Antoniocallejo