Tienen canas, arrugas y están más cerca de la menopausia que de la plenitud fértil, pero acaban de ser madres por primera vez
No es algo descabellado. Las mujeres hace tiempo que le ganaron la batalla al dichoso reloj biológico y ahora son ellas las que deciden cuándo convertirse en madres. La ciencia, hay que decirlo, ha sido una gran aliada en esta guerra y ha dotado a las mujeres no sólo de mayor libertad de decisión, sino también de más tiempo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, las mujeres españolas tienen su primer hijo ahora mucho más tarde que hace unos años. Si en 1975 la edad media para tener el primer retoño era de 25.2 años, en 2015 ascendía a los 31.2. Como en cualquier otro cálculo medio, para lograr esa cifra tiene que haber mujeres que hayan parido antes de los 31. Y también otras que lo hayan hecho después. Y mucho después.
Núria Lara tiene 49 años y es una de esas madres. Se quedó embarazada a los 48 cuando ya no contaba con ello: «Mi pareja y yo decidimos inicialmente que no queríamos tener hijos porque nos habíamos conocido muy tarde. Yo tenía 42 cuando empezamos a salir y no era cuestión de conocerlo y tener un bebé a los 6 meses, así que me había conformado. Pero, pensando que ya no me podría pasar, nos relajamos y me quedé embarazada». Ahora corretea como puede por el parque persiguiendo a su hijo Joan, de un año y medio.
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El caso de Núria es algo excepcional porque, no nos engañemos, a esas edades la mayoría de mujeres necesitan ayuda para concebir. La doctora María Goya, obstetra del Hospital Quirónsalud de Barcelona y especialista en riesgo obstétrico nos cuenta: «Es muy difícil encontrarse con embarazos espontáneos en estas edades. Solo el 1 por ciento de las mamás de más de 45 años tiene un embarazo espontáneo con sus propios óvulos. El 99 por ciento restante necesita ayuda para concebir y, en muchos casos —el 60 por ciento de estas mujeres—, esa ayuda implica también acudir a una donante de óvulos».
Y, desde luego, no son embarazos normales. Sólo por la edad, el tipo de gestación de estas mujeres está considerado de alto riesgo. «El primer riesgo que tienen es el de aborto espontáneo, que es aquel que se produce antes de la semana 12. Y es un riesgo que se multiplica pasados los 45 años. De hecho, sólo la mitad de estas gestantes logrará superar el primer trimestre. La otra mitad abortará de manera espontánea», nos cuenta la doctora Goya. ¿Y si lo logran? «Si lo consiguen les esperan por delante dos trimestres más de posibles complicaciones. Son pacientes que se tienen que controlar muy de cerca porque pueden padecer diabetes gestacional e hipertensión. Y en ambos casos el bebé se puede ver afectado».
Pero son complicaciones que puede tener cualquier embarazada… «Sí, pero si tienes más de 45 años tienes muchas más complicaciones. Además, no he terminado de contarte todos los riesgos», me comenta la doctora. ¿Más riesgos? «Sí, son pacientes con muchas posibilidades de que se les adelante el parto porque los tejidos están más envejecidos y no son tan resistentes, lo que provoca que el cuello del útero ceda desencadenando el parto antes de lo previsto». Esto de que se te adelante el parto es algo que también le puede suceder a cualquier embarazada… «En España, la población general tiene un riesgo de parto prematuro del 7 al 10 por ciento pero, a partir de los 45 años ese riesgo es del 30 por ciento». Con esta mezcla de porcentajes y complicaciones me da miedo preguntarle por el parto. ¡Porque estas mujeres tienen que parir! «Sí, bueno… En el 50 por ciento de los casos hay que practicarles una cesárea».
Solo el 1 por ciento de las mamás de más de 45 años tiene un embarazo espontáneo con sus propios óvulos. El 99 por ciento restante necesita ayuda para concebir
Laura González conoce toda esta lista de complicaciones. El precio de ser madre tarde fue muy caro «tanto económica como psicológicamente», afirma. Con su bebé Elsa de cuatro meses en brazos, me explica que se sometió a varias fecundaciones in vitro hasta que logró quedarse embarazada: «Me gasté 16,000 euros y lo pasé muy mal. No pensaba que algo así podía hundirte de esta manera. Tienes una medicación desde un mes antes de quedarte embarazada: te tienes que poner un óvulo cada 8 horas, parches de hormonas, inyectarte eparina cada día… Aunque tú te quieras olvidar y disfrutar de tu embarazo no puedes».
María Goya, obstetra del Hospital Quirónsalud de Barcelona
Ha sufrido tanto que, quizás por eso, ahora se ha convertido en una madre muy protectora: «Duermo con ella desde que nació porque me obsesionaba el tema de la muerte súbita. Ahora la voy a pasar a su cuarto porque me he comprado un artilugio que se instala en el colchón de la cuna y te avisa si el bebé deja de respirar más de 20 segundos». Me lo cuenta y me hago cargo de lo mucho que le debe haber costado ser madre. Le pregunto por qué esperó tanto para dar el paso. «Yo necesitaba tener un ABC cerrado antes de ser madre: tener mi piso, una estabilidad económica, haberme desarrollado profesionalmente, tener una pareja estable… Y todo eso surgió tarde».
Sílvia Barceló también esperó y esperó hasta que dijo «ahora o nunca». En su caso, ella aguardaba la llegada del hombre de su vida pero «la pareja no llegó y yo ya estaba en un límite en el que o lo hacía sola o no lo hacía. Mi madre falleció y eso me empujó a tomar la decisión». Con 47 años se sometió a una fecundación in vitro con el esperma de un donante y ahora es madre de María, una preciosa niña de un año. ¿Y estás contenta de haber dado ese paso? «Mucho, aunque el primer mes fue una locura. Al ser una cesárea tardé en recuperarme y me agobié porque estaba sola y no sabía por qué lloraba la niña o qué quería. Solo pensaba en que se durmiera para poder descansar. La energía con 48 años no es la misma y lo de las noches en vela lo llevas regular».
Mi mente perversa asiente por dentro. ¡Claro que la energía no debe ser la misma! Si estas mujeres están más cerca de la menopausia que de la plenitud fértil… Aún así, y con todos mis prejuicios, pestañeo y las veo batallando con pequeños gremlins suicidas dispuestos a bañarse en una fuente para alcanzar a una bonita paloma cargada de hepatitis mientras pelan un plátano con la otra mano porque es la hora de la merienda.
Sin embargo, hay algo que es indiscutible. «Cuando tu hijo tenga 20 años tú tendrás casi 70», le digo a Sílvia. «Lo sé, lo pienso, pero es lo que hay. Si no lo hubiera hecho ella no estaría aquí y, de momento, es una niña muy feliz», me responde. Laura también se defiende: «Ya nos preocuparemos mi marido y yo de darle todos los valores y apoyos para que cree una red de confianza a su alrededor y no se sienta sola». Me contestan y sus respuestas son buenas, pero intuyo que es un tema sensible para ellas… «Claro que le doy vueltas… Pienso, por ejemplo, en que me jubilaré y Joan todavía no será económicamente autónomo. Y también soy consciente de que soy madre pero no seré abuela», me dice Núria.
Me jubilaré y Joan todavía no será económicamente autónomo. Y también soy consciente de que soy madre pero no seré abuela»
Pero entonces, ¿qué ventaja puede tener una maternidad más madura? «Es una maternidad mucho más consciente y decidida. Seguro que no tengo más aguante físico que una chica de 20 años pero sí psicológico», me responde Laura. Sílvia añade en la misma línea «no entras tanto en crisis y relativizas más las cosas. La sabiduría y la madurez son un grado». Y entonces llega Núria y asesta el golpe final: «la gran ventaja es que cuando te conviertes en madre con esta edad hay muchas otras cosas que ya las has hecho: yo he viajado, he prosperado profesionalmente, he bailado, he salido… Con un niño es complicado hacer todas esas cosas pero, a mis 49 años, lo acepto mejor porque ya las he hecho.»
[smartads]
Está claro que todo tiene su parte positiva y negativa pero lo tiene a los 45, 48, 49 y a los 28 también. Ni siquiera la propia comunidad científica puede determinar cuándo es el mejor momento para ser madre. Biológicamente sí: entre los 25 y los 35 años. Pero, ¿éticamente? «Nosotros nunca contraindicamos un embarazo y tampoco hay una normativa legal al respecto», me cuenta la doctora María Goya, obstetra del Hospital Quirónsalud de Barcelona. Y añade que tan sólo existe una recomendación oficial de la Sociedad Española de Fertilidad: «no hacerlo más allá de los 50, porque se entiende que es la media de la menopausia española. Pero es sólo una recomendación… Yo misma tengo una paciente de 52 años que acaba de ser madre de gemelos».
FUENTE: EXCELSIOR