Han aumentado el número de padres de familia que acuden a la consulta psicológica por problemas de ludopatía (adicción al juego) en sus hijos, misma que hace que la comunicación entre ellos sea nula, señaló la especialista Evelyn Parra Sánchez.
«Esta conducta se puede dar desde muy pequeños, cuando por ejemplo acuden a un restaurante y para que no llore el niño, le dan el celular o la tableta con juegos. En México se puede repetir lo que pasó en Japón hace una década: que los niños no salían de su cuarto; ahí comían, jugaban, hacían la tarea y no hablaban con nadie”, declaró.
Entrevistada vía teléfonica, la especialista afirmó que no existen cifras oficiales, pero según intercambios con colegas, ha incrementado el número de preocupados papás quienes no saben cómo reaccionar ante el comportamiento de sus hijos, indiferentes hacia situaciones familiares y sólo pendientes de distintos juegos electrónicos.
«Al principio los videojuegos se regalan a los chavos para sus ratos de ocio, pero fácilmente se vuelven adictos, por lo que el acceso a dispositivos pasa a ser el principal objeto de manipulación por ambas partes. Escuchar que mejoran las calificaciones o se portan mejor y aumentarán las horas frente a la pantalla o en algún aparato electrónico es común», explicó.
De hecho, añadió, también sucede que infantes y adolescentes llegan a robar dinero de su famili para irse a las maquinitas de la tienda, donde además hay antojitos y refrescos, con lo que se puede decir que estamos en presencia de un casino infantil.
Pese a que la Procuraduría General de la República (PGR) ha establecido premios económicos para todo aquél ciudadano que denuncie tiendas de abarrotes que tengan maquinitas de juegos, el panorama sigue igual con pequeños enfrascados durante largo tiempo en esta adicción.
El enfrascamiento del menor en juegos hace que sus relaciones interpersonales sean nulas y se tornen sumamente egoístas por lo mismo.
Parra Sánchez recomendó a las familias que tengan esta dificultad que “vuelvan al pasado”; es decir, que inviten a sus hijos a jugar fútbol o béisbol en parques deportivos, así como que promuevan actividades lejos de casa.